"Good news, no news", "las buenas noticias no son noticia", es un viejo aforismo de la prensa inglesa. Sin embargo, no siempre tiene por qué ser así. El acuerdo del Convenio de la Vid –se va a firmar el XXVII– siempre da pie a echar un vistazo a algunos parámetros que, si bien no afectan directamente a su contenido, sirven para tener una foto amplia de la situación empresarial y laboral. Durante la negociación del nuevo convenio bodeguero y el acuerdo entre CCOO y Fedejerez (UGT se desmarcó finalmente) salió a relucir que su ámbito de aplicación afecta a unos 1.100 trabajadores de la provincia (casi todos relacionados con el Marco de Jerez, pero no necesariamente, el convenio es provincial, así que incluye por ejemplo a las bodegas de la Sierra). El sector lleva ahí desde hace diez años, si bien es cierto que si la medida que tomamos es de 15 años, se ha producido un descenso de 17% en el total de las plantillas.
Si se toma como referencia el número de filiaciones a la Seguridad Social, que es un dato más que representativo para hablar del empleo en el sector bodeguero y en cualquiera, se observa que en diciembre de 2014 el número de trabajadores era de 1.004, mientras que en diciembre de 2024, es decir, hace poco más de cuatro meses, dicho número ascendía a 1.038, 34 trabajadores más que hace diez años. Por supuesto, los datos varían a lo largo del año, con picos en los períodos de mayor actividad, como precisamente suele ser el dato de diciembre debido a la campaña de Navidad. Las cifras que se están comentando son totales, es decir, incluyen a los trabajadores fijos más los eventuales entre 2014 y 2021 y a partir de 2022, con el cambio en la normativa laboral, a los fijos más los fijos discontinuos, a los que además hay que añadir a los temporales y los que puedan llegar vía ETT.
Más arriba se ha hecho una mención a 15 años. Si nos remontamos a diciembre de 2010 (en realidad son 15 años de muestra, pero 14 los transcurridos), el número de trabajadores de bodega en la provincia ascendía a 1.248, exactamente 210 más, lo que en números redondos viene a significar que el empleo se ha reducido en dicho lapso de tiempo el 17%.
El sector lleva todo este tiempo alrededor de los 1.000 trabajadores, ligeramente arriba, ligeramente abajo. El tope, por ejemplo, fue de los mencionados 1.248 trabajadores en diciembre de 2010, mientras que, por abajo, fue de 976 en diciembre de 2020, un dato que, con toda seguridad, no es ajeno a la pandemia.
Desde CCOO Industria se relaciona el mantenimiento del empleo con las renovadas fuerzas de ‘la parte social’ en la negociación del Convenio de la Vid. Desde su punto de vista, la patronal ha intentado, y a veces conseguido, utilizar las dos últimas grandes crisis que ha habido –la del 2008 y la sanitaria de 2020– en su beneficio. No obstante, estima que dicho rearme ‘social’, que se habría producido a partir del convenio de 2011-16 (firmado en 2012) y, sobre todo, después de la huelga de doce días de 2016, ha sido muy importante para marcar el sendero de los nuevos convenios colectivos, "en los que se ha recuperado parte de lo perdido en temas como la antigüedad o el censo de eventuales".
Opinión de la patronal Fedejerez
Por su parte, desde Fedejerez, se estima que "el mundo laboral del Marco ha sufrido cambios muy profundos a los que las bodegas se han adaptado. Ha habido una gran diversificación, han crecido las bebidas espirituosas, los vinos tranquilos, el vermú, los spritz... y una amplia gama de bebidas todo tipo", afirmaron, para justificar que el negocio se mantiene pese a que las ventas de jerez durante este período han seguido cayendo.
La patronal evitó entrar en temas estrictamente laborales, pero sí se hizo referencia a "grandes inversiones en el embotellado, fermentaciones controladas, recolección mecanizada… nos hemos adaptado a las demandas de los clientes y se han acortado enormemente los plazos de entrega, apoyados también por los avances en logística que se han producido. Trabajamos más a turno, sábados, todo es más flexible. Hay más profesionalización y formación de tipo industrial en el personal para afrontar esos cambios. También los estándares de calidad han subido, hay más exigencia, más control y la mano de obra está más especializada", afirman, eso sí, atendiendo a que se trata de criterios generales en la producción industrial. "Hay más flexibilidad, más agilidad, no es particularidad de Jerez, ocurre en toda España… Lo importante es que con estos cambios no hemos perdido nuestra esencia y respeto a tradiciones, nuestro sello 'Marco de Jerez', que evidentemente nos hace diferentes", concluyen dichas fuentes.
