Sal, sol y sabor sanluqueño en el I Evento Gastronómico Turístico 'Come, bebe, siente Cádiz en la Isla'.

Este sábado, casi tanto como con la compañía, hemos disfrutado de un paseo por Sanlúcar en la mismísima calle Real de la Isla de León. El I Evento Gastronómico Turístico 'Come, bebe, siente Cádiz en la Isla' ha sido un ejercicio de orgullo sanluqueño del que todos hemos salido bien parados. Cierto que el riesgo era mínimo. Porque con las papas de la Colonia, las almejas a la marinera, el majado de pan frito, el langostino y las bizcotelas de Casa Guerrero, la apuesta era sobre seguro. El fracaso es un verbo imposible de conjugar. Regarlo todo (hasta el postre) con los vinos de Argüeso, felizmente recuperados para seguir deleitándonos el paladar por Paco Yuste, eleva el encuentro a la categoría de sublime.

El sanluqueñismo estaba claramente representado por dos titanes de esa bendita tierra. Mi gran amigo Antonio Reyes, extraordinario cicerone de la historia, costumbres y leyendas de su querido pueblo, y Gabriel Raya, director que fuera durante varios lustros de las bodegas Barbadillo, al que hasta hoy no tenía el gusto y la suerte de conocer. De la mano de Reyes y Raya, tanto monta, San Fernando nunca antes de impregnó tanto de manzanilla. 

Quien conozca Sanlúcar sabe que ningún vídeo es capaz de reproducir fielmente esa esencia de la que se nutren los sentidos. Aun así, la jornada tuvo como prólogo la proyección de sendos documentales cortos, con el quinto centenario de la primera vuelta al mundo circunnavegable como telón de fondo, que nos animaban a dejarnos llevar por las musas y los duendes que de ordinario pululan por La Baska. 

Antes de sentarnos a la mesa, manzanilla con tónica, hielo y una rajita de limón para regar la plaza.

Los cocineros de La Baska, con el refuerzo de un chef sanluqueño excepcional, Jesús Márquez, de Espacio Decimoarte, estaban ya a punto de abrir el fuego.Mi admirado Pepe Ferrer, embajador para la gastronomía de los vinos de Jerez, pudo hacer un hueco en su apretada agenda en las vísperas de una intensa Sherry Week para guiar una cata maridada con hasta cuatro tipos de manzanillas, un amontillado, un palo cortado y un brandy, todos de Argüeso, que potenciaba el sabor los platos del menú.

Las Medallas, una manzanilla joven y fresca, pero con carácter, acompañaba de entrada a un snack de patata de Sanlúcar (de la colonia, of course) con mayonesa de manzanilla que reivindicaban su bien ganada fama de “las mejores para freír”.

Unas almejas al Bajo Guía con aire de la Kika (almejas a la marinera de las de toda la vida), regadas con Aurora, nos trasladaban definitivamente a una terraza cualquiera de Bajo Guía. La salsa pedía sopones y las encantadoras chicas de María José Carvajal sacaban pan del horno a destajo.Sorprendente la presentación de un tercer plato compuesto por una cuchara de palo en diagonal con falso humus al langostino de Sanlúcar, acompañado por manzanilla San León reserva de la familia con más de veinte años de crianza. La sorpresa no se quedó sólo en lo visual, resaltando el vino en toda su dimensión los matices de las especias del humus.

De la mano de La Kika, una manzanilla con 15 años de crianza y gran frescura en boca, nos llegaba un cuarto plato consistente en unos calamares al pan frito en homenaje a los majaos de siempre de Sanlúcar. Presentados en un plato hondo y con una salsa espesa y sabrosa, pedían claramente cuchara y, por supuesto, sopón.

El quinto vino dio descanso a las manzanillas para deleitarnos con un amontillado de Argüeso que ligaba a la perfección con un pez tambor al ajillo con cebollas confitadas. Siendo bueno el pescado, muy típico de estas latitudes, la cama de cebollas, debidamente caramelizadas con azúcar moreno, y la crema de pimientos elevaban el plato al Olimpo.
Pero las sorpresas no acababan ahí. A los postres, Pepe Ferrer nos daba una larga cambiada para ahorrarnos el coma hipoglucémico. En lugar del clásico pedroximénez, oloroso dulce, cream o moscatel, nos descubrió para el plato dulce la idoneidad de un palo cortado como Conde de Aldama para disfrutar más si cabe del surtido de dulces de Casa Guerrero. Próximamente quiero detenerme en la pastelería más antigua de Sanlúcar de Barrameda, que se encuentra en su tercera generación, pero es de obligado cumplimiento referirse a las bizcotelas y a los mantecados elaborados con manteca de cerdo ibérico. Literalmente, se deshacen en la boca.

El punto final vino de la mano de Punto Azul, un excelente brandy de Argüeso que nos dejó el mejor sabor de boca de una jornada para enmarcar.

Mis felicitaciones a sus artífices, especialmente a María José Carvajal, propietaria de La Baska por su feliz iniciativa de pasear por la gastronomía de la provincia sin moverse de la calle Real 183. Un restaurante con letras mayúsculas al que le sobran calidad y, lo que es más importante, alma.

Sobre el autor:

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Paco Sánchez Múgica

Periodista, licenciado en Comunicación por la Universidad de Sevilla, experto en Urbanismo en el Instituto de Práctica Empresarial (IPE). Desde 2014 soy socio fundador y director de lavozdelsur.es. Antes en Grupo Joly. Soy miembro de número de la Cátedra de Flamencología; hice la dramaturgia del espectáculo 'Soníos negros', de la Cía. María del Mar Moreno; colaboro en Guía Repsol; y coordino la comunicación de la Asociación de Festivales Flamencos. Primer premio de la XXIV edición del 'Premio de Periodismo Luis Portero', que organiza la Consejería de Salud y Familias de la Junta de Andalucía. Accésit del Premio de Periodismo Social Antonio Ortega. Socio de la Asociación de la Prensa de Cádiz (APC) y de la Federación Española de Periodistas (FAPE).

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