El cortejo del PP, con Juanma Moreno a la cabeza, se dirige a comunicar que ha llegado a un acuerdo con Ciudadanos el pasado mes de diciembre.
El cortejo del PP, con Juanma Moreno a la cabeza, se dirige a comunicar que ha llegado a un acuerdo con Ciudadanos el pasado mes de diciembre.

Un sol templado de diciembre choca contra los ventanales de uno de los patios del antiguo Hospital de las Cinco Llagas, actual sede del Parlamento andaluz. Juan Cornejo y Mario Jiménez, los mosqueteros de Susana Díaz, merodean por los soportales de uno de los ocho patios con los que cuenta el edificio renacentista. Hablan con periodistas, bromean y sonríen como estrategia para ocultar el evidente nerviosismo que a los socialistas les provoca el tiempo nuevo que, con casi toda probabilidad, los desalojará del poder andaluz por primera vez en casi cuatro décadas.

El fotógrafo del Parlamento ha habilitado un estudio fotográfico en un rincón de la sala de prensa para hacerle a sus señorías los retratos que acompañarán sus respectivas biografías en la página virtual de la sede de la soberanía del pueblo andaluz. Pasa por el decorado de fondo blanco un Mario Jiménez desaliñado con vaqueros y jersey básico. Le sigue su compañero de bancada, Juan Cornejo, secretario de organización y todopoderoso hombre de la federación socialista andaluza, vinculado al clan de Alcalá y respetado por la veteranía que le dan sus 62 años de edad y más de 30 en la vida pública.

Juan Cornejo y Mario Jiménez, Mario Jiménez y Juan Cornejo. Tanto monta, monta tanto. Ambos han acompañado a Susana Díaz en su subida a la gloria y también en su bajada a los infiernos. Mario Jiménez, al que la presidenta andaluza en funciones nombró presidente de la gestora que le dio el Gobierno de España a Mariano Rajoy después de destronar a Pedro Sánchez el 1 de octubre de 2016, hace de la necesidad virtud y presume de atuendo: “De obrero, una foto con pinta de obrero”, le dice al fotógrafo, a pesar de que Mario Jiménez, como Susana Díaz, forma parte de esa terna de políticos del PSOE andaluz que no conocen vida laboral más allá de los cargos públicos u orgánicos en el partido.

En el mismo momento en el que el fotógrafo dispara, en una sala cercana se reúnen representantes de PP y Ciudadanos. Ya casi tienen horneado el pastel del cambio político que situará al PSOE andaluz en la oposición y a Susana Díaz como líder opositora, si es que Pedro Sánchez no la hace dimitir e impone una gestora, como defienden los sanchistas andaluces de los que no habrá ni rastro en el próximo grupo parlamentario socialista.

Los responsables de prensa de PP y Ciudadanos dan el aviso a los periodistas y Cornejo y Jiménez pasan a un segundo plano en una metáfora del tiempo futuro que se le avecina al PSOE y que todavía ni se lo creen. Juan Marín, líder de Ciudadanos en Andalucía, desfila por los pasillos, dirección a la sala de usos múltiples del Parlamento de Andalucía.

Una marabunta de fotógrafos, cámaras de televisión y periodistas esperan al hombre de moda que busca como el comer un relato que justifique un acercamiento a la ultraderecha de VOX, sin el cual será imposible desalojar al PSOE de la Junta. Sencillamente, porque los números no dan y en política las matemáticas son imprescindibles.

El hombre que soñó con hacerse un Borgen con acento andaluz y presidir la Junta aun siendo la tercera fuerza política, entra con paso firme en la sala noble de la Cámara autonómica. Le acompaña una cohorte pretoriana de hombres y mujeres naranjas que sonríen de oreja a oreja, en las antípodas de la risa nerviosa de los diputados del PSOE que se acaban de hacer el retrato para la legislatura fúnebre del socialismo andaluz.

"Jornada de fiesta"

“Hoy es una jornada de fiesta, de cambio. La Presidencia de la Junta no será obstáculo para que el cambio llegue a Andalucía”, pronuncia casi de manera solemne Juan Marín, ante la atenta sonrisa de su equipo. PP y Ciudadanos han llegado a un acuerdo para que la formación naranja presida el Parlamento de Andalucía mientras el PP presidirá la Junta. Se votará este jueves en el primer pleno de la legislatura que visualizará que la derecha las tiene todas consigo para abrir una nueva etapa en nuestra tierra.

Los periodistas anotan a toda prisa y los diputados del PSOE, Juan Cornejo y Mario Jiménez, ya han abandonado el patio del Parlamento que en estos momentos aguarda la llegada, por el mismo sitio por donde han venido los naranjas, del cortejo del Partido Popular, presidido por Juanma Moreno, el hombre al que todos esperaban enterrar el 3 de diciembre y al que ahora le sobran los amigos, los mensajes en el móvil y las carantoñas de complicidad en el partido.

Al lado de Juanma Moreno camina Teodoro García Egea, el secretario general de los populares, campeón mundial de lanzamiento de huesos de aceituna y delegado de Pablo Casado en Andalucía para que quede claro que lo importante es la unidad de España. El próximo presidente de la Junta de Andalucía, que nadie daba un duro por él hace dos días, pronuncia la palabra de Dios en esta particular homilía democrática: “Podemos decir con serenidad y alegría que hemos alcanzado un acuerdo que va a posibilitar un cambio de gobierno después de casi cuatro décadas de gobierno socialista”.

A pregunta de los periodistas que quieren más explicitud, el líder de los populares apostilla: “Es más que previsible que yo sea el próximo presidente de la Junta de Andalucía”, dice el malagueño que, a pesar de haber perdido siete escaños y haber llevado al PP a su peor resultado histórico con un 20,75% de los sufragios, está a punto de alcanzar la meta donde no pudo llegar Javier Arenas, que en 2012 ganó las elecciones andaluzas con el 40% de los votos pero se quedó a cinco escaños de la mayoría absoluta. Un “pacto de perdedores” entre PSOE e IU, el mismo al que han llegado PP y Ciudadanos, le arrebató la gloria a Javier Arenas, quien todavía sigue moviendo sus hilos dentro del PP andaluz.

¿Quién baila con VOX?

Juanma Moreno sonríe, agradece a los periodistas por asistir a la comparecencia de prensa y mira cómplicemente a sus compañeros, entre los que se encuentran la secretaria general del PP andaluz, Dolores López, y su homólogo nacional, Teodoro García Egea. Los periodistas salen a escribir la noticia que casi tenían redactada y el cortejo del PP marcha a comer para coger fuerzas ante la reunión que unas horas más tarde tienen con Francisco Serrano, el líder de VOX en Andalucía, quien ya ha dicho que está dispuesto a dar sus votos sin entrar en el Gobierno, a cambio de que PP y Ciudadanos incluyan en su acuerdo de gobierno algunas de las medidas de la formación ultraderechista.

Juanma Moreno es más gallardo que Juan Marín sobre el romance con VOX. Mientras el líder del PP afirma sin duda ninguna que está dispuesto a pactar con el partido de Santiago Abascal, el dirigente de Ciudadanos es más cauto y evita pronunciar el nombre de la formación ultraderechista, de la que necesitan su participación activa para abrir el cambio en Andalucía, un apoyo que servirá para que Ciudadanos gobierne por primera vez en una comunidad autónoma pero también parar escorar a los naranjas más a la derecha y acarrearle problemas con los liberales europeos, nada proclives a hacer amistades con los socios españoles del italiano Salvini o la francesa Marine Le Pen. De los diputados socialistas Juan Cornejo y Mario Jiménez ya no queda ni rastro por los pasillos del Parlamento. Todos los focos son para el retrato del cambio andaluz.

Sobre el autor:

Raúl Solís

Raúl Solís

Periodista, europeísta, andalucista, de Mérida, con clase y el hijo de La Lola. Independiente, que no imparcial.

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