Dos décadas de bandera arcoíris en el Ayuntamiento de Jerez: "No podíamos ser unos intolerantes"

Susana Domínguez y Salvador Mena, de Jerelesgay, Toñi Asencio, quien fuera delegada de Salud y Género, y Valentina de Jesús, técnica del área, rememoran un acto con el que la ciudad fue pionera

De izquierda a derecha, Toñi Asencio, Susana Domínguez y Salvador Mena, con la bandera arcoíris frente al Ayuntamiento de Jerez. FOTO: MANU GARCÍA
De izquierda a derecha, Toñi Asencio, Susana Domínguez y Salvador Mena, con la bandera arcoíris frente al Ayuntamiento de Jerez. FOTO: MANU GARCÍA

Durante los ciclos de cine dirigidos a la comunidad LGTBIQ que empezó a organizar la delegación de Salud y Género del Ayuntamiento de Jerez a finales de los años 90 del siglo pasado se conocieron Salvador y Susana, y muchas personas que a la larga terminarían siendo el germen de la asociación Jerelesgay, que cumple dos décadas de vida. De la mano de la citada parcela municipal, impulsaron una serie de medidas que buscaban fomentar la visibilidad y normalización de Lesbianas, Gais, Trans, Bisexuales, Intersexuales (LGTBI+), entre otras identidades y orientaciones sexuales, en una sociedad que el grado de homofobia se puede decir que era mayor que el de hoy día.

El 28 de junio de 2001 hubo un punto de inflexión. Ese día, del balcón del Ayuntamiento colgó la bandera arcoíris, convirtiéndose así en la primera institución pública del país en hacerlo. Es el acto simbólico en torno al que giraron una serie de actividades que buscaban la integración, una serie de programas de educación afectivo sexual que incluso llegó a los centros escolares y que asesoró a muchos jerezanos y jerezanas en el que fue el primer servicio publico de información sexual para jóvenes de Andalucía. Desde entonces, la izada se lleva celebrando durante 20 años de forma ininterrumpida. La última vez, el pasado viernes 26 de junio, cuando se leyó el manifiesto preparado por la Federación Estatal de Lesbianas, Gais, Trans y Bisexuales, que este año dedica su lema a 2020 Mujeres LTB. Sororidad y feminismo.

Cuatro de los artífices de la primera izada, tanto desde el lado activista, como del técnico y político, hablan con lavozdelsur.es de lo que supuso aquel gesto para la ciudad y de lo que vino después: Salvador (Salvi) Mena y Susana Domínguez, miembro fundador y presidenta de Jerelesgay; Antonia (Toñi) Asencio, quien fuera delegada de Salud y Género del Ayuntamiento de Jerez; y Valentina de Jesús Remella, técnica municipal que ayudó a la creación del Área de Salud y Género en 1982 —Premio Ciudad de Jerez a la Igualdad 2018—.

“La medallita de ser el primer Ayuntamiento en el que se izó la bandera arcoíris no nos la puede quitar nadie”, dice Susana Domínguez, sonriente, al inicio de la entrevista. Ella era de las asiduas a los ciclos de cine dirigidos a la comunidad LGBTIQ organizados por el Ayuntamiento y ahí fue donde comenzó su amistad con Salvi y con otros muchos compañeros y compañeras. “Además, en la delegación había gente que se lo creía, a nivel político y a nivel personal, y se nota cuando el discurso salía de dentro y no era aprendido de memoria”, añade. “Nos daban facilidades, como salones para reunirnos, nos dejaban hacer fotocopias para los boletines que hicimos para darnos a conocer…”, rememora Domínguez.

Susana Domínguez, presidenta de Jerelesgay, durante la entrevista. FOTO: MANU GARCÍA

Salvador Mena, al que todos llaman Salvi, todavía se emociona cuando recuerda la primera izada en el Ayuntamiento. “Fue emocionante ver la bandera en tu Ayuntamiento. Además, yo tenía 20 años y mi salida del armario fue a los 18, así que estaba más o menos reciente”, cuenta. Por eso sintió tanta “alegría” al comprobar que, también desde las instituciones, se les comenzaba a apoyar. “Tenía claro que siempre iba a estar luchando por nuestros derechos”, agrega, por eso cree que “visibilizar la bandera siempre va a ser importante”. Y pone un ejemplo actual: “La campaña de Correos que tanto ha dado que hablar… ¡pero es que ha dado beneficios!”.

“Jerez no era la ciudad que más luchaba por la integración de la diversidad sexual”, recuerda Toñi Asencio, quien fuera delegada de Salud y Género en el Ayuntamiento de Jerez. “De hecho, la iniciativa de la primera izada surge precisamente por todo lo contrario, por la necesidad de visibilizar y normalizar”. Para Asencio, aquel acto “fue una necesidad sentida y compartida”. Ella fue quien gestionó, desde sus inicios, el departamento de educación sexual en el Ayuntamiento, por lo que tenía un bagaje profesional que le sirvió luego durante su trayectoria política. “Había gente que estaba muy mal por su condición sexual. Yo les decía: ¿por qué tienes que ir con una pancarta? Protégete. Por eso hacía falta que lo pudieras decir de una manera normalizada y tranquila y que no sufrieras por ello”.

No podíamos ser unos intolerantes, fue como dar un toque de atención”, asegura Valentina de Jesús, técnica municipal en el área de Salud y Género —ya jubilada—, donde “había un equipo que estaba dispuesto a aguantar todo lo que llegara. La delegación donde trabajaba se basaba en tres pilares, como cuenta ella misma: la mujer, el programa de Hombres por la igualdad y la comunidad LGTBIQ. “En aquel momento en ese proyecto no éramos funcionarias, éramos activistas, porque creíamos en lo que hacíamos. No pretendíamos que fuera el primero ni el segundo del país, pero fue un referente”, expresa. Para Valentina, en ese momento en el Ayuntamiento se unió “la valentía política y la de los técnicos”, lo que derivó en estas acciones.

Salvi Mena, miembro fundador de Jerelesgay. FOTO: MANU GARCÍA

“Un sector de la sociedad jerezana agradeció esa labor y de ahí surge Jerelesgay —añade De Jesús— y un movimiento importante en torno a la comunidad LGTBIQ. Dimos fuerzas y herramientas para que mucha gente saliera de los armarios. También nos llevamos muchas críticas, mucha gente se quejaba de que un Ayuntamiento apoyara presupuestariamente a maricones y tortilleras, pero teníamos claro por dónde íbamos y cuál era la línea de trabajo”. La izada de la bandera arcoíris en el Consistorio, para ella, “es una manera de decirle a la sociedad que aquí cabe todo el mundo”.

Durante los primeros años de la década de los 2000 se despertó en la ciudad un movimiento asociativo que sigue muy vivo hoy en día. “Hicimos folletos con fotos de niños y varias preguntas: ¿Será gay? ¿Será lesbiana?”, recuerda Susana Domínguez, presidenta de Jerelesgay. Por aquel acto les llovieron las críticas. “Lo que no sabían es que los niños y niñas de las fotos éramos nosotros mismos”, señala. Luego llegaron las charlas de educación afectivo sexual y todo tipo de charlas y encuentros con los que visibilizar una causa que estaba dormida en Jerez. “Cuando comienzas con la asociación, tienes una salida del armario muy activista. Me acuerdo de la primera entrevista a la que fui a Onda Jerez, que estaba súper nerviosa…”, dice Domínguez, quien habla de la “presunción de heterosexualidad” que existe en un país donde, para ella, “salir del armario no es decir que eres gay o lesbiana, es decir que no eres hetero”.

“Siempre que haces un cambio en tu vida es una salida del armario. No tengo que dar explicaciones, pero llegado un momento lo tienen que saber ciertas personas”, explica Salvi Mena, quien comenta que nunca tuvo problemas con su familia. “Todo lo contrario, mi madre nos cose las banderas, se ponen las camisetas…”, le acompaña, en definitiva. Los padres de Susana también hacen lo propio con ella. “Mi madre me decía que en casa muy bien, pero que fuera tuviera cuidado. Cuando le dije que eso me hace daño se convirtió en la madre de la Pantoja, viene conmigo a todos sitios”, expresa entre risas. “Suele pasar que una vez salimos del armario queremos que los padres sean los mejores del mundo y los más LGTBI de la historia de un día para otro. Y no es así, tiene un proceso”, reseña Domínguez.

Toñi Asencio, quien fuera delegada de Salud y Género, en un momento de la entrevista. FOTO: MANU GARCÍA

Ahora, Jerelesgay tiene “la suficiente solera como para ser algo de lo que Jerez no puede permitirse prescindir”, añade Toñi Asencio. “Me gustaba que hubiera ese movimiento, porque si se hacen políticas pero no hay actores sociales que tiren, no perduran. A la vista está, yo no me acuerdo ya de la política pero ellos siguen, los políticos vamos y venimos. Solo un movimiento social que se consolide sobrevive a los vaivenes políticos”, dice. Por eso ningún gobierno local ha podido interrumpir la izada de la bandera arcoíris cada año desde aquel 2001. “Los políticos se acercan a ellos, ahora los importantes son ellos”, agrega. “La enorme suerte que tuvimos en el Ayuntamiento, y lo digo como lo siento, es que entonces el alcalde era Pedro Pacheco, que tendrá sus detractores, pero en cuanto al proyecto que llevábamos adelante en esa delegación siempre tuvimos vía libre y apoyo”, dice Asencio. Este acto “formaba parte de un proyecto más amplio que consistía en instalar la política con perspectiva de género en esta ciudad”.

La clave de que se mantenga la tradición de la izada, para Valentina de Jesús, “son los movimientos sociales”. Las bases que sentó Jerelesgay entonces han sido un “referente” para otros movimientos que han nacido después en la provincia de Cádiz y en el resto de Andalucía. “Pero cualquier conquista no hay que alcanzarla y echarse a dormir”, advierte, “y más en estos momentos”. “Dentro del colectivo LGTBIQ hay una mescolanza de siglas, con intereses distintos, donde no todo el mundo es igual. Pero la única manera de que no se nos utilice —políticamente— es que hagamos alianzas unos con otros, aunque haya diferencias”.

Valentina de Jesús, quien fuera técnico del área de Salud y Género, en una entrevista pasada con lavozdelsur.es. FOTO: MANU GARCÍA.

“Somos el colectivo en el que se centran las iras de partidos ultraconservadores de derecha”, censura Susana Domínguez, de Jerelesgay, para la que hay dos tipos de personas: “Las que tenemos el poder de amar por encima de todas las cosas y las que aman el poder, que hacen mucho daño”. Toñi Asencio cree que al discurso de la extrema derecha “hay que darle la justa importancia, no te puedes llevar todo el tiempo contestando. Hay cosas que no son opinables y esto no es opinable. La extrema derecha puede tener una opinión, pero no tiene criterio. Es un discurso vacío”. Ella lamenta que “el discurso reaccionario está calando en gente muy joven” y que partidos como el PP le esté “dando alas a la extrema derecha en las instituciones. Eso es muy doloroso”.

Dos décadas después de la primera izada de la bandera LGTBIQ en el Ayuntamiento de Jerez, la ciudad es más “tolerante, a todos los niveles, hay mayor respeto”, asegura Valentina de Jesús. “Aquello influyó, fuimos unos atrevidos, pero no se puede bajar la guardia”. La conquista de espacios sociales como la caseta que Jerelesgay regenta desde hace años en la Feria del Caballo también ha ayudado. A Toñi Asencio, 20 años después de aquellos actos, todavía la reconocieron y le dieron las gracias por su labor. “Te estaré eternamente agradecido porque gracias a ti salí del armario”, le dijeron hace poco: “Nada más que por eso merece la pena haber estado en política. Lo que quieres es que la gente sea más feliz”.

Sobre el autor:

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Francisco Romero

Licenciado en Periodismo por la Universidad de Sevilla. Antes de terminar la carrera, empecé mi trayectoria, primero como becario y luego en plantilla, en Diario de Jerez. Con 25 años participé en la fundación de un periódico, El Independiente de Cádiz, que a pesar de su corta trayectoria obtuvo el Premio Andalucía de Periodismo en 2014 por la gran calidad de su suplemento dominical. Desde 2014 escribo en lavozdelsur.es, un periódico digital andaluz del que formé parte de su fundación, en el que ahora ejerzo de subdirector. En 2019 obtuve una mención especial del Premio Cádiz de Periodismo, y en 2023 un accésit del Premio Nacional de Periodismo Juan Andrés García de la Asociación de la Prensa de Jerez.

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