La inoperancia del investigador

Antes de autodenominarse divulgador, o investigador, piensa si tu trabajo tiene un fin educativo, didáctico, de entretenimiento, o científico

La inoperancia del investigador, por Antonio S. Jiménez.
La inoperancia del investigador, por Antonio S. Jiménez.

Casi desde que entré en el mundo del misterio tuve este problema. Me pareció una estupidez en su día, pero veo como cada vez es más habitual dentro de este campo divulgativo.

Quiero proponerles un escenario hipotético para hacer la comparativa a esta situación. Imagínense que, de pronto, los científicos de la salud se negaran a difundir sus descubrimientos. Los avances que se perderían porque la persona no quiere difundir a otros lo que tanto les ha costado conseguir.

Es cierto que el campo de la medicina está muy cotizado y las farmacéuticas hacen negocio con sus progresos. No obstante, dichos progresos se comercializan cada vez más a la baja con el paso del tiempo, e incluso llegan a liberar patentes.

Y este ejemplo es uno de vital importancia, ahora traslademos esto al mundo paranormal. Investigadores que captan psicofonías, encuentran leyendas al borde de la extinción y casos particulares sin difundir, pero que se callarán para que nadie lo sepa.

Al igual que con el símil médico, podrían sacarle provecho haciendo conferencias cobrando entradas, rutas temáticas, publicaciones, podcast, vídeos en la red... Pero prefieren cerrar el pico para correrse con el veneno que engrandece al ego.

El absurdo es tal que, pese a realizar jornadas del misterio donde el autor expone su trabajo y puede masturbarse a gusto al ver la buena acogida de su esfuerzo, amenaza con demandar a las personas que en dicho evento grabaron lo allí expuesto.

Es que no se puede ser más hijo de puta, ya no es que se exija solicitar el permiso para usar material del investigador, o respetar su autoría, sino que prohíbe todo para que sus avances nunca se den a conocer. ¿Qué función tiene entonces el investigador?

Creo que investigador es aquel que investiga para un fin didáctico, o divulgativo, para demostrar, o negar, una teoría; o en nuestro caso una leyenda. Entonces, si un investigador consigue un avance y se lo calla... ¿Aparte de para mirarse en un espejo, existe alguna otra utilidad?

Además, siendo frívolos; y dejando a un lado esta lucha por ver quién la tiene más larga; siempre defenderé que un vídeo, o audio, donde se escuche al investigador lanzando preguntas al aire no vale de nada. La prueba será válida cuando la entidad responda, por ende, el que debería de proteger su trabajo es el espíritu.

Así que antes de autodenominarse divulgador, o investigador, piensa si tu trabajo tiene un fin educativo, didáctico, de entretenimiento, o científico. O si simplemente va a valer para llenar discos duros guardados en tu cajón, como aquel farmacéutico egoísta que posee la cura de una enfermedad grave en su mansión. ¿Haces la misma función? Entonces vete, y deja a los que de verdad luchamos para demostrar la realidad del más allá.

Sobre el autor:

Antonio S. Jiménez

Antonio S. Jiménez

Investigador paranormal. Miembro del TCI. Autor de 'San Fernando paranormal' y 'Enigmas en la provincia de Cádiz'

...saber más sobre el autor

Archivado en:

Si has llegado hasta aquí y te gusta nuestro trabajo, apoya lavozdelsur.es, periodismo libre, independiente y en andaluz.

Comentarios

No hay comentarios ¿Te animas?

Lo más leído