En la Sierra hay que volar

Los deportes de viento son el motor económico de pueblos de la serranía gaditana, ya que directa o indirectamente, dan trabajo a muchos vecinos

Un vuelo en parapente en la Sierra de Cádiz.
Un vuelo en parapente en la Sierra de Cádiz. JUAN CARLOS TORO

En Algodonales, una pequeña localidad enclavada en la Sierra de Cádiz, de poco más de 5.500 habitantes, la primera vez que vieron a un parapentista se echaron las manos a la cabeza. De eso hace unos 40 años. Ahora los deportes de viento son el motor económico del pueblo, ya que directa o indirectamente, dan trabajo a muchos vecinos, gracias a las empresas que se dedican al vuelo y al consumo que generan en los negocios del municipio. Las condiciones meteorológicas y su situación geográfica convierten a Algodonales en el destino ideal para los amantes de estas disciplinas.

El parapente nació en Francia, a principios de los años 80 del siglo pasado, cuando unos paracaidistas utilizaron sus paracaídas dirigibles para descender desde unas montañas. Poco después llegaron los primeros a Algodonales, un pueblo que vive del viento. De las 31 empresas de turismo de naturaleza que tiene la Sierra de Cadiz, según datos de 2018, 19 de ellas están instaladas en esta localidad, que cuenta con seis pistas para practicar parapente, que se utilizan dependiendo de las condiciones del viento de cada día, y que pueden disfrutar profesionales y aficionados que quieran probar a surcar los cielos de la Sierra de Cádiz.

The Sierra is the place to fly

In Algodonales, a small town in the Sierra de Cádiz, with a little more than 5,500 inhabitants, the first time they saw a paraglider, they threw their hands up in the air. That was some 40 years ago. Wind sports are now the town's economic engine, as they directly or indirectly provide work for many local residents, thanks to companies that are dedicated to flying and to the consumption generated in the town's businesses. The weather conditions and its geographical location make Algodonales the ideal destination for lovers of these disciplines.

Paragliding was first started in France, at the beginning of the 1980s, when some parachutists used their steerable parachutes to descend from some mountains. The first ones arrived in Algodonales soon after, a village that lives off the wind. According to data from 2018, of the 31 nature tourism companies in the Sierra de Cádiz, 19 of them are based in this town, which has six paragliding runways that are used depending on the daily wind conditions, and can be enjoyed by professionals and amateurs who want to try their hand at soaring through the skies of the Sierra de Cádiz.

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