Divorciada de entre 36 y 45 años, con estudios secundarios, un hijo... y sin trabajo o sin contrato

El 43% de las mujeres españolas al frente de una familia monoparental se encuentra sin empleo, mientras que un 17% afirma tener ocupación en la economía sumergida, según un informe de Adecco

Niños con su madre de la mano, en una imagen de archivo.
Niños con su madre de la mano, en una imagen de archivo.

El 43% de las mujeres al frente de una familia monoparental se encuentra desempleada, mientras que un 17% afirma tener algún tipo de ocupación pero sin contrato, según el séptimo informe #MonoMarentalidad y Empleo, realizado por Fundación Adecco. Actualmente, estas familias representan el 10,3% de los hogares en España y el 83,3% están encabezados por una mujer.

Precisamente, respecto a este 17% de mujeres que trabaja en la economía sumergida, el 11% figura en los registros de desempleo, mientras que el 6% restante no ha acudido a los mismos por desmoralización o situación de irregularidad. Por otro lado, el estudio indica que siete de cada 10 mujeres que lideran hogares monoparentales lleva más de un año sin empleo: un 48% supera los 24 meses y un 22% lleva entre 1 y 2 años desempleada.

Para realizar este estudio se ha realizado una encuesta confidencial a 500 mujeres con responsabilidades familiares no compartidas. Su perfil sociodemográfico ha resultado ser el de una mujer entre 36 y 45 años, divorciada, con un hijo y estudios secundarios.

Según el director general de la Fundación Adecco, Francisco Mesonero, "este desempleo de larga duración puede derivar en la economía sumergida: la ausencia prolongada de ingresos conduce a muchas mujeres con responsabilidades familiares no compartidas a desempeñar trabajos no regulados, concentrados principalmente en sectores como la hostelería, la atención a personas dependientes y/o el servicio doméstico". "Una realidad que tiene nefastas consecuencias en la economía global y que, además, genera una preocupante desprotección del trabajador, conduciendo directamente a la precariedad y a la exclusión", destaca Mesonero.

Por otro lado, según los últimos datos del informe AROPE, el 53,3% de familias monoparentales se encuentra en riesgo de exclusión o pobreza. Este porcentaje constituye casi el doble que el relativo al resto de hogares (27,9%) y sitúa a los hogares monoparentales a la cabeza en riesgo de pobreza y exclusión.

Además de liderar este ranking, las familias monoparentales son las que han experimentado un mayor crecimiento en el índice AROPE durante el último año, al pasar del 50,1% al 53,3% actual. Según este índice, las personas en riesgo de pobreza y exclusión son aquellas que viven en un hogar con una renta inferior al umbral de la pobreza (el 60% de la mediana de la renta nacional, fijada en 684 euros mensuales); están en privación material severa; o viven en un hogar con baja intensidad de trabajo. Por comunidades autónomas, las familias monoparentales con mayor riesgo de pobreza son las de Canarias y Andalucía, con un 84% y un 78%, respectivamente.

Según Mesonero, "aunque el desempleo sólo se menciona en el último de los tres indicadores, es el desencadenante de todas las situaciones de pobreza y exclusión social". "Así, detrás de este 53,3% de riesgo de pobreza o exclusión social, predominan las personas al frente de una familia monoparental que son desempleados de larga duración o trabajan en situación irregular (sin contrato), en la economía sumergida", ha añadido.

Insuficientes medidas de conciliación para las empleadas

Ante esta situación, Mesonero "exige dar un impulso definitivo a las políticas de flexibilidad y conciliación, a través de medidas como la racionalización de entradas-salidas y la recuperación de horas en sectores como el servicios o la hostelería, que tradicionalmente emplean a más mujeres". Precisamente, en el mundo empresarial, el estudio precisa que para un 74% de las encuestadas las medidas de conciliación que le ofrece su empresa son insuficientes. El trabajo por turnos es una práctica permitida por el 35% de las empresas, seguido de la jornada intensiva (33%). Además, menos de un tercio de las mujeres (31%) tiene la posibilidad de abandonar su trabajo ante una emergencia familiar.

Por ello, el directivo cree que "resulta crucial impulsar un cambio de mentalidad que erradique tics culturales que se manifiestan en forma de prejuicios: se tiende a pensar que, por el cuidado de sus hijos, el compromiso de las madres solas será menor, causando rotación y absentismo. Sin embargo, la tendencia es justo la contraria pues, precisamente por sus hijos, suelen aprovechar al máximo la oportunidad laboral, demostrando una alta fidelidad al proyecto al que se vinculan".

"Estos prejuicios coexisten, en ocasiones, con una inadecuación de las competencias profesionales con las demandas del mercado, por lo que es esencial apostar por políticas activas de empleo que acerquen sus competencias a las nuevas exigencias del mercado laboral, garantizando un acceso sostenible y continuado al empleo", apostilla.

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