Vladimir Putin sigue empeñado en aterrorizar al resto del mundo con sus ideas de expansión para Rusia. Las tropas rusas han movilizado el submarino nuclear ruso K-239 Belgorod, un navío que porta el misil nuclear Poseidón, conocido como el Arma del Apocalipsis o del juicio final.
Teniendo en cuenta el arma que porta, está claro que esta destructiva arma no se mueve en son de paz. La OTAN ha informado a sus países miembros de este peligroso movimiento de Rusia. De ser lanzado, el referido misil podría provocar un tsunami radiactivo.
El citado submarino, al que muchas fuentes apuntan como causante del sabotaje de los gasoductos Nord Stream, podría estar realizando pruebas del supertorpedo, un proyecto que podría desplazarse hasta 10.000 kilómetros bajo agua.
Esta jugada estratégica en la guerra que mantiene Rusia con Ucrania llega tras proclamar Putin la anexión de cuatro provincias ucranianas. "Quiero que lo oigan en Kiev y en Occidente, quiero que los ciudadanos de Lugansk, Donetsk, Jersón y Zaporiyia se conviertan en nuestros ciudadanos para siempre", confesó el presidente ruso.
Una anexión que ha sido rechazada totalmente por la OTAN, que ha recibido ya la solicitud de Ucrania para su adhesión. Y todo esto ocurre cuando se disparan los rumores sobre el estado de salud de Putin que, en el acto en el que anunció la anexión de los territorios ucranianos, presentó síntomas de flaqueza, quejándose de un dolor intenso en la cavidad abdominal. "La oncología de Putin está progresando y, a pesar del tratamiento adecuado últimamente, el dolor no siempre se alivia por completo", indica el periódico británico The Sun.
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