Un reciente estudio publicado en la revista científica NPJ Viruses ha encendido las alarmas en la comunidad médica internacional al advertir sobre el preocupante aumento de casos de fiebre amarilla en diversas regiones del planeta. Según los investigadores, esta tendencia estaría relacionada con el incremento del turismo global y el crecimiento poblacional en zonas endémicas. “Una pandemia de fiebre amarilla en el mundo actual causaría una devastadora crisis de salud pública que, debido a su letalidad mucho mayor, haría palidecer la pandemia de covid en comparación”, han señalado los autores del informe.
La fiebre amarilla, también conocida como vómito negro, es una enfermedad viral aguda que se transmite por la picadura de mosquitos infectados. Los investigadores han destacado que, a diferencia de otros virus similares, los pacientes infectados presentan una alta carga viral en sangre, lo que permite una eficaz transmisión entre humanos a través de mosquitos. “Los humanos infectados con el virus de la fiebre amarilla presentan una viremia elevada y amplifican eficazmente los huéspedes”, subraya el estudio.
Una letalidad alarmante del 40%
La Organización Mundial de la Salud ha confirmado que, entre diciembre de 2024 y abril de 2025, se han notificado 212 casos humanos de fiebre amarilla en cinco países de América Latina: Bolivia, Brasil, Colombia, Ecuador y Perú. La cifra supone más del triple de los casos registrados en el mismo periodo de 2024, cuando se contabilizaron 61 contagios.
De los 212 casos confirmados en lo que va de 2025, 85 han terminado en fallecimientos, lo que representa una tasa de letalidad del 40 %, un dato que pone de relieve la gravedad de esta enfermedad. Aunque en la mayoría de los casos los síntomas se estabilizan —fiebre, escalofríos, dolor muscular, cefalea, náuseas—, un 15 % de los pacientes sufre una recaída que puede derivar en daño hepático e ictericia, complicaciones potencialmente mortales.
El riesgo de una expansión global
Los expertos temen que la fiebre amarilla pueda extenderse más allá de sus zonas tradicionales si no se toman medidas urgentes. La combinación de factores climáticos, migraciones y debilidad en los sistemas sanitarios en algunas regiones podría facilitar su expansión. Ante este escenario, los investigadores reclaman acciones coordinadas de vigilancia y vacunación masiva para frenar una posible emergencia sanitaria.
Aunque la fiebre amarilla ha estado bajo control en varias partes del mundo gracias a las campañas de vacunación, la situación actual evidencia una relajación en las medidas de prevención y una posible infraestimación del riesgo. El estudio concluye con una advertencia clara: sin una respuesta internacional contundente, este virus podría convertirse en la próxima gran amenaza global. Además, las nuevas variantes de fiebre amarilla dejan desfasadas a las vacunas actuales, como ha ocurrido con una variante detectada en Colombima.


