Las celebraciones navideñas traen consigo reuniones familiares y largas sobremesas. Pero también un riesgo que los sanitarios llevan tiempo señalando y que en estas fechas se dispara: el atragantamiento, una de las emergencias más frecuentes en el día a día y cuya incidencia aumenta de forma notable durante la Navidad.
Las comidas copiosas, las conversaciones mientras se come, el consumo de productos típicos como uvas, frutos secos, mantecados o caramelos, así como la presencia de niños pequeños manipulando juguetes u objetos diminutos, elevan considerablemente el peligro de una obstrucción accidental de la vía aérea. Un incidente que, si no se actúa con rapidez, puede convertirse en una situación crítica en cuestión de minutos.
El doctor Luis Ayala, subdirector médico y especialista del Servicio de Urgencias del Hospital Quirónsalud Málaga, ha sido explicado a Europa Press que “la supervivencia del paciente depende de una actuación rápida y adecuada, ya que una obstrucción completa de la vía aérea puede derivar en una parada cardiorrespiratoria en pocos minutos”. Por ello, reconocer los síntomas y saber cómo actuar resulta clave.
¿Cómo actuar cuando un adulto se atraganta?
El signo más evidente de un atragantamiento grave es la conocida señal internacional del atragantado: la persona se lleva las manos al cuello y es incapaz de hablar, toser o respirar con normalidad. Si la tos sigue siendo eficaz, los expertos recomiendan animar a continuar tosiendo, ya que es la forma más segura de expulsar el objeto. Sin embargo, cuando la obstrucción es completa, la intervención debe ser inmediata.
En estos casos, se aconseja colocar a la persona ligeramente inclinada hacia delante y aplicar cinco golpes interescapulares en la espalda. Según explican, si el objeto no sale, se debe continuar con cinco compresiones abdominales, la conocida maniobra de Heimlich, alternando ambas técnicas hasta que el cuerpo extraño sea expulsado o llegue ayuda sanitaria.
“Nos pondríamos detrás de él, rodearíamos su abdomen con nuestras manos y con nuestro puño colocado en la boca del estómago, haríamos cinco compresiones abdominales hacia dentro y un poco en diagonal hacia arriba”, detalla Ayala. Tras cada intento, es fundamental comprobar si la obstrucción se ha resuelto. “Si es negativa la expulsión, estaremos alternando los cinco golpes interescapulares con las cinco compresiones abdominales hasta su resolución”, ha añadido.
Si pese a todo la persona pierde la consciencia, será imprescindible iniciar maniobras de reanimación cardiopulmonar (RCP) y activar de inmediato los servicios de emergencia.
¿Cómo actuar si se atraganta un niño?
En edad pediátrica, el protocolo cambia. El doctor Manuel Baca, jefe del Servicio de Pediatría del mismo hospital, ha advertido de que el atragantamiento en niños “requiere una actuación diferenciada según la edad del niño, ya que las maniobras no son iguales en todos los casos y una actuación incorrecta puede ser tan peligrosa como la falta de intervención”. En lactantes menores de un año no debe realizarse la maniobra de Heimlich. En su lugar, se alternan cinco golpes interescapulares, con el bebé boca abajo, y cinco compresiones torácicas en el centro del pecho, siempre con la cabeza ligeramente más baja que el tronco.
En niños mayores de un año, la actuación se asemeja a la del adulto, pero adaptando la fuerza y la altura. “No se trata de aplicar más fuerza, sino la correcta, y hacerlo con seguridad”, ha indicado Baca.
¿Cómo evitarlo?
“Unos pequeños gestos de prevención y conocer cómo actuar ante un atragantamiento pueden salvar vidas”, ha concluido Ayala, recordando “la importancia de la formación en primeros auxilios, especialmente en épocas del año en las que se incrementan este tipo de emergencias”.
Los especialistas coinciden en que la prevención es esencial para reducir el número de atragantamientos durante las fiestas. Recomiendan evitar alimentos de alto riesgo en niños pequeños y personas mayores, como frutos secos enteros, uvas sin cortar, caramelos duros o trozos grandes de carne; cortar los alimentos en porciones pequeñas, masticar despacio y evitar distracciones al comer.
En el caso de los niños, es fundamental no dejarlos solos con alimentos peligrosos y vigilar que no introduzcan objetos pequeños en la boca. Para las personas mayores, especialmente aquellas con problemas de deglución o prótesis dentales, se aconseja adaptar la textura de los alimentos y prestar atención durante las comidas.


