Gobierno municipal, vecinos, comerciantes y grupos políticos se vieron el martes las caras en una nueva reunión de la mesa del casco histórico de Jerez. Todo transcurría en los términos habituales hasta que comenzó a hablarse de un asunto inminente, como es el de las Zambombas. Según han señalado a este medio dos fuentes presentes en la reunión, en un momento determinado en el que varios vecinos comenzaron a hablar de "lo que supone vivir en el parque temático en que se ha convertido el casco histórico", de los problemas que conlleva, el primer teniente de alcaldesa, Agustín Muñoz, ofreció su propio móvil para atender personalmente las quejas de los ciudadanos. Muñoz es también delegado del Centro Histórico y, en consecuencia, es el que estaba dirigiendo la reunión.
Este hecho, insólito, ha sido muy comentado, ya que se trata de su móvil –da igual que sea el personal o el de trabajo, no dejan de ser suyos– e incluso matizó que atenderá "a la hora que sea", las peticiones, quejas o reclamaciones que reciba por parte de los vecinos. Digamos que tampoco se levantó y lo escribió en la pizarra –es una manera de hablar– pero, según fuentes presentes en la reunión, invitó a la presidenta de la Asociación de Vecinos del Centro Histórico, Tamara Jiménez, a que facilitara su teléfono a los vecinos que se lo soliciten.
Se trata de un hecho curioso, que en una primera lectura puede parecer un gesto del teniente de alcalde con los vecinos de la zona, pero igual –y esto es opinión– se puede interpretar como una salida que tiene que ver con el hartazgo que entre el gobierno municipal comienza a haber con el tema de las Zambombas... con el debate público en aumento sobre las Zambombas masificadas en el centro histórico, para ser más exactos.
Claro, este tema propicio pequeñas bromas entre los asistentes –en las reunión siempre hubo un tono respetuoso y cordial– y más cuando concluyó el acto: ¿qué ocurrirá a partir de la llamada diez, la veinte o...? ¿Qué hará Agustín Muñoz? ¿Habrá realmente un número importante de llamadas o, llegado el caso, la gente se cortará?
En el transcurso de la reunión, la propia Tamara Jiménez intentó hacer ver a Agustín Muñoz –que no hay que olvidar que es residente de la zona– el "problema gordísimo que tenemos en el Centro Histórico cuando llega la temporada de fiestas, un problema de seguridad, movilidad y suciedad... si no hay capacidad ni infraestructura para recibir a 100.000 visitantes, no podemos hacer un llamamiento para que vengan", afirmó a este medio.
Jiménez está de acuerdo con Muñoz en que "no se pueden poner puertas al campo", pero entiende que si se pueden limitar horarios, la ocupación de espacio y el número de licencias especiales que se otorgan. "Se vende al exterior unas Zambombas tradicionales que todos sabemos de sobra que ya no son tales, que se han profesionalizado". En este sentido, afirmó que la asociación de vecinos que preside ha enviado a la delegación del Centro Histórico un documento que aspira a ser la base sobre la que comenzar a trabajar en temas como la dotación policial, la regulación de la música, la movilidad, horarios y su cumplimiento... Las dos partes han quedado en mantener una reunión la próxima semana –después del primer fin de semana de Zambombas– para discutir sobre estos asuntos y, claro está, sobre cómo transcurrió dicho fin de semana.