La futura ministra de Hacienda de la que todo el mundo habla bien

Licenciada en Medicina, de poderío trianero, intelectualmente brillante y gran comunicadora, la nueva ministra de Hacienda llegó a la Junta de Andalucía como independiente en 2002 y no ha estado nunca vinculada al tóxico aparato socialista andaluz. A pesar de ser una negociadora dura, tiene pocos enemigos conocidos

María Jesús Montero, en una imagen institucional. FOTO: JUNTA DE ANDALUCÍA.
María Jesús Montero, en una imagen institucional. FOTO: JUNTA DE ANDALUCÍA.

En los mentideros políticos andaluces se barajan dos hipótesis sobre el nombramiento de María Jesús Montero (Sevilla, 1966) como ministra de Hacienda del Gobierno de Pedro Sánchez, a propuesta de Susana Díaz. “O es para quitársela del medio como rival, o es para firmar la paz con Pedro Sánchez; al fin al cabo es Susana Díaz ahora quien más necesita de Pedro Sánchez”, afirma un exdiputado socialista que valora muy positivamente el perfil, tanto intelectual como político, de la todavía consejera de Hacienda de la Junta de Andalucía y que sospecha que la presidenta andaluza se ha quitado a una más que posible rival; no en vano, estaba en todas las quinielas para suceder a Susana Díaz en caso de que ésta hubiera dado su ansiado salto a Madrid y es la miembro del Consejo de Gobierno de la Junta con más proyección mediática y con capacidad para ensombrecer el hiperliderazgo de la presidenta.

“Es una enemiga cordial” de Susana Díaz, como la define un miembro del gabinete de la presidenta andaluza. Si bien es cierto, Montero nunca ha mostrado públicamente ningún alineamiento público favorable a Pedro Sánchez, cómo sí han escenificado otros consejeros, pero no ha estado tampoco nunca vinculada al tóxico aparato del PSOE de Andalucía del que proviene la presidenta andaluza, dado que su llegada a la política institucional vino como independiente de la mano del exconsejero de Salud de la Junta de Andalucía Francisco Vallejo en el año 2002, quien la nombró viceconsejera del departamento por la experiencia y conocimiento de la gestión sanitaria de Montero. Considerada una mujer intelectualmente brillante, trabajadora tenaz, dialogante, negociadora dura, rigurosa, afectuosa, hija de maestros de escuela, como se decía antiguamente, y de poderío trianero, su barrio, pasó a encabezar la cartera sanitaria andaluza en el año 2004, época en la que en la administración andaluza se ataban los perros con longanizas y la sanidad pública era la joya de la corona y no un problema político como en la actualidad.

Licenciada en Medicina, la mayoría de su vida laboral la ha desarrollado como gestora sanitaria, alejada de las consultas clínicas, en los hospitales hispalenses del Virgen del Rocío y Valme, de donde fue pescada para ocupar la cartera autonómica de Sanidad. En el lado sombrío de su gestión, fue la responsable del decreto de fusión hospitalaria que provocó el incendio social contra una propuesta que la Junta de Andalucía finalmente se ha visto obligada a derogar ante las multitudinarias manifestaciones lideradas por el médico Jesús Candel, más conocido por ‘Spiriman’, nombre con el que actúa en las redes sociales el que ha sido el personaje clave que ha vehiculado la respuesta masiva ciudadana en una ciudad tan conservadora como Granada. Una respuesta que ha hecho temblar a la Junta de Andalucía y que ha mermado el apoyo político al PSOE en una provincia que nadie esperaba que se rebelase de la manera tan furibunda como lo ha hecho.

En sus años de estudiante de Medicina en la Universidad de Sevilla (US), Montero fue delegada de curso y miembro del combativo Consejo de Alumnos de la US que, a mediados de la década de los 80, consiguió el estatuto universitario más progresista de España que democratizó la universidad hispalense a base de encierros y protestas que hicieron temblar a la cúpula heredada de la dictadura.

Cercana en su juventud al entorno de las Juventudes Comunistas, fue clave en su despertar y compromiso político su militancia en los grupos cristianos de base liderados por los curas rojos obreros que llenaron las diócesis andaluzas, en los últimos años de la dictadura y primeros de la recuperación de la democracia, de justicia social y defensa de los desposeídos en una Andalucía donde la miseria se tocaba con las manos tanto en el mundo rural como en los barrios periféricos de las grandes urbes.

Su gran logro político como consejera de Hacienda es haber conseguido situar a Andalucía como la comunidad autónoma que antes paga a sus proveedores, seis días, y que ha tramitado un millón de facturas atrasadas por valor de 4.300 millones de euros. Los sindicatos andaluces valoran positivamente de Montero que aceptara sus propuestas en las tensas negociaciones mantenidas entre centrales sindicales y Junta y que finalizó con la recuperación de la paga extra de los funcionarios, la vuelta a las 35 horas y la convocatoria de una oferta de empleo público extraordinaria de 37.000 plazas después de años de pérdidas de puestos de trabajo en la administración andaluza por la tasa de reposición cero.

También está entre sus logros, quizás el de más calado, el haber conseguido un acuerdo político de primera magnitud, apoyado por PP, IU y Podemos –Ciudadanos se autoexcluyó- para reclamarle al Gobierno central los 4.000 millones de euros de infrafinanciación autonómica

Los sindicatos, quienes dicen de Montero que es dura en las negociaciones pero humana y empática en cuanto se levanta de la mesa, esperan que la futura ministra demuestre, como Portugal, que es posible cumplir con la estabilidad presupuestaria y controlar el déficit marcado por la UE sin hacer una política agresiva contra los trabajadores, anteponiendo la inversión social a los recortes.

También está entre sus logros, quizás el de más calado, el haber conseguido un acuerdo político de primera magnitud, apoyado por PP, IU y Podemos –Ciudadanos se autoexcluyó- para reclamarle al Gobierno central los 4.000 millones de euros de infrafinanciación autonómica. Lo que se preveía como su mayor acuerdo político de la legislatura puede terminar siendo también un acuerdo con el que la ataque la oposición andaluza en caso de no cumplir con Andalucía como ministra de Hacienda.

Montero, quien se vuelve –siempre que la agenda se lo permite- del trabajo a casa en bicicleta, no dejará a nadie indiferente. Hasta la diputada de Podemos Carmen Lizárraga, profesora de Economía en la Universidad de Granada, habla bien de la futura ministra de Hacienda, de quien destaca su afabilidad y voluntad de llegar a consensos. “Es una mujer de izquierdas, con valores y muy preparada”, ha manifestado Lizárraga a este periódico, nada más enterarse del nombramiento. La conexión personal entre Lizárraga y Montero ha sido vital para que Podemos y PSOE, enemigos íntimos en Andalucía, hayan podido llegar al acuerdo sobre financiación autonómica. Lo que nunca se pudo llegar a imaginar María Jesús Montero, durante las negociaciones con Lizárraga, es que sería ella misma quien se tuviera que reclamar los 4.000 millones que le faltan a Andalucía del Estado para financiar la sanidad, la educación, los servicios sociales y el resto de servicios públicos que presta la Junta.

Sobre el autor:

Raúl Solís

Raúl Solís

Periodista, europeísta, andalucista, de Mérida, con clase y el hijo de La Lola. Independiente, que no imparcial.

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