Una interesante propuesta de una asociación valenciana para conocer mejor la internacional fiesta.

En Andalucía además de las fallas Nigüelas, Carboneras o Baza han aparecido otro tipo de fallas durante los últimos años. Primero en el año 2014 en la ciudad de Granada, y dos años después durante el mes de abril en Córdoba. Se trata por supuesto de las fallas de Valencia pero en Andalucía, gracias a la interesantísima propuesta de la asociación Fallers pel món (Falleros por el mundo).

Esta asociación lleva desde el año 2013 “dando a conocer las costumbres, lengua, tradiciones, fiesta y las fallas fuera de la Comunidad Valenciana”. Comenzaron en Ávila y dado el gran éxito de la fiesta decidieron repetir en Granada, Toledo y Córdoba. Este año se llevaran con ellos los petardos, los “ninots”, la horchata y la paella a Zaragoza.

La idoneidad de esta propuesta viene dada por la dificultad que puede suponer visitar la famosa fiesta de las fallas, ya que se estima que esta edición ha recibido más de 1 millón de visitantes. Esto se traduce en una ocupación hotelera del casi el 100% como informan aquí, por lo que pernoctar en la capital del Turia puede resultar casi imposible.

Afortunadamente, hoy en día hay alternativas que pueden facilitar el alojamiento a los turistas que deseen visitar la capital valenciana durante la festividad de San José. Páginas web como Holidu ofrecen soluciones habitacionales a aquellos que lleguen demasiado tarde para reservar un hotel, o que simplemente deseen algo más personal.

Aun así, conseguir alojamiento puede resultar una empresa difícil, por lo que la iniciativa de Fallers pel món puede ser una alternativa ideal para acercarnos al mundo de las fallas. El pasado año no se escatimó para mostrar a los cordobeses cómo es la fiesta grande de los valencianos con fuegos artificiales, charangas, una falla, horchata y por supuesto una paella gigante.

Las fallas, cada vez más internacionales

Y es que las fallas están más de moda que nunca, ya que acaban de estrenar nada más y nada menos que el reconocimiento como Patrimonio de la Humanidad de la Unesco. No en vano la historia de esta festividad es muy antigua, aunque no se sabe a ciencia cierta cuando comenzó.

El primer indicio que tenemos de las fallas es de 1784. Según la versión popular, a la sazón, los carpinteros quemaban sus candiles de madera, también llamados parots, que los iluminaban en invierno, y que ante la llegada de la primavera se volvían innecesarios. Junto con los parots se quemaban virutas y trastos viejos, que con el paso de los años fueron adquiriendo formas, especialmente satíricas, hasta llegar a las fallas como las conocemos hoy en día.

Actualmente, el artista fallero es un profesional que se dedica exclusivamente a construir fallas y que tiene que estar acostumbrado a ver el trabajo de todo un año reducido a cenizas en tan solo una noche. Pero por otra parte, queda la recompensa de ver las lágrimas de emoción de los falleros y las falleras al ser pasto de las llamas el monumento, que cual ave fénix, volverá a resurgir de las cenizas al año siguiente de la mano del artista fallero. Esperemos que Fallers pel món vuelva a visitar pronto tierras andaluzas, mientras tanto podemos disfrutar de un sinfín de actividades en nuestra tierra.

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Jorge Miró

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