El primer establecimiento dedicado al mundo de la pizza en Barbate, que apareció en el boom de los años 80, abre nuevamente sus puertas con horno de leña y conservando dos premisas fundamentales: el nombre y la materia prima italiana.

Hace 30 años, en pleno casco histórico, se abría el primer establecimiento dedicado al mundo de la pizza en Barbate. Tras un tiempo cerrado y algún intento de apertura, resurge de sus cenizas la conocida como Pizzería Occio. Francesco Nigro es el gerente de este nuevo proyecto que conserva como identidad propia el nombre y las materias primas procedentes del país italiano.

Natural de Vicenza, Nigro aceptó una oferta para trabajar en una pizzería de la localidad hace unos años. Hasta que un buen día se topó con el establecimiento que llevaba cerrado varios años y se interesó por él para montar su primer negocio. “Era mi primera experiencia y mi aval fue mi esfuerzo para sacar adelante el negocio”, comenta el dueño que con éste lleva ya dos veranos como emprendedor. Con varios empleados de la localidad, sólo el cocinero es también italiano para dar ese sabor “cien por cien italiano”. Por ello sostiene que la filosofía que utiliza en su cocina es casera, “desde los entrantes hasta el postre”. La peculiaridad que tiene con respecto a la competencia, según el italiano, es el empleo de un horno de leña. “El sabor que le da a la pizza no tiene nada que ver”, presume el gerente destacando que “hay otros que lo hacen con horno, pero es un horno de pan”.

Entre sus productos estrella, amén de las pizzas, se hallan el ‘Vitelo de atún’, la ‘Soute de Mejillones con Focaca’, ‘Risotto de seta porcini con trufa y parmesano’ o el plato cárnico de ‘Saltimbocca a la romana’. Los postres, también con marca de la casa, “suelen pedirse mucho” por parte de los clientes.  Además están de enhorabuena porque acaban de recibir el certificado de de excelencia del portal 'TripAdvisor', valorado de manera "muy positiva" por los comentarios de los clientes. 

El secreto no solo está en la masa según apunta, sino que también está en “el cariño que se le pone al trabajo”. “Cuando un cliente se va con una sonrisa es nuestra mayor satisfacción”, a pesar del “sacrificio y las horas de trabajo”. Nigro apunta que la zona estaba un tanto “dejada”, pero que en los últimos meses “se está apostando por el lugar y ha dado un salto de calidad”. Esto viene a favorecer al negocio y lo hace más acorde con el entorno, en palabras del vicentini, que tiene claro que “de Barbate no se mueve”, a pesar de que le han ofrecido regentear negocios en “Sevilla y Madrid”.

Sabedor de que su estilo funciona, Francesco -como se le conoce entre la gente del barrio- no quiere tocar productos como el atún de almadraba, porque entiende que “ese productos hay que dejárselo a los especialistas locales”. Su amor por Venecia está presente no solo en algunos platos, sino en la decoración del local: bandera veneciana, máscaras de carnaval, fotografías de góndolas…

Un rincón de Italia en uno de los lugares más pintorescos de Barbate. En un laberinto de callejuelas históricas y a pocos metros del río a su paso por la ciudad antes de desembocar en la orilla del océano.  

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Luis Rossi

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