Medina Sidonia y la repostería conventual son los grandes protagonistas gaditanos en la nueva edición de la prestigiosa Guía Repsol que celebraba la entrega de sus nuevos "soletes" en Granada este lunes 1 de diciembre.
La publicación gastronómica especializada suma así más de 300 nuevos establecimientos a una distinción, el solete de la Guía Repsol, que ya tienen unos 5.000 locales en toda España.
Entre los nuevos galardonados destacan especialmente dos de Medina Sidonia: el Monasterio de San Cristóbal y Santa Rita y la histórica confitería Sobrina de las Trejas.
La gran novedad de esta decimotercera entrega de reconocimientos es que, por primera vez, la Guía Repsol distingue a 27 conventos y monasterios de toda España, reconociendo así su papel cultural y la excelencia de sus tradicionales dulces artesanos.
Entre los incluidos en la selección de "soletes" recomendados a partir de este diciembre de 2025 se encuentra un monasterio asidonense, cuyos hornos centenarios se suman a la lista de obradores conventuales que mantienen vivas recetas transmitidas de generación en generación.
Está en mitad de la calle San Juan, la más comercial y bulliciosa de Medina Sidonia, con el Mercado de Abastos y las terrazas de la Plaza de España en su extremo superior. Allí tienen su punto de venta estas religiosas.
Aunque tienen votos de clausura, hasta dos de ellas reciben permiso para atender al público en el pequeño mostrador sin salir del templo.
"Durante muchos años fue Sor María la que tenía el encargo, y el permiso de vender, organizar los pedidos, recibir a los repartidores", dice Sor Inés. Ahora es ella, junto a una joven hermana que va rotando según los quehaceres diarios del convento.
Su testimonio ilustra el peso de la repostería conventual en la tradición local. A pesar de la modestia en cantidad y presentación de la producción, las religiosas se sostienen con estas ventas y colaboran en la supervivencia de recetas con siglos de vida.
Participan del esplendor comercial de la Navidad en el centro de Medina. Amarguillos, roscos, alfajores, mantecados, cabello de ángel.
Todo aparece tendido sobre el esquelético puesto, en unas cajas y bolsas de llamativa sencillez, sobre unas mesas de madera sin barnizar siquiera, cubiertas por un humilde mantel, en la puerta lateral del recinto religioso.
Sorprende que esos dulces, de origen medieval y árabe en casi todas las variantes, sean recuperados cada jornada en pleno siglo XXI por jóvenes católicas nacidas en África Subsahariana.
Más de la mitad de estas religiosas de Medina Sidonia proceden de regiones donde estas preparaciones, típicas en la provincia de Cádiz, son absolutas extravagancias. De hecho, la mayoría de ingredientes no suelen verse en sus lugares de origen.
"Muchas de ellas ven por primera vez algunos de estos productos cuando llegan aquí, no los han conocido, han cocinado con otros alimentos que aquí en España tampoco suelen verse".
Son las bendiciones del relevo generacional, el mestizaje y la inmigración en España, Andalucía y Medina Sidonia. "De las catorce monjas del convento, siete vinieron de Kenia y cuatro en Nigeria. Sólo hay tres españolas", detalla Sor Inés.
"La mayor de nosotras tiene 85 años y la más joven, 25. Cuando llegamos al convento estos dulces no son familiares para nosotras, en realidad no los conocemos pero enseguida aprendemos. Las hermanas con más edad y experiencia nos enseñan con mucha paciencia".
"La mayor de nosotras tiene 85 años y la más joven, 25. La mayoría de los ingredientes no suelen verse en nuestros lugares de origen"
Debe ser un magisterio excepcional porque la fama de sus productos alcanza a toda Andalucía y parte de España. Ahora, con el respaldo añadidode una de las guías gastronómicas más prestigiosas de Europa.
"Todas las que llegan aprenden rápido y los hacen muy bien porque ponen mucha atención". Y así, las más novatas o novicias podrán enseñar en el futuro a las que vayan a Medina Sidonia. Por los siglos de los siglos.
"Son lugares que recomendarías a un amigo"
La inclusión de repostería conventual y monacal en la Guía Repsol tiene una justificación muy clara para su directora, María Ritter: "Son lugares que recomendarías a un amigo por su propuesta apetecible, solvente y asequible, que se visten de celebración sin perder su carácter cotidiano".
"Hemos alumbrado unos soletes navideños para pasarlo bien las 24 horas del día, desde un aperitivo improvisado hasta llenar la despensa con productos únicos".
Entre ellos, ahora, se encuentran los de las monjas de San Cristóbal y Santa Rita en Medina Sidonia o los de la pastelería Sobrina de las Trejas, con más de siglo y medio de actividad ininterrumpida. Va por la quinta generación de pasteleros.
El reconocimiento a las congregaciones religiosas supone un hito para la guía gastronómica española, que por primera vez premia oficialmente los hornos conventuales.
La institución subraya así el valor de los dulces elaborados en edificios históricos, muchos de ellos guardianes del recetario más antiguo de cada provincia.
En plena temporada navideña, pastelerías, chocolaterías, confiterías y obradores artesanos tienen su esperado momento de gloria.
La Guía Repsol resalta así la calidad de sus productos pero también su relevancia en la memoria gastronómica y afectiva de cada comarca.
