Además de una carta variada que va cambiando por temporada, Cuchara de palo es un homenaje permanente al plato hondo y al guiso tradicional, condimentando con las más variadas especies.

Todos los viernes, a la una, la terraza de Cuchara de palo se convierte en un hervidero de opiniones gracias al 'Rincón Malillo', la tertulia radiofónica decana de Jerez.

Reconozco que el pesimismo invade en más ocasiones de las deseadas las reuniones que convoca Radio Jerez, pero la delicadísima situación que vive la ciudad no ofrece demasiadas alternativas en un debate de actualidad.

Con la tensión y el intercambio encendido de pareceres entre los tertulianos, la sana costumbre de la casa de Herrero de ofrecer vino de Jerez pudiera parecer tentar a la suerte, algo así como echarle aceite al fuego. Pero nada más lejos.

Los olorosos y amontillados suelen templar los ánimos de los analistas y les procuran mayor clarividencia. Está demostrado.

Y tras el debate llega la calma. Decía Adolf Penchengs que “una buena comida hace sentir más amor por el mundo que cualquier sermón”. Se me ocurre hacer mía la frase y añadir que una buena cuchara hace sentir más amor por la ciudad que la mejor tertulia.

Y ahí es donde Carlos, el Herrero, sale a escena para recrearse en la suerte y gustarse a sí mismo. Nos conocimos hace unos años gracias a dos buenos amigos comúnes, Dani y Juan Ignacio. Huelga decir que había almuerzo de por medio y que Carlos estaba metido en faena. Por aquél entonces aprendía a pasos agigantados de la mano de Ángel León en Aponiente. A menudo le recuerdo el huevo frito gigante sobre revuelto de patatas y jamón con el que nos deleitó.

Desde hace más de un año regenta su propio restaurante en la avenida Álvaro Domecq, entre los hoteles NH y Sherry Park.

Además de una carta variada que va cambiando por temporada, Cuchara de palo es un homenaje permanente al plato hondo y al guiso tradicional, condimentando con las más variadas especies.Como cocinero viajado que es, sabe aderezar un plato tan sencillo como unas lentejas, añadiéndole generosamente cúrcuma, curry rojo y el alga kombu, sin desvirtuar en absoluto el resultado final. Nabos, apios, puerros, tapines y berenjenas dotan finalmente al plato de nuevas sensaciones que convierten un simple potaje en toda una experiencia.

Con la llegada del frío, los pucheros piden paso en Cuchara de palo. Un guiso de garbanzos con chocos, con vino fino, orégano, clavo y pimienta de Jamaica, conforman un plato con carácter y mucha personalidad.

Muy recomendables igualmente las papas con retinto. Por supuesto, con cuchara y en plato hondo. Porque este ragú de toda la vida tiene en la salsa el secreto que se escaparía entre los dientes del tenedor. La clave está en el tomillo, el laurel, el kinchee coreano, en el mix de pimientas de Japón, en la salsa de ostras, el jengibre y el palo cortado. Delicioso.

El local de Cuchara de palo ha pasado anteriormente por dos manos con suerte desigual. Su gran hándicap sigue siendo que el cliente lo relaciona con el hotel, y ya se sabe que en este tipo de establecimientos solemos jugar a la ruleta rusa a la hora de comer bien. Pero que quede claro, Cuchar de palo es totalmente independiente al Hotel NH.

Hace unos meses, Carlos y su equipo introdujeron la novedad de que alguien de fuera hiciera su plato en la propia cocina del restaurante, y si el resultado era bueno podría pasar incluso a la carta. Acabo de acordarme de que me comprometí a hacer unas habichuelas con almejas. Nunca es tarde.

Sobre el autor:

jorge-miro

Jorge Miró

...saber más sobre el autor

Archivado en:

Si has llegado hasta aquí y te gusta nuestro trabajo, apoya lavozdelsur.es, periodismo libre, independiente y en andaluz.

Comentarios

No hay comentarios ¿Te animas?

Lo más leído