En la provincia de Cádiz, en un lugar mágico llamado Medina Sidonia, se encuentra el Torreón de Doña Blanca, ubicado cerca del Castillo. Este lugar tiene una historia muy curiosa que se remonta a tiempos del rey visigodo en el año 611 DC. Tras la muerte repentina de su amada esposa, el rey tuvo una visión que lo llevó a construir la torre en apenas unos meses.
Su puerta fue cerrada con un candado y una orden estricta a cumplir en los siglos venideros: todo sucesor del rey actual debía continuar la tradición de poner un candado y jamás abrir esa puerta. Hasta 13 candados llegó a tener la puerta del torreón.
Sin embargo, siempre hay alguien que no cree en la tradición y la curiosidad lo llevó a abrir la puerta del Torreón de Doña Blanca. Este fue el caso de don Rodrigo, quien recibió el castigo de ser el último de los reyes godos porque dentro del torreón había un cofre con una profecía que decía que si se abría la puerta, los cristianos los conquistarían. Esta profecía se cumplió y es un hecho histórico.
Pero lo que nos interesa ahora es la historia de doña Blanca de Borbón, quien vivió siglos después, en el siglo XIV. A pesar de que se negó varias veces, doña Blanca fue prácticamente obligada a casarse con el rey don Pedro de Castilla. En la intimidad del matrimonio, ella le confió que la dote que le habían prometido nunca sería entregada por falta de recursos económicos.
Esto enfureció al rey y decidió dedicarse a sus amantes, entre ellas María de Padilla, su preferida. Algunos afirman que la exclusión de doña Blanca de la vida del rey fue por amor hacia María de Padilla, pero las cartas demuestran que fue por dinero, el dinero que nunca le entregaron.
Hubo luchas y peleas entre los que apoyaban a cada cónyuge y para alejarla de todo, doña Blanca fue enviada y encerrada en el Torreón de Doña Blanca en Medina Sidonia. Curiosamente, antes pasó por el actualmente conocido castillo de doña Blanca del Puerto de Santa María. Por lo visto, fue dejando su rastro con su nombre.
Intentaron obligar a Don Pedro a volver con su esposa a la Santa Sede, pero él, siendo rebelde y cruel, ordenó a su carcelero, Íñigo, que la envenenara. Sin embargo, Íñigo no pudo cumplir con esa orden debido al apego que ya sentía por ella. Como resultado, fue destituido y su sucesor no tuvo problemas para acabar con la vida de la joven reina de 25 años.
Hay un torreón que no ha sido reconstruido y sigue en pie a pesar del paso del tiempo. Sus puertas guardan más secretos que los que ocultó en su día el primer rey visigodo al poner el primer candado.
¿Doña Blanca paseará por esa estancia, la pálida reina condenada a vivir la muerte entre las paredes que la mantuvieron encerrada? Pronto lo sabremos, ya que es un lugar que investigaremos para buscar el rastro de su esencia
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