Posvendimia: simplemente no hay vino

La escasez para la reposición tras una vendimia muy corta lleva a una subida de las botas de mosto superior al 50%, lo que más pronto que tarde incrementará el precio de la botella de jerez

Pasada vendimia de la uva en el Marco de Jerez. En la imagen, vendimiadores en Trebujena. En la posvendimia, falta vino.
Pasada vendimia de la uva en el Marco de Jerez. En la imagen, vendimiadores en Trebujena. En la posvendimia, falta vino. MANU GARCÍA

“¿Que qué va a hacer el sector? No creo que haya muchas opciones; aprovechar el vino que hay”. Esta declaración, al borde de la tautología, de un responsable del sector, puede ser el resumen del momento que se vive en el Marco de Jerez después de una nueva vendimia corta, en la que faltan, según la fuente a la que se acuda, entre 12.000 y 20.000 botas de vino para la reposición.

Interpretaciones aparte, es difícil establecer realmente una cifra porque hay que tener en cuenta posibles stocks de las propias bodegas que puedan aflorar en casos particulares, las necesidades para el envinado de los ‘sherry cask’ (sin perder de vista el uso que posteriormente se dé a este vino) e incluso la propia evolución del mercado.

Lo cierto es que falta vino. Falta vino y los primeros movimientos hablan de un fuerte incremento del precio de las botas de mosto (vino del año) que elaboran y comercializan las cooperativas. Si el año pasado el precio tipo de una bota (recordemos que son 500 litros) fue de 350-380 euros (aunque hubo operaciones que se fueron ya a los 400 euros), este año se habla de 620-650 euros y puede incluso que más, en función de la importancia del cliente, ni más ni menos.

Se da por supuesto que el aumento de este coste se reflejará forzosamente en el precio final de la botella del vino de Jerez -aunque es cierto que, al tratarse de un vino de crianza, el tiempo y los distintos costes de cada vendimia amortiguarán un tanto dicho incremento- pero también habrá efectos que, digamos, vendrán a enrarecer el mercado tal y como lo conocemos.

Por ejemplo, las marcas de precio medio —las que todos tenemos en la cabeza— podrán soportar un cierto incremento, pero habrá que ver qué ocurre con las marcas blancas o BOB, los vinos más baratos, no ya solo por cómo recibirá el consumidor una subida significativa, sino que incluso habrá que ver en qué medida hay siquiera disposición de vino para su llenado. En este sentido, una fuente consultada afirmó que, ateniéndonos a la situación, no le extrañaría que llegara a haber algo parecido a las subastas… aunque se da por hecho que esté hablando en sentido figurado, da una idea de la situación.

El futuro de los 'sherry cask'

También habrá que ver qué ocurre con los ‘sherry cask’, qué demanda tienen los envinadores, si se mantiene al alza o la falta y encarecimiento del vino les lleva a posponer operaciones… un mundo, éste del sherry cask, que de ser un segmento secundario del sector en búsqueda de nuevos ingresos se ha convertido en unos pocos años en un elemento clave en la cuenta de resultados de algunas bodegas y que, evidentemente, por el volumen alcanzado, hace que parezca necesario que todas las partes se sienten a pactar unas nuevas reglas del juego en el sector por la sencilla razón de que el juego tradicional —compro uva o mosto, elaboro vino, comercializo vino como Jerez— ya no es el que era, porque los ‘sherry cask’ han pasado de segmento secundario a directamente negocio paralelo con prácticas, implicaciones y necesidades cada vez más cuestionadas por los agentes que no están en ese negocio y que en situaciones de escasez como la que se está viviendo les llevan a estimar, sin tapujos, que el vino disponible debería ser en primer lugar para Jerez (y Manzanilla).

El presidente del Consejo Regulador, César Saldaña, consultado informalmente por lavozdelsur.es al respecto de la situación, reconoció, sin entrar en cifras, que la vendimia no alcanza para las necesidades de reposición que tiene el sector en su conjunto. Con muy escasa posibilidad de maniobra desde la institución en este problema, Saldaña apostó por una coexistencia armónica entre el envinado de botas bajo la marca Sherry Cask —“que ha sido beneficioso para Jerez desde distintos puntos de vista, ya que ha equilibrado la producción, ha fijado en el territorio la tonelería y nos ha identificado con otros productos de enorme prestigio”, señala— y las denominaciones de origen amparadas. Eso sí, sin entrar a cuestionar la lógica de mercado en cuanto a oferta y demanda, se mostró favorable, teniendo en cuenta la actual situación, a que se abra un debate sobre la posibilidad de buscar algún tipo de fórmula que dé prioridad a la reposición de los vinos de crianza biológica (finos y manzanillas).

Pero volvamos a esta vendimia corta, a los 44,5 millones de litros cosechados. A ver… desde hace años se viene hablando de la necesidad de que la uva debería subir de precio dada su escasísima rentabilidad, e incluso de que las propias marcas que se mueven (PVP) en el entorno de los 5-7 euros fueran subiendo… pero no así, no de esta manera. Lo que se pretendía, de lo que se hablaba, era de que esas subidas se fueran consiguiendo de una manera estructural, fruto del consenso entre las partes (en la medida en que puede serlo en un sector que no puede pactar precios) y con perspectiva a varios años.

De lo que estamos hablando ahora es de una subida meramente coyuntural, en la que los productores van a pasar ‘factura’ a las bodegas después de muchos años de escasa o nula rentabilidad, que oigan, como probablemente antes les habrán dicho las bodegas, son las cosas del mercado, de la oferta y la demanda. Es cierto que ha habido distintos contactos entre bodegas y productores sin que se haya llegado por ahora a acuerdo alguno que ‘embride’ la situación… Ahora bien, ¿qué pasará si en 2023 hay una buena vendimia? ¿Y una directamente abundante? Pues seguramente no iremos desencaminados si recordamos aquella vieja película de cine negro de Jacques Tourneur, Retorno al pasado, con la salvedad de que con Robert Mitchum, Kirk Douglas y Jane Greer esa película era muy buena, buena de verdad…

Sobre el autor:

Carlos Piedras, nuevo jefe de Edición y Opinión de lavozdelsur.es, en un retrato en la redacción del periódico.

Carlos Piedras

Nací en Madrid, en 1965, aunque llevo exactamente media vida viviendo en Jerez. Soy licenciado en CC de la Información (Periodismo) por la Universidad Complutense. He sido jefe de la sección local del Diario de Jerez y también he trabajado en Información Jerez y el Diario Ya (época de Antena 3). He colaborado con El Mundo, Economía y Empresas, Notodo… Soy socio fundador y colaborador habitual de lavozdelsur.es. Últimamente he publicado el libro ‘Sherry & Brandy 2.0’ y he redactado el guion del documental sobre el vino de Jerez ‘Sherryland’. Todo esto ha hecho que me vaya haciendo una idea aproximada de las cosas… 

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