El primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, fue recibido con una pitada y abucheos antes de tomar la palabra este viernes en la Asamblea General de Naciones Unidas. El ambiente se tensó aún más cuando cientos de delegados de distintos países abandonaron la sala como gesto de protesta por las políticas de Israel en Gaza.

No todas las delegaciones secundaron la acción. Estados Unidos, principal aliado de Tel Aviv, permaneció en sus asientos, mientras que en algunos sectores se escucharon aplausos aislados a favor del mandatario israelí.

La representación española optó por no asistir a la sesión, según confirmaron fuentes gubernamentales. La ausencia se sumó a la de otros países que decidieron marcar distancia con la intervención de Netanyahu en el foro internacional.

El jefe de Gobierno israelí intervino en la ONU en un contexto marcado por la guerra en Gaza y por la imposibilidad del presidente palestino, Mahmud Abbas, de viajar a Nueva York debido al veto de Estados Unidos. Su discurso coincidió con una multitudinaria marcha en las calles de la ciudad contra su visita, en la que se denunció el "genocidio" en la Franja y se expresó apoyo al pueblo palestino.

Durante su alocución, Netanyahu anunció que había ordenado retransmitir su discurso en directo a través de altavoces instalados en Gaza. También aseguró que el mensaje llegaría a los teléfonos móviles de los gazatíes y dedicó unas palabras a los rehenes en manos de Hamás.

El primer ministro llamó la atención portando en la solapa un pin con un código QR, que invitó a escanear para acceder a una página web conmemorativa de los ataques de Hamás del 7 de octubre de 2023. Según subrayó, ese episodio marcó un punto de inflexión en la seguridad regional y mundial.

El "eje del terror"

Netanyahu responsabilizó a Irán de liderar lo que definió como un "eje del terror" que, en sus palabras, amenaza la paz global y la propia existencia de Israel. Enumeró la supuesta participación de Teherán en conflictos a través de Hamás en Gaza, Hizbulá en Líbano, los hutíes en Yemen y el régimen de Bachar al Asad en Siria.

El dirigente israelí defendió que su país había logrado destruir el programa de armas nucleares iraní y agradeció expresamente al expresidente estadounidense Donald Trump por lo que calificó como una "valiente actuación. Prometimos que Irán no desarrollaría armas nucleares y hemos cumplido", sostuvo, reclamando además mantener y endurecer las sanciones contra Teherán.

En la parte final de su discurso, Netanyahu aseguró que Israel había logrado "una de las victorias más importantes de su historia" tras el 7 de octubre, aunque advirtió que la ofensiva no ha concluido. Según explicó, los "restos" de Hamás siguen presentes en Gaza y representan, a su juicio, una amenaza real de repetir los ataques de hace un año.

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Francisco J. Jiménez

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