Para una buena fiesta solo hacen falta tres cosas: uno que cante, otra persona que toque y otra que baile. Y añadía Manuel Machado: “Ya me olvidaba de los que dicen ¡ole! y tocan las palmas”. En esencia, la reunión no es masiva porque, en realidad, la reunión es volver al encuentro de uno mismo, según la etimología de la propia palabra. Juntar de nuevo, hacer que algo o alguien vuelva a ser uno. Una antesala más de la Navidad por la Baja Andalucía vuelven los apocalípticos e integrados a discutir qué es o no una Zambomba auténtica y qué es o no un espectáculo navideño por derecho.
Otros, entretanto, discurren sobre qué hacer con ese imparable turismo de desborde que cada fin de semana desde mediados de noviembre hasta Nochebuena pone el centro de Jerez hasta la boca y multiplica los esfuerzos municipales por conciliar el derecho al disfrute con el derecho al descanso (y a la seguridad y la limpieza viaria, entre otras cosas) de los vecinos del casco histórico.
La realidad, una vez más, está ahí fuera. Y lejos de esos debates que generan clics e interacciones en redes sociales está la casa de cada uno donde la reunión prenavideña sigue siendo un intento siempre de volver a ser lo que fuimos. Independientemente de los arranques de cada cual y de que en cada fiesta de puertas adentro uno ponga el cante, el toque, el baile, el ¡ole! y las palmas, aquí van una serie de imprescindibles en la playlist para ambientar la Zambomba en casa. Coplas de Nochebuena de siempre, cantos que ganan fuerza año tras año, romances aflamencados, apasionantes narrativas repletas de personajes inolvidables y otros nuevos elementos que, con mejor o peor fortuna, se han ido incorporando a un cancionero donde no cabe Mariah Carey.
De Parrilla y Aladro a la añorada Caja de Ahorros de Jerez
‘Campanilleros’, letra popularizada por Manuel Torre. La excepcional versión de José Mercé aporta todo el estremecimiento de una de las coplas capitales para entender la Nochebuena según Jerez. Se trata de un villancico flamenco que expandió las fronteras de la Navidad al sur y a cuya popularidad también contribuyó La Niña de la Puebla.
‘Tiene la cabeza llenita de rizos’, Paquera y Parrilla. Tío Manuel Fernández Parrilla, un genio injustamente olvidado por su tierra, fue uno de los grandes artífices, junto al cráneo privilegiado de Juan Pedro Aladro, de reinventar la Nochebuena de Jerez que tantos beneficios (y algún que otro quebradero de cabeza) da hoy a la ciudad. Finales de los 70. La conexión del guitarrista de la calle Sol con otra genia de San Miguel, Francisca Méndez, fue más allá de todos los estilos flamencos, adentrándose en el terreno, cómo no, de las coplas del Niño Dios. Colosales ambos.
‘Orillo, orillo, de La Macanita. Si seguimos con La Paquera podemos pinchar su versión del Orillo, orillo, pero una de las que siempre sobrevuela nuestro imaginario en estas fechas es la de Tomasa Guerrero La Macanita. Inolvidable ese vídeo, bajo el imperio del compás al toque de Moraíto, que puede verse en YouTube de aquella Zambomba de Cajasol en el Teatro Villamarta, celebrada con motivo del 25 aniversario de la siempre recordada (y no suficientemente valorada) colección Así canta nuestra tierra en Navidad de la extinta Caja de Jerez.
‘Todos los pavos del año’, de Ángel Vargas. Una de las voces más singulares de la referida colección Así canta…, descubierto por Parrilla y Aladro, es un imprescindible de la Nochebuena sonora de Jerez. Podrían entrar en la playlist Niño chiquetito o Pastores que pastoreáis, pero esta versión del villancico flamenco es única en la voz inconfundible de Vargas, también saetero y eslabón de la cadena de los Vargas. Su hermano, José Vargas el Mono, del que se cumplirán 20 años de su fallecimiento el próximo 2026, también fue un excepcional cantaor en las fiestas prenavideñas jerezanas.
El legado imborrable de Terremoto
‘Patriarca Manué’ y ‘Sirva tu cuna’, de Fernando Terremoto. Fue sin duda uno de los grandes renovadores de la Nochebuena flamenca de Jerez de finales del siglo XX y principios del siglo XXI. Su prematura muerte nos privó de seguir cultivando cantes navideños como estos que incluimos en nuestro listado. El hijo del gran Terremoto de Jerez, cuyo legado atesora ahora su hija María Terremoto —brutal también al cantarle a la Nochebuena— fue un auténtico maestro en toda la dimensión de lo flamenco y, por supuesto, imprimió su sello en el villancico aflamencado.
La versión de Sirva tu cuna en la voz de Felipa del Moreno es soberbia. Patriarca Manué, también conocida como Ya debió nacer, la encontramos en la propia voz de Fernando durante la Zambomba de su peña en el Villamarta hace 20 años. Él solo con su guitarra, en el centro del semicírculo de esta Zambomba artística, cantándole al Niño Dios como se le canta en su tierra.
‘Con azúcar y canela’, de Vicente Soto Sordera. Este villancico flamenco que ha llegado a cantar Isabel Pantoja, encuentra la horma de su zapato en el metal del maestro Sordera. Para rastrear el peso y el caudal de su saga —también en lo que respecta a las coplas de Nochebuena— adjuntamos un fragmento de un documento impagable de la serie Rito y geografía del cante, dirigida por José María Velázquez-Gaztelu. Una fiesta navideña a finales de los 70 del siglo pasado en la casa de los Sordera, con Manuel haciendo de patriarca al cante de los villancicos por bulerías.
‘Jaleo’, ‘Los quintos mare’ y ‘Fiesta de Nochebuena’, de Luis de Perikín y Así canta Jerez.
La nueva revolución de la Zambomba de Jerez ha venido de la mano de Luis de Perikín, una especie de rey midas del villancico jerezano que ha reinventado estas coplas partiendo de la tradición más genuina de los barrios de Santiago y San Miguel, los dos arrabales históricos de Jerez donde empezó a escribirse la historia flamenca de una de las grandes cunas de este arte patrimonio inmaterial de la humanidad. Luis y su grupo, Así canta Jerez, han creado una nueva escuela con letras y ritmos renovados, con un aire millennial-generación Z, que causan furor y que llenan teatros de toda España en apenas un mes del año. Jaleo, Los quintos mare y Fiesta de Nochebuena son algunas de sus coplas más escuchadas y coreadas por los Zambombalovers.
‘Hacia Belén va una burra’, de Juan de la Morena. Si hablamos de Navidad y soniquetazo nada mejor que el mix del hijo del inolvidable Fernando de la Morena. Con el mismo duende que su padre, Juan explota todas sus virtudes flamencas en este popurrí que empieza con el clásico Hacia Belén va una burra y lo remezcla con todo el arte de unas aceleradas bulerías con sello santiaguero.
'Su carita divina', de María José Santiago. Uno de los himnos de la Navidad en los 90. La artista jerezana exportó al mundo uno de los villancicos más escuchados de finales del siglo XX. La música y la letra tienen que ver, claro está, con don Manuel Parrilla de Jerez escoltado por el aroma embriagador de un enorme Moraíto.
‘Palillos y panderos’, de Niña Pastori. La artista de La Isla se sumó en 2024 a la larga tradición mundial de los discos navideños y este Palillos y panderos es ya un hit que escuchan una y otra vez —atención a la coreo— niños y mayores como un nuevo clásico de las Navidades.
‘El árbol de la alegría’, de Miguel Poveda. El artista de Badalona se ha incorporado este año a la colección de discos de Navidad jonda con esta pegadiza rumba catalana que da título al álbum que reúne un apreciable cancionero con acento muy, muy flamenco, donde por cierto Poveda, amamantado flamencamente hablando en el barrio jerezano de Santiago y peñas como Los Juncales , incluye aquella letra que Lorca dedicara a Jerez: Oh, ciudad de los gitanos, quién te vio y no te recuerda...
