Roma sigue sin tener obispo. Las miles de personas congregadas en la plaza de San Pedro han visto cómo la chimenea volvía a lanzar un humo negro que significa que no hay nuevo Papa.
Esto entra dentro de la total normalidad, aunque comienza a dejar algunas claves. Sería extraño que hubiera un Papa con tan solo dos votaciones. Pero deja claro que entre los favoritos no existe por el momento una mayoría aplastante de cardenales favorables a alguno de los nombres.
Pietro Parolin entró como uno de los grandes favoritos por muchas razones. La primera es que seguiría en una línea de continuidad respecto a Francisco, aunque algo más tranquilo y aceptable por sectores más conservadores dentro del Colegio Cardenalicio.
Por el momento, quedan otras tres votaciones para el día de hoy, otra en la mañana del jueves y dos más en la tarde. Si en esta primera jornada no hay Papa, parecerá más probable que pueda darse una sorpresa. Y es que las sorpresas son habituales.
Porque si quien entra como Papa sale como cardenal del cónclave, es porque quienes reúnen muchos apoyos también reúnen detractores. Y se establece tácitamente una necesidad de acuerdo que lleva a las papeletas los terceros nombres.
Ahí hay, teóricamente, alguna opción para ver un Papa español, porque ninguno de ellos contaba con la vitola de favorito cuando se cerraron las puertas de la Capilla Sixtina, y para que haya posibilidades, deben darse primero estos humos negros en la chimenea. Cristóbal Romero, almeriense nacionalizado paraguayo y arzobispo de Tánger, es una opción real por edad y convicciones, si bien va en su contra que fuera otro hispanohablante.
Otra clave está en cómo se desarrolla el cónclave. Parece que van algo tarde respecto a las previsiones que había sobre la mesa. La primera fumata se dio a las nueve de la noche del miércoles. Hoy jueves se esperaba desde las 10 de la mañana hora española, pero ha sido poco antes de las 12 de la mañana cuando finalmente se ha producido.


