La bodega cultural propone dos espectáculos musicales, para todos los públicos, los días 10 y 11 de febrero.
La bodega cultural La Quemá inicia un mes lleno de notas, acordes y melodías que recuerdan a un mundo lejano, espiritual o incluso matemático. La Quemá publica un cartel variado, pero con una temática común: la música. La sala anclada a la plaza que da nombre a dicho espacio, organiza cinco actuaciones en torno a este arte en el mes de febrero para deleitar los oídos de todos los espectadores. Para abrir boca, aterriza en ella un conjunto de artistas que protagonizará un fin de semana lleno de música de épocas pasadas. Emilio Villalba, Sara Marina y Clara Campos llegan a Jerez desde Sevilla para llevar a cabo varios espectáculos musicales.
El primero, Danzas y romances en la obra de Cervantes, tendrá lugar el viernes 10 de febrero a partir de las 21:00 horas. Se trata de un espectáculo diseñado para todos los públicos donde la literatura, el teatro y la música se funden en el escenario, tal y como se hacía en tiempos de Cervantes en corrales de comedias, tabernas y teatros improvisados en la calle. Emilio Villalba (laúd, rabel, viola, arpa...), Sara Marina (panderos y narraciones) y Clara Campos (soprano), sumergirán al público entre línea y línea de la obra cervantina para conocer los secretos de obras musicales perdidas y olvidadas en el tiempo: canciones sefarditas, danzas moriscas, romanças y cantares de ciego. Y el precio de la entrada es de 7 euros.
Al día siguiente, el sábado 11 de febrero, Emilio Villalba y Sara Marina intervendrán con su espectáculo musical didáctico para niños: Música para princesas, dragones y caballeros. Música medieval para niños. La función comenzará a las 18:00 horas, con un coste de cinco euros. "¿Cuándo se hicieron los castillos donde viven las princesas de los cuentos? ¿Qué hacían cuando querían bailar? ¿Cómo escuchaban música? ¿Cómo eran los instrumentos musicales? ¿Quién y cómo los hacia?", se preguntan los actores de esta mágica obra. Emilio Villalba y Sara Marina acercarán al público infantil, de entre 0 y 100 años, el siempre sorprendente y a veces misterioso mundo medieval. Con la ayuda de una pequeña exposición viva de instrumentos musicales y fieles reconstrucciones de originales. Música que hará soñar, bailar e imaginar.
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