Un acontecimiento histórico y espiritual de gran relevancia se está viviendo estos días en la localidad salmantina de Alba de Tormes con la apertura del sepulcro de Santa Teresa de Jesús, fallecida en 1582, para su veneración pública. Un hecho que solo había tenido lugar con anterioridad en dos ocasiones (1760 y 1914) y que permite por tercera vez en la historia que fieles y peregrinos se acerquen al cuerpo incorrupto de la santa. Hasta el 25 de mayo, el acceso será ininterrumpido, de 9.00 a 23.00 horas, en la Basílica de la Anunciación de Nuestra Señora del Carmen.
El cuerpo de la santa, que se mantiene en el mismo estado que en su última exposición en 1914, no ha sido alterado ni sometido a restauración. Según Miguel Ángel González, el prior de los Carmelitas en la localidad, esta muestra no busca alimentar la curiosidad visual, sino permitir una conexión más profunda con el mensaje de quien fue reformadora del Carmelo y doctora de la Iglesia. "El testimonio de su vida, la riqueza de sus escritos, la grandeza de su testimonio, como mujer, como santa y como doctora", subrayó.
Despierta interés en todo el mundo
Esta exposición se produce en un contexto en el que la figura de Santa Teresa sigue despertando interés en todo el mundo. El superior provincial de los Carmelitas Descalzos en España, Francisco Sánchez Oreja, destacó la importancia de este evento como oportunidad para "revitalizar la fe" y poner en valor una figura "que trasciende fronteras, confesiones y generaciones".
Con este gesto extraordinario, Santa Teresa de Jesús se presenta de nuevo al mundo como un símbolo de espiritualidad, fortaleza y pensamiento. "Es patrimonio de la humanidad", sentenció el prior, recordando que su legado no pertenece solo a la Iglesia, sino al conjunto de la cultura universal. La apertura de su sepulcro se convierte así en una invitación a mirar más allá del cuerpo y redescubrir la esencia de una mujer adelantada a su tiempo.
Una mujer brillante, escritora y reformista
Santa Teresa de Jesús no fue solo una monja encerrada entre los muros del convento. Fue una mujer brillante, reformista, escritora y mística en una época —el siglo XVI— en la que pocas mujeres tenían voz. Su determinación la llevó a fundar conventos por toda España, a reformar la Orden del Carmelo y a escribir obras que aún hoy se leen por su profundidad espiritual y claridad. Con una pluma directa y lúcida, defendió la vida interior como camino hacia la libertad, incluso en medio de rígidas estructuras religiosas y sociales.
Su figura no deja de sorprender por su humanidad: fue una mujer enferma, perseguida, incomprendida en muchos momentos, pero también valiente, apasionada y con un agudo sentido del humor. Santa Teresa no hablaba desde un pedestal, sino desde la experiencia vivida, desde la duda, el dolor, la fe intensa. Por eso sigue conectando con creyentes y no creyentes, cinco siglos después. Porque más allá del milagro de su cuerpo incorrupto, lo que permanece es su voz: radical, honesta, luminosa.



