Tan solo tenía 24 semanas de gestión cuando su cadáver apareció en una depuradora de Teruel. Era septiembre de 2018. Casi cuatro años y medio después, la Policía Nacional ha logrado identificar a la madre y al padre de una niña cuyo desarrollo era compatible con la vida.
Un empleado de la depuradora de aguas residuales de la localidad aragonesa fue el que se encontró el embrión al realizar el vaciado del pozo de entrada de aguas fecales. En ese momento, dicho trabajador observó que había un feto humano flotando en el agua.
En las primeras investigaciones llevadas a cabo por la Policía no pudieron dar con los padres, pero el caso no se dio por cerrado y los agentes volvieron a efectuar el año pasado una nueva búsqueda con los perfiles genéticos que se habían añadido a la base de datos.
En esta ocasión, la prueba sí arrojó un resultado positivo que establecía una relación paterno filial entre el perfil de un hombre, de 29 años de edad, y el del feto. Una vez localizado el padre, los agentes también consiguieron localizar a la madre y pudieron acreditar genéticamente la relación con el embrión.
Los dos progenitores han sido ya detenidos y han sido puestos a disposición judicial.