Restaurante El Espejo
A la entrada del barrio alto de Sanlúcar se encuentra un oasis de la alta cocina: El Espejo. Este restaurante nació en abril de 2015 bajo la dirección del chef sanluqueño José Luis Fernández Tallafigo, apostando por la cocina de producto y de vanguardia. En la calle Caballeros, en la zona de las antiguas cocheras de una casa señorial de Sanlúcar, se encuentra este local donde poder elegir entre una oferta de lo más innovadora. Salmorejo de tomate asado con mojama y huevo o pulpo a la brasa con puré de berenjena y emulsión de pimiento de La Vera, es decir, tapas de toda la vida desde un nuevo punto de vista.
Casa Balbino
Entrar en Casa Balbino, en la plaza del Cabildo, es tentar a uno de los pecados capitales: la gula. Su mostrador, lleno de tapas que van desde la ensaladilla hasta los boquerones en vinagre, pasando por las albóndigas, los pimientos rellenos o las ensaladas de gambas, no deja indiferente a nadie. Tras él, en la pared, un montón de delicias de la zona, desde quesos, jamón al clásico pescaíto frito, inundan sus pizarras. Uno de ellas es, sin duda alguna, la más solicitada y esperada: la tortilla de camarones. En este establecimiento tiene su templo este manjar típico de la gastronomía gaditana y aquí se le puede adorar. Casa Balbino fue fundada en 1939 como ultramarinos por Balbino Izquierdo Aldea y se ha convertido en uno de los referentes gastronómicos de Andalucía.
Fernando Bigote, junto a su hermano César, son la tercera generación de un restaurante que empezó como taberna en Sanlúcar.
Fernando Bigote, junto a su hermano César, son la tercera generación de este restaurante que empezó como taberna al inicio de los 50. La milla de oro del langostino se divide en la taberna originaria, de mesas más altas y terrazas, y el restaurante, con dos plantas y vistas a Doñana con mirador. "El langostino no tiene mayor secreto: que sea fresco y no congelado, se echa al agua a hervir, y cuando flota, se echa en una salmuera de agua son sal y hielo. En esa salmuera, el langostino toma la sal que necesita, y no tiene más historia", contaban los dueños de este clásico de Bajo de Guía.
Taberna El Colorao
La familia Gálvez Sánchez fundó a finales de los 30 esta taberna que ha sabido imponer la tradición desde la calle Sargenta. Nació como un tabanco y, desde entonces, ha logrado mantener su esencia. En los años 80 llegó el salto. Pasó de ser un tabanco de tapeo de pescaíto a ser lo que es ahora, una de las referencias del manjar del mar sanlqueño. El secreto de sus boquerones, acedías o chocos son "materia prima de primera, aceite bueno, siempre limpio, y buena harina".
Taberna Der Guerrita
Armando Guerra Monge es hoy por hoy una de las personalidades más relevantes del Marco de Jerez. Cuando no había tiendas especializadas en jereces en toda España, él aprovechó un espacio en desuso de la mítica Taberna der Guerrita, fundada hace más de 40 años en la calle Rubiños por su padre, Manuel Guerra, y abrió una hace doce años. Este establecimiento histórico reluce por su selección de vinos y la revolución que trajo Armando con otros aires de innovación.