La "gran familia" del Huerto Social para jubilados de Villamartín: "Es mejor que estar en el bar"

Esta iniciativa de la Diputación de Cádiz permite a los mayores cultivar sus propias hortalizas y les ofrece la posibilidad de aprender a trabajar la tierra mediante cursos gratuitos

Varios de los hortelanos del Huerto Social de Villamartín.
Varios de los hortelanos del Huerto Social de Villamartín. MANU GARCÍA

Andrés Lara es el encargado de organizar un lugar en el que "cada uno va por libre", pero en el que todos colaboran para sacar adelante un trabajo laborioso y que no perdona un día de descanso. Desde primera hora de la mañana ya hay movimiento en el huerto. Si bien no existe un horario para acudir a realizar las distintas labores lo normal es que los usuarios vengan temprano y se marchen al mediodía. "Una de las primeras cosas que hice cuando me quedé al cargo fue coger un puñado de copias de la llave de la entrada y repartirlas entre todos. Nos fiamos unos de otros", espeta este jubilado de 71 años.

El programa de Huertos Sociales nace de una iniciativa de la Diputación de Cádiz para favorecer las buenas prácticas ambientales de cultivo a través de la agricultura tradicional. A él se han adherido ya varias localidades distribuidas por toda la provincia, como Villamartín, que cuenta con un espacio de aproximadamente una hectarea y 85 parcelas de 90 metros cuadrados y que cumplen una doble función relativa a las personas mayores: por un lado les ofrece una ocupación y por otro promueven entre ellos el autoconsumo y les acerca al cuidado y la labranza de la tierra.

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Andrés Lara se encarga de organizar el día a día en los huertos.  MANU GARCÍA

En los huertos, cada uno dispone también de un pequeño cobertizo en el que guardan sus aperos y todo aquello que puedan necesitar. Su mantenimiento depende del Ayuntamiento y siempre está "como nueva" cuando se produce un cambio de inquilino. Aunque el agua y la renta están subvencionadas, las pequeñas reparaciones dependen de ellos, por lo que han ideado un sistema de cuotas —un euro por mes— para disponer siempre de un remanente económico que permita solventar cualquier inconveniente que pueda producirse. Así, pueden ir abonando las mensualidades de una en una, en seis o en doce "dependiendo de las ganas que tenga cada uno". 

"Una gran familia"

El éxito de esta propuesta es indiscutible y no son pocos quienes aplauden al Ayuntamiento de Villamartín por sumarse a este proyecto. Tanto gusta entre los vecinos que existe una amplia lista de espera para poder acceder a una de las parcelas. "Antes podía solicitar un huerto cualquier persona mayor pero existía tal demanda que se acotó a los jubilados", cuenta Andrés. La duración de estas concesiones depende de cada usuario, teniendo la posibilidad de alargarlas el tiempo que deseen siempre y cuando se hagan cargo convenientemente de su parcela.

Antes de acceder a su espacio —lo tiene desde hace seis años— ayudaba a su suegro, pero tras su fallecimiento tuvo que volver a la lista de espera. Tras dos años y medio de espera, este antiguo camionero asegura que "nadie me va a mover de aquí, ¡esto es lo mejor que hay!". Y es que estando solo unos minutos en los huertos se puede percibir que el ajetreo y la ansiedad se han quedado en la gran ciudad y que aquí solo hay naturaleza y calma.

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Juan en su cobertizo.  MANU GARCÍA

Precisamente esto es algo que valoran muy positivamente quienes cultivan en este espacio. "Tenemos nuestros ritmos, hacemos las cosas sin prisa y disfrutamos con el resultado", señala uno de los hortelanos. "Al final esto es mejor que estar en el bar, allí te sientas y te tomas una cerveza o un vino pero no es algo que debas hacer todos los días", añade el encargado.

Un punto importante que destacan es el valor de aprendizaje que tiene esta actividad, ya que la mayoría de quienes trabajan esta tierra no han realizado nunca labores relativas a la agricultura, por lo que señalan que "aunque esto no requiera mucha maña tiene sus truquitos y aquí estamos estudiando y mejorando día a día". De igual manera, supone una actividad física de una intensidad media que "siempre va a ser mejor que estar sentado o en casa".

Sin embargo, lo que más valoran es su valor social, ya que permite a los jubilados conocerse y entablar amistad entre ellos a la vez que cooperan ayudándose con los trabajos de plantación y cuidado de las hortalizas y compartiendo lo sembrado. Como cada agricultor planta lo que necesita existe un espíritu de intercambio en el que realizan trueques para conseguir pimientos, patatas o ajos a cambio de lechugas, tagarninas o coliflores. Es importante reseñar que la venta de estos productos está prohibida, por lo que la totalidad de lo recogido será utilizado para el autoconsumo o se entregará como regalo a familiares y amigos.

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Una de las parcelas, con lechugas.  MANU GARCÍA

El ambiente es muy bueno porque todos se conocen y se ayudan. "Si estás enfermo te echa una mano tu vecino, si necesitas algo el que lo tenga te lo va a dar, hoy por ti y mañana por mí. Hay alguna oveja negra como en todos lados pero somos una gran familia", remarca.

Por señalar algo negativo, revelan que "en ocasiones se cuelan algunos vándalos y destrozan las cosas. No es habitual pero a veces intentan robar algo que pueda tener valor y otras simplemente arrancan lo sembrado y lo dejan tirado para molestar".

Impulso a la agricultura tradicional y las prácticas naturales

En abril de 2022 Diputación ofreció el primer curso dedicado a usuarios de los Huertos Sociales para asesorarles en agricultura tradicional, horticultura ecológica, utilización y recuperación de semillas y variedades hortícolas tradicionales, autóctonas y obtenidas de forma ecológica. De él se beneficiaron 170 personas de Villamartín, Benalup-Casas Viejas y Alcalá del Valle y tuvo tan buena acogida que en octubre volvieron a repetir. En esta ocasión los ayuntamientos recibieron una dotación compuesta por un sobre de semillas de hortalizas variadas, 100 bandejas de semillero, 50 sacos de sustrato y otros 20 de abono.

La administración provincial también instaló una serie de cubos para la fabricación de compost que están contando con bastante uso. "Yo ya he llenado dos veces el mío, todos los restos de la siembra van para dentro", dice Andrés. Un aspecto muy importante de estos Huertos Sociales es su compromiso con la sostenibilidad, por lo que no utilizan ningún producto artificial para cultivar las plantas.

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Solo usan compost y abono para tratar la tierra.  MANU GARCÍA

El propio compost que fabrican o el abono son los únicos nutrientes que utilizan en la tierra y afirman que "se nota el resultado porque está más suelta y lustrosa". Del mismo modo el resultado final es muy diferente al de las que se cultivan a base de productos químicos. "Las que encuentras en el supermercado serán más bonitas a la vista pero nunca estarán más ricas que las que tenemos aquí", apostilla el agricultor local.

Las inclemencias meteorológicas se han cebado con las actividades relativas al campo. Primero la sequía extrema que perduró desde antes del verano hasta el mes de octubre y ahora una serie de lluvias torrenciales han causado muchos daños en los cultivos. En el caso de esta huerta se sienten aliviados porque "los daños han sido escasos", pero reconocen que "con este tiempo es difícil que lo sembrado ofrezca su mejor imagen". Aun así, las últimas lluvias han sentado muy bien especialmente a quienes trabajan la tierra y esperan que se mantenga una dinámica de precipitaciones acorde a esta época del año.

Debido a que las parcelas se nutren del agua que emana de un pozo cercano el único sistema de riego que está permitido es por goteo. Las instalaciones, por cierto, las han realizado ellos mismos aunque los mecanismos de aspersión sí están automatizados y garantizan que las tres zonas en las que se divide el espacio dispongan de los riegos necesarios.

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Una plantación de coliflores.  MANU GARCÍA

Los Huertos Sociales de Villamartín reciben algunas subvenciones por parte de las administraciones públicas y también se encuentran en el punto de mira de propuestas por parte de éstas, como la de Diputación de organizarse como una sociedad para poder optar a diversas ayudas, aunque "aún estamos esperando a que las palabras se hagan realidad".

Mientras tanto, esta gran familia sigue creciendo. La demanda es altísima y 85 parcelas son insuficientes para todas las personas que desean tener su propio espacio para cultivar. El terreno ubicado a su espalda fue adquirido por el Ayuntamiento para realizar las obras necesarias que permitieran ampliarlo, pero por el momento no está claro si este será su futuro.

Sobre el autor:

Pablo Mata

Pablo Mata

Periodista, graduado en la Facultad de comunicación de Sevilla en el año 2020. Miembro de la Asociación de Prensa de Jerez. He hecho prácticas y colaborado en varios medios para ganar experiencia. También escribo en mi propio blog sobre mi pasión, el deporte, y ahora tengo la oportunidad de aportar mi granito de arena en lavozdelsur.es.

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