Las residencias han marcado la pandemia. Las personas que viven en instituciones fueron las primeras en sufrir las peores consecuencias de la pandemia desde la primera ola, acumulando fallecidos y situaciones desesperadas. Hasta la cuarta ola han requerido medicalizaciones, en las que los sanitarios del SAS toman el control de la situación para que los pacientes de covid sean atendidos en el mismo lugar y evitar así el colapso de hospitales. Prácticamente, desde la segunda semana de febrero no se están dando positivos en residencias y tampoco ingresos por la enfermedad. El número actual es, prácticamente, cero.
En la provincia de Cádiz, desde que comenzó la pandemia han dado positivo 1.162 personas en residencias de mayores, según el SAS. De ellas, han fallecido 311. A ellos se suman 73 casos en otro tipo de residencias -personas dependientes-, en las que han muerto cinco pacientes más. Las cifras andaluzas hablan por sí solas: 2.069 muertes de entre 10.275 positivos en geriátricos y 104 fallecimientos de entre 1.706 casos en otras residencias.
De los 570.000 positivos totales en Andalucía, han fallecido 9.922 personas, casi uno de cada cuatro lo han hecho en estos centros. Es decir, una cuarta parte de la pandemia en Andalucía ha supuesto lo ocurrido en geriátricos y otros centros donde viven dependientes, una situación que deja claro qué ha sido en el fondo esta pandemia: el azote de una enfermedad a las personás más vulnerables, más allá de los muchos casos de personas que mueren o quedan con covid persistente.
Solo 125 andaluces que han fallecido por covid tenían menos de 45 años, dos niños de 0 a 14 años. La mortalidad va aumentando a medida que aumenta la edad. Y los positivos en los grupos de edad más altos se van reduciendo: solo dos positivos entre mayores de 100 años en 14 días; 36 entre 90 y 99 años; 141 entre personas de 80 a 89 años; 577 entre 70 y 79...
La clave, así, es la vacunación. Los más mayores llevan semanas de inmunización completa. Ésta, según las cifras de la Junta, no solo provoca menos muertes, sino también menos positivos. Es la base de la recuperación de la salud para Andalucía. Pues con unos hospitales menos ocupados de covid, también hay más margen para un mayor trabajo de otras problemáticas de salud. Andalucía, así, va dejando atrás al monstruo del covid.
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