Vamos a beber un poco de pasto

Éxito en los Claustros de la muestra 'Entre Vinos Blancos y Tintos', que acoge vinos de toda la provincia con buena parte de las nuevas experiencias que se vienen realizando con la uva palomino y la tierra albariza

Vinos blancos, tintos... y también rosados en los Claustros hasta el sábado. 'Vamos a beber un poco de pasto', de La Cata.
Vinos blancos, tintos... y también rosados en los Claustros hasta el sábado. 'Vamos a beber un poco de pasto', de La Cata. MANU GARCÍA

Entramos en los Claustros de Santo Domingo en la Feria ‘Entre Vinos Blancos y Tintos’, una muestra de vinos tranquilos organizada por la Asociación Jerezana del Vino con la Asociación de Hostelería y el Ayuntamiento a través de las Fiestas de la Vendimia, que cuenta con la presencia de unas veinte bodegas. El jueves noche fue la inauguración y el sábado noche (con sesión a mediodía) será la despedida. Esta muestra o feria es una buena oportunidad para conocer algunas de las experiencias ­­–muchas novedosas, algunas más clásicas­­– que se están realizando actualmente en la provincia de Cádiz (más Lebrija, cabría decir), sobre todo en el Marco de Jerez y la Sierra. No hay vino de Jerez como tal, pero sí, y mucho, procedente de pagos de diversas localidades del Marco. Mucha palomino, esa uva hasta hace unos años, un tanto plana ­–no lo dice este cronista, simplemente se hace eco­­ de lo que se decía hasta hace quince o veinte años– en distintas maneras, salvo jerez.

Vista general de los Claustros de Santo Domingo el jueves por la noche.
Vista general de los Claustros de Santo Domingo el jueves por la noche.  MANU GARCÍA

Y sí. Pasto. Muchos vinos de pasto. “¿Este vino es de pasto?”, una pregunta que en tres ocasiones pudo escuchar este cronista, fruto del evidente interés que han levantado estos vinos, nombre incluido. “Bueno, no exactamente, pero…”, fue la magnífica respuesta que desde un expositor se pudo escuchar en una ocasión. No exactamente, eso es una respuesta, más allá del pequeño ‘gato por liebre’ que lleva implícita, por el hecho de que ningún vino de pasto es exacto a ningún vino de pasto. Y eso es precisamente lo que se busca. Vinos procedentes de un pago u otro, generalmente sin madera, pero algunos también ‘con’, uso de técnicas ancestrales y otras novedosas… pequeños productores (una auténtica explosión) próximos al concepto de vigneron, pero también algunas grandes bodegas… todo esto está en ‘Entre Vinos Blancos y Tintos’, que el jueves noche reunió ya a unas 800 personas en los Claustros (acceso libre, compra de tickets y copa en la puerta) y augura un importante éxito para las próximas jornadas.

Hay que advertir inmediatamente de que lo que viene a continuación es un poco caótico. Se trata de un recorrido basado en el propio conocimiento del cronista, en recomendaciones tanto de organizadores como colaboradores y otros periodistas especializados –básicamente Luis Flor, Alfredo Carrasco y Ángel Espejo– y, por supuesto, el azar, libre albedrío… un punto random, que se dice ahora. No hay nada empírico, no intenten repetirlo y menos en dos horas (o sí, eso ya...).

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Dos mujeres degustando vino en 'Entre Vinos Blancos y Tintos'.  MANU GARCÍA

Hay que comenzar por el principio. Y en el principio fue… en el principio fue el primer expositor, que para eso lo han puesto el primero. Tomamos –ya les digo que la visita y el ‘tour’ fueron en compañía– un espumoso a partir de uva palomino en Albariza de la Torre, una pequeña compañía de El Puerto. Se trata de la cuarta generación en el negocio y también hacen vino de Jerez. El espumoso se comercializa bajo el nombre ‘Galantería’… y sí, eso es un excelente principio cuando se entra en cualquier sitio: tomar una copa de espumoso.

De ahí saltamos a Valdespino, presente con distintos vinos, entre ellos ‘Marcharnudo Alto’ y ‘Macharnudo Bajo’, dos vinos que, como su nombre indica, procedente de distintas zonas del mítico pago jerezano. Como ya he probado el ‘Bajo’ hace días, me decanto por el ‘Alto’. Son vinos orgánicos, muy elegantes…

Alguien tiene prisa y de ahí saltamos a Chiclana, a las Bodegas Aragón. De repente me acuerdo del ‘sauvignon blanc’ que comenzaron a hacer hace ya tiempo, como veinte años, tal vez más, auténticos pioneros en el Marco con este tipo de vinos. Me dicen en el expositor que lo tienen, solo que ahora le llaman ‘La Batalla de la Barrosa’ y le han cambiado por completo la presentación… tal por eso, le tengo un poco perdida la pista a este vino, me digo. No sé. Sigue siendo un trago refrescante, limpio. Las viñas siguen a la espalda de la bodega que tienen a pie de la carretera. Pregunto por Chano, uno de los hermanos Aragón, me dicen que bien y nos despedimos porque nos espera El Piraña, de Trebujena.

Tomamos algo en compañía de Miguel Pérez (Coag), que la gente de Trebujena siempre hace piña. No recuerdo el nombre de El Piraña, pero, por supuesto, se apellida Cabral, y le pregunto si le ‘toca algo’ a María José Cabral, me da igual a la Gordi que a la Menua, primas entre sí con el mismo nombre. El Piraña procesa varias decenas de ‘Cabrales’ y me dice que sí… pero no le veo muy seguro. Total, aquí hemos venido a tomar vino y lo hacemos con un ‘Al Ventus’ y un ‘Pago de la Rosa’. Nos dice que se trata de dos viñas muy cercanas pero que en una pega más el poniente. El Piraña no se moja sobre cual le gusta más y nos dice, sabiamente, que va en gustos. Personalmente, ya había probado ‘Al Ventus’, y encuentro ‘la Rosa’ con más estructura, ‘más vino’ que se dice…

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Un señor toma encantado una copa de blanco.   MANU GARCÍA

Nos despedimos de El Piraña y nos vamos a The Wine Hunter Company. En este expositor hay muchísimos vinos, no sé, fácilmente quince, correspondientes a las tres gamas que elabora Santi Jordi, uno de los ‘patrones’ de lo que está ocurriendo en Jerez y santo y seña de la enología española. Hay vinos de distintos pagos, distintos envejecimientos… un poco como las probabilidades en matemáticas. Total, me tomo un 'Patrick Murphy' del pago de Añina (Jerez) después de oír una historia rocambolesca sobre este señor irlandés residente en la zona en su día. El vino está bueno y tiene una presentación impecable, pero son la once de la noche y todavía no hemos ido a Territorio Albariza.

Llegamos y desechamos la opción de ‘El Muelle’, de Bodegas Luis Pérez, porque es un vino que probamos a menudo y nos decantamos por UBE de Cota 45. Es un vino del pago de Miraflores (Sanlúcar… qué localidad del Marco nos falta). Es un vino de Ramiro Ibáñez que está francamente bien. Me encanta la información del suelo –edafológica, por subir un peldaño el nivel–, de albarizas, lustrillos, lentejuelas (fiesta, fiesta) y tosca arrada. Está a punto de sonar la campana… así que no nos movemos de expositor y nos despedimos con un blanco muy seco de ‘Viña Matalián’, de Primitivo Collantes, lo que se dice popularmente broche de oro…

(Se han fijado… Sí, blancos. Solo blancos. ¿Habrá recorrido de tintos?)

Sobre el autor:

Carlos Piedras, nuevo jefe de Edición y Opinión de lavozdelsur.es, en un retrato en la redacción del periódico.

Carlos Piedras

Nací en Madrid, en 1965, aunque llevo exactamente media vida viviendo en Jerez. Soy licenciado en CC de la Información (Periodismo) por la Universidad Complutense. He sido jefe de la sección local del Diario de Jerez y también he trabajado en Información Jerez y el Diario Ya (época de Antena 3). He colaborado con El Mundo, Economía y Empresas, Notodo… Soy socio fundador y colaborador habitual de lavozdelsur.es. Últimamente he publicado el libro ‘Sherry & Brandy 2.0’ y he redactado el guion del documental sobre el vino de Jerez ‘Sherryland’. Todo esto ha hecho que me vaya haciendo una idea aproximada de las cosas… 

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