Arranca en la sección octava de la Audiencia Provincial el juicio contra el vecino de Ubrique acusado de matar a cuchilladas a sus dos hijos. Solicitan penas de entre 42 y 52 años para él. 

El juicio contra el vecino de Ubrique acusado de matar a sus dos hijos en octubre de 2014 ha arrancado este viernes en la Sección Octava de la Audiencia Provincial de Cádiz, con sede en Jerez, con la composición del jurado popular y la exposición de las partes. Así, mientras la defensa pide su libre absolución, las acusaciones han señalado que cometió "una auténtica carnicería humana" con sus hijos. 

Durante la primera sesión del juicio, las acusaciones -la Fiscalía, unos tíos de las víctimas que ejercen la acusación particular y el Ayuntamiento de Ubrique como acusación popular- han destacado el agravante de "alevosía", puesto que los crímenes se produjeron a altas horas de la madrugada, cuando las víctimas estaban durmiendo y no tenían posibilidad alguna de defenderse. 

Según han expuesto, el acusado se vistió poco antes de las cinco de la madrugada, se puso guantes de látex y cogió un "cuchillo de matanza" de 37 centímetros de largo y 22,5 centímetros de hoja. La hija, de 19 años, presentaba 26 heridas de las que 15 eran defensivas. El niño, de 16 años, presentaba 14 heridas, diez de ellas defensivas. Han señalado que el cuerpo de la hija quedó en el rellano de la entrada, ya que en un momento dado consiguió zafarse y trató de huir para pedir ayuda, momento en el que su padre la habría atacado de nuevo por la espalda con el cuchillo. 

Pese al número de heridas, la Fiscalía considera que no existió ensañamiento, ya que ello supone aumentar de forma deliberada a inhumana el sufrimiento. La calificación de ensañamiento de la acusación popular es alternativa, es decir, supeditada a lo que determinen las pruebas forenses. La acusación particular sí afirma que hubo ensañamiento, entre otras cuestiones porque el procesado "era cazador" y utilizó un cuchillo de matanza que manejaba "de forma eficaz" porque "estaba entrenado". 

La defensa, por su parte, se ha limitado a leer un escueto escrito de trámite en el que solicita la libre absolución de su patrocinado al no estar de acuerdo con los cargos que se le imputan, ajustándose así a la declaración que hizo el acusado en febrero de 2015 -compareció a petición propia en el Juzgado de Primera Instancia e Instrucción de Ubrique para cambiar su versión de los hechos y asegurar que sus hijos se apuñalaron entre sí-. 

En su intervención, el letrado ha explicado que su patrocinado no presenta patologías psiquiátricas en base a los estudios que se le han practicado durante su estancia en prisión provisional, lo cual no quiere decir que en el momento de los hechos no sufriera un trastorno, ya que "nadie en sus cinco sentidos mata a sus hijos". 

El desencadenante

Todas las partes han apuntado como posibles desencadenantes de los hechos una disputa sobre la herencia de la casa en la que residían los hijos y que éstos no aprobaban la relación que mantenía su padre con una mujer a los pocos meses de morir su madre, inclinándose más la defensa en esta segunda opción. 

Según han detallado las acusaciones durante la sesión, la madre de las víctimas falleció en noviembre de 2013 y el acusado instaló a su nueva novia en la casa familiar en marzo de 2014. La negativa de la hija hizo que pagara un piso de alquiler a su novia, con la que vivía los fines de semana. Entre semana permanecía en el domicilio familiar, si bien se desentendió de los gastos de la casa y de la manutención, acumulándose deudas por impago de facturas y provocando riesgo de embargo de la vivienda. 

Han relatado que, pese a que abonaba el alquiler de su novia y a que solicitó un préstamo de 5.100 euros para pagarle unos implantes mamarios, el hijo menor del procesado "ni siquiera tenía comida en la nevera". La situación "dramática" provocó que la hija mayor abandonara sus estudios universitarios en Sevilla para volver a Ubrique y dedicarse a su hermano, sobreviviendo con la ayuda que recibían de los servicios sociales del Ayuntamiento.

El juicio se retoma el próximo lunes con la declaración del acusado y de los primeros testigos. Cabe señalar que se le imputa un delito de abandono familiar y dos delitos de asesinato, por lo que las acusaciones reclaman penas que van de los 42 a los 52 años de cárcel. 

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Jorge Miró

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