El caso es que mientras sigue sin encontrarse al culpable (o culpables) del apagón del pasado lunes y tan siquiera una explicación lógica de lo ocurrido, al menos tenemos la suerte de habernos enterado de quién va a pagar el 'fundido en negro': (redoble de tambores) ¡¡Se trata de ustedes, queridos lectores y lectoras, ustedes!! Bueno, y de este cronista, y del que tiene enfrente, de su amante (la del que tiene enfrente, quiero decir), de su madre, de quien nunca leerá estas líneas... El apagón somos todos, como aquella vieja frase de Hacienda.
El precio de la luz ha sido, este miércoles, ni más ni menos que un 450% más caro que el pasado lunes. Así. Pero no se enfaden. Las compañías eléctricas, con el Gobierno ya a otras cosas, lo han hecho para mantener el protagonismo de la ciudadanía española, para que la fiesta no decaiga, para que no se 'apaguen' (perdón) los ánimos.
Es lógico. Medio mundo ha elogiado el comportamiento de dicha ciudadanía, ya que apenas hubo incidentes durante la noche del apagón (contrariamente a lo que hubiera ocurrido en medio orbe, cristiano o no) y eso merece un reconocimiento. ¿Y qué mejor que subirle el precio de la luz al personal, pero subirlo de verdad, nada de unos tristes eurillos? Así, dicha ciudadanía puede seguir dando muestras de su civismo, de esa bonhomía que ha causado sensación y ha sido merecedora de elogio y aplauso en la prensa mundial.
Pues en esas estamos, vamos poco a poco despejando las incógnitas. Seguimos sin saber quién fue el responsable, ni qué ocurrió, pero ya sabemos quién va a pagar. Ah, también nos han dicho que, aunque seguimos sin saber qué ocurrió, no va a volver a pasar, lo cual no deja de ser importante y a todas luces –perdón, perdón otra vez– tranquilizador. En lo que respecta al responsable, ya piano piano, no vaya a ser que haya alguna sorpresa... pero no una del tipo Putin, marcianos o Florentino, como las que eran objeto de broma el martes, sino una sorpresa 'de puertas para adentro'...
