Marta García es una ganadera cántabra que no dejó títere con cabeza en el discurso que ofreció en la manifestación en Madrid contra la ley de bienestar animal que se votará este jueves día 9 en el Congreso de los Diputados.
Las palabras de esta ganadera fueron contra "estos animalistas radicales de ciudad, que visten a sus perritos para presumir delante de sus amigos, que les pasean en carricoches de niños, que les meten en la cama con ellos, que les han cambiado su dieta carnívora por vegetariana para salvar el planeta y que además les tienen encerrados en un piso de 40 metros cuadrados que les sacan a mear una vez al día, son los que hoy quieren imponer esta ley animalista radical"
A Sergio García Torres, director general de derecho de los animales, le indicó que "eso que ustedes hacen con los animales es maltrato animal". Marta añadía que "nos vienen a dar lecciones estos animalistas radicales que en muchos casos adquieren una mascota para suplir las carencias emocionales que tienen, que son capaces de poner una manta a un husky siberiano y encerrar en un piso a un galgo que es una máquina de correr".
La ganadera entiende que "la ley nos obliga a capar a nuestros perros pastores y perder un trabajo histórico de selección genética, y que nos sancionará con hasta 10.000 euros si pare la perra. Disfrazan su radicalidad ideológica bajo el bienestar animal. Nos exigen hacer un curso para tener un perro, pero no se exige unos estudios mínimos, una trayectoria profesional acreditada para ser ministro o director general de Derechos de los Animales y cobrar 86.000 euros de los impuestos de todos los españoles".
En su discurso, Marta también señalaba que "dicen que los Ayuntamientos tienen que tener un servicio de recogida de animales, y asistencia veterinaria 24 horas al día, cuando hay pueblos que no tenemos ni un triste médico. Pretenden modificar el Código Penal con sanciones desproporcionadas, y con una gran inseguridad jurídica: según el informe del Consejo General del Poder Judicial en España se va a penar más pegar a un animal que a una persona. Esta ley y otras muchas amparadas por la Agenda 2030 acaban con nuestra libertad, nuestra dignidad, nuestros usos y costumbres ancestrales".
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