Antonio Sanz (Jerez, 1968) ha sido definido de muchísimas maneras desde el pasado miércoles, tras su nombramiento como consejero (también) de Sanidad, que viene a sumar a Presidencia y Emergencias. "Apagafuegos", "el hombre de los mil cargos", "veterano en emergencias" (con baja)... bueno, lo que se puede decir, sin equivocarse, es que Sanz, simplemente, se ha convertido en el valido de Juan Manuel Moreno Bonilla. Ya era "su hombre de confianza", su "número dos", por seguir con estas frases hechas que tanto gustan a periodistas y políticos, pero desde ahora, y hasta el fin de la legislatura, va a ser el valido. Su valido.
Está claro que el presidente de la Junta, tras el cese de Rocío Hernández al frente de esta Consejería –si fue destitución o se vistió de renuncia, una semana larga después, tanto da– analizó las distintas posibilidades que tenía y, esta vez, optó por poner a alguien de perfil político y no técnico... ¿y quién tiene el perfil más político de su Gobierno, quién lleva siete años con él y toda la vida en el partido? Sí, no es otro: Antonio Sanz.
El jerezano, licenciado en Derecho, va a ser el encargado de poner orden en el SAS, léase dar la vuelta los próximos meses a la vía de agua que han detectado las encuestas —el propio PP es el primero al que no le duelen prendas en decir que está a un escaño de perder la mayoría absoluta en Andalucía— o, al menos, es el hombre en el que confía el presidente de la Junta para hacerlo.
Todo indica que se trata de una situación transitoria hasta ver qué ocurre después de las elecciones autonómicas, para la primavera de 2026, pero sine die por ahora. Tras las elecciones, si el PP vuelve a contar con el beneplácito del pueblo andaluz para formar Gobierno, llegará el momento de ver opciones, bien sean técnicas, bien políticas, que no lleven consigo tanta exigencia como Presidencia y Sanidad. Y responsabilidad. Y desgaste personal.
¿Desgaste personal?... Ya lo hemos dicho más arriba, Antonio Sanz lleva toda la vida en política. En cargos institucionales y de peso en el partido, desde principios de siglo. Es parlamentario andaluz desde 2004 y no fue secretario del PP en Andalucía hasta 2006 —luego vendrían muchos más cargos, destacando el de delegado del Gobierno en Andalucía con Mariano Rajoy—, pero echó los dientes en el partido.
De hecho, en su currículo figura que a los 15 años —atención, estamos hablando de 1983— ya formaba parte de los clubes juveniles que tenía el partido. Hay que tener en cuenta que el partido no era todavía el Partido Popular (nacido en 1989), era Alianza Popular (AP), la formación de Manuel Fraga.
No se trata de una evolución solo de siglas, ya que AP era un partido de derecha-derecha, que ya en los 80 comprendió que si quería gobernar algún día en España —y en Andalucía no digamos— debía empezar a sumar por el centro, dando entonces lugar a coaliciones hoy olvidadas como Coalición Democrática o Coalición Popular, que nunca fueron un auténtico rival para el PSOE.
Nunca fue concejal
Fueron años de formación, de universidad para Antonio Sanz —de algún alboroto, cuentan que también— antes de desempeñar ya en los 90 puestos internos en el partido a nivel local y luego provincial, con una curiosidad, algo muy llamativo: Sanz no hizo la 'mili' de ser concejal (sí lo fue su padre, Antonio Sanz Zamorano, que tiene un parque en la ciudad).
Casi todos los políticos de relieve nacional —hasta Pedro Sánchez— han comenzado su andadura en política como concejales de su ciudad, de su pueblo. Sanz, no. Nunca lo fue. Es cierto que fue alguna vez en listas, pero no en puestos de salida. Sanz estaba por allí cuando Miguel Arias dio el salto cualitativo en Jerez en 1995 cuando consiguió siete actas de concejal en dicho Ayuntamiento (el PP venía de sumar dos o tres) y cuando en 1999, de manera esta vez frustrante, repitió resultado. La que ya estaba allí y sí, como concejala, era María José García-Pelayo. Es inevitable hablar de la actual alcaldesa en algún momento para referirse a Sanz: misma ciudad, misma edad, misma carrera universitaria, mismo partido... lo único que ella se vinculó mucho más tarde, ya al PP.
Parlamentario, senador, delegado del Gobierno, viceconsejero, consejero... y también con distintos cargos de partido, a Antonio Sanz siempre se le ha visto desde el PP local como el hombre de Jerez en Cádiz-Cádiz o el hombre de Jerez en Sevilla, sea eso lo que signifique exactamente.
Precisamente por el hecho de que Sanz no ha hecho carrera en Jerez este cronista debe decir que no le ha tratado mucho. Nunca nadie, ni desde Sevilla o Madrid, le ha dicho "te toca" tal o cual. En Jerez. Probablemente, de eso que se ha librado. Tampoco ha hecho carrera realmente en Madrid —fue senador, pero de designación autonómica—.
Y sí, puede que Sanz tenga corte de apparatchik. Un político de segundo plano de manual. Pero qué va: es metódico, analista, reflexivo. Es ese jugador de equipo, ese de siempre en mi equipo. De cuando se dice de alguien que es político, político —hasta aquí, dos, es más bien peyorativo—... y político: si son tres, acaba siendo un halago.
Miren... hace años, cuando el PSOE eligió de secretario general a Rodríguez Zapatero, El País, nada sospechoso, en un artículo un tanto extraño, dijo algo así como que "alguien que lleva veinte años de secretario provincial del partido (en León) tiene que ser forzosamente inteligente" (o muy similar), dando a entender cómo se las gastan los partidos en lo que podríamos llamar la política B, la regional. ¿Alguien recuerda, por ejemplo, si Sanz era de Casado, de Saenz de Santamaría o de Cospedal? De Bendodo, vale. Político, político... político. El valido.
