La sesión de control al Gobierno no tenía, en principio, agendado que todo girase en torno al caso Cerdán. Pero los grupos de la oposición han impuesto el asunto de mayor actualidad y de mayor gravedad en mucho tiempo en la política española. Ha habido gritos sonados de dimisión contra Pedro Sánchez y el PP se resiste a que el presidente venda lo ocurrido como "anecdótico".
Por eso, Alberto Núñez Feijóo no solo ha cargado contra la corrupción instalada en el partido y en el Gobierno, sino que también ha insistido en que ve posible la moción de censura. "No me faltan ganas, me faltan cuatro votos. Si aparecen, no lo dudaré ni un instante. Y quién sabe si aparecerán".
Es un mensaje diferente respecto a lo que hasta ahora venía ocurriendo. Porque el propio Feijóo descartó una moción si estaba llamada a perder, consciente, dijo, de que podría incluso reforzar al presidente. Pero es que los socios no tienen claro si el Gobierno tiene futuro. El propio ministro de Cultura, Ernest Urtasun, de la cuota en el Gobierno por Sumar, ha dicho en una entrevista que Sánchez "debe dar garantías de que tiene la situación bajo control y que es capaz de extirpar a estas viejas corruptelas del capitalismo de amiguitos que todavía corrompen algunos partidos en este país".
Feijóo ha situado a Sánchez en la cúspide de esa corrupción que se viene conociendo en los últimos días. Para el líder del PP, el presidente es el "lobo que ha liderado una manada corrupta todos estos años". Y le ha criticado por no convocar elecciones ya que las perdería. "Ha venido a decir que 'no convoco elecciones porque las pierdo'", en referencia a las palabras de Sánchez el pasado lunes.
Los socios, atentos
En ese sentido, palabras como el posicionamiento de ERC, con Gabriel Rufián al frente, son un problema esencial para el PSOE y Sánchez. El temor de los socios es que este sea el "Gürtel del PSOE". Y no podría darse por sentado ese apoyo en tanto los partidos perciban que les va a afectar negativamente en el futuro mantener a Sánchez en el Gobierno.
El presidente ha atacado al PP, a sus históricos casos de corrupción. Y ha dejado lo ocurrido con Cerdán y Ábalos: "No voy a aceptar que haga de la anécdota una categoría porque la izquierda no roba". Por su parte, Abascal se ha levantado y marchado de la sesión -en solitario, no con el resto de su grupo-. "Es usted un indecente", le decía el líder de Vox.
En cualquier caso, las críticas se recrudecen incluso más allá del hemiciclo, y dentro del PSOE. Emiliano García-Page, líder del PSOE en Castilla-La Mancha,y un crítico habitual del presidente, parece que no le da mucho futuro al Gobierno. "Es enormemente grave, muy poca gente cree a la dirección. Son muchas las veces que se dice que es acoso pero el papel de víctima ya no cuela". "No hay salida digna".