José Antonio Calvo, gaditano de 63 años, empezó de cero en aquella pizzería-hamburguesería que nació sin nombre en el número 2 de la calle Sagasta de Cádiz. Corrían finales de los 80. Luego vino lo del nombre, pero antes empezaron a servir algunos de los bocados que han llevado al negocio hostelero a mantenerse abierto durante más de tres décadas y, sobre todo, a haber encontrado un hueco en el corazón de sus clientes habituales, que son muchísimos. Basta con leer los comentarios, opiniones y muestras de apoyo recibidas en los últimos días.
“En principio se abrió sin nombre, se inauguró sin nombre, pero a los dos o tres meses de abrir, al hermano del que era antiguo propietario se le ocurrió lo de Menoc Donald… y se le quedó; de eso hacen ya 34 años largos y fue por hacer la gracia, sin más, ya sabes cómo somos en Cádiz”, rememora. “Era un nombre muy guay y original, de guasa, y se lo pusimos”, apostilla José Antonio, que al tiempo logró el traspaso del establecimiento en el que ha trabajado desde que se inauguró.
Pero lo de menos del local es el nombre, aunque sea el nombre el que ha hecho que este humilde negocio de comida rápida kilómetro cero, con servicio a domicilio con repartidores propios, haya dado la vuelta a España en una semana de locos. “Ha sido un maratón, hemos atendido a un montón de medios, cuatro grabaciones para cuatro cadenas de televisión distintas, radios… totalmente desbordados”, cuentan José Antonio y su hijo Saúl, de 39 años, químico, y que de momento se ha hecho con las riendas del negocio.
Tras el enorme impacto que ha tenido la noticia del burofax que les remitió la multinacional McDonald’s instándoles “amistosamente” a que cambiaran la denominación comercial del establecimiento, hasta ese momento Menoc Donald, José Antonio y Saúl han vivido un gran fin de semana de ventas y al final se alegran de lo que, en un primer momento, parecía un pequeño disgusto se les haya vuelto a favor. "La verdad que lo bueno de todo esto ha sido la publicidad que nos hemos llevado y, sobre todo, el apoyo de la gente de Cádiz, que nos ha apoyado muchísimo, muchísimo, lo cual agradecemos un montón”.
"De luz es mortal, estaremos pagando un 250% más que antes"
Más allá de la anécdota, mantener tantos años abierto un negocio de estas características frente a tantísima competencia —entre esta competencia, esos gigantes del fast food—no lo da el marketing de un nombre concreto. La calidad del producto, la atención y el servicio, el arte de no perderse entre las comandas de un fin de semana por la noche… “Pues sí, así es, es una suma de todo”, reconoce José Antonio, que ahora permanece de baja, pero que piensa seguir regentando muchos años más la hamburguesería que ha sido su vida y la de su familia. “La constancia… son muchas cosas que se van juntando y al final obtienes la recompensa de seguir año tras año y que el negocio vaya funcionando bien. Eso es lo importante y lo bueno”, mantiene.
¿Cuál es la carta del Menoc Burger?
Sandwiches, pizzas, salchipapas, calzonetis, perritos… y hamburguesas. Pero aunque McDonald’s no lo crea, lo que más se vende cada noche en el Menoc Burger —el nuevo nombre del restaurante desde el burofax— son los sandwich (también llamados ‘chanwi’ en Cádiz) de pollo y los calzonetis, que son pizzas cerradas y rellenas de diferentes ingredientes. Este último plato, dicen padre e hijo, “es el producto estrella”. “Las pizzas y las hamburguesas salen, evidentemente, pero lo que más, esos dos platos”. Y luego están las patatas fritas con salsa alioli, que “aquí la gente flipa con el alioli”.
En Menoc Burger trabajan cada noche dos repartidores y dos personas en el local, entre ellos Saúl. “Mi hijo lleva ahora el negocio, pero él es químico y lo que quiere es trabajar como profesor de instituto, a ver si lo consigue”, asegura José Antonio, que tiene otros dos hijos, marino y enfermero, y confía en que “me queden muchos años regentando el negocio, aunque me jubile”.
Otro de los grandes secretos del Menoc es lo mínimo de sus precios (desde 1,5 euros el perrito hasta una pizza margarita por 3,7 euros), algo que llama la atención especialmente en una coyuntura económica de hiperinflación como la actual. “Son precios espectaculares; queremos que la gente venga, disfrute de nuestros productos, y tenga precios asequibles, y más con la que está cayendo. Ganaremos menos pero vendemos más, y eso nos compensa”. Y eso, a pesar de que facturas fundamentales en negocios de este tipo como son las de la electricidad están disparatadas.
“De luz es mortal, estaremos pagando un 250% más que antes”, reconoce el propietario del negocio. Y por si fueran pocas las dificultades para mantener vivo un restaurante modesto, llega McDonald’s con sus abogados. José Antonio no lo pensó dos veces: cambio de nombre.
“¿Qué ganaría yo si me meto en jaleos judiciales? ¿Mantener el nombre? ¿Y si pierdo, qué pierdo? Todo lo que me pidan, las costas… pasaba totalmente de enfrentarme a ellos, era una burrada. Y creo que al final se han tirado piedras contra su propio tejado porque han tenido una publicidad negativa y nosotros estamos recibiendo muchísimo apoyo”, argumenta, para reconocer que en los últimos días se ha notado mucho tirón de clientela nueva, que se ha unido a la fija de toda la vida. Generaciones de gaditanos que han pasado por el Menoc. “Aquí han venido clientes fijos con sus niños, esos niños han ido creciendo y han seguido viniendo con sus novias, luego han venido con sus hijos… hemos ido de generación en generación, es muy fuerte”.
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