El Museo del Belén, en la calle Circo, aglutina en sus más de 1.200 metros cuadrados de exposición dos grandes belenes, dioramas y figuras de palillo de varios de los mejores escultores españoles.
Hace ya cinco años que abrió sus puertas y aunque no lo hace con la continuidad que desearían sus impulsores, lo cierto es que el Museo del Belén es una realidad y un atractivo más que Jerez ofrece al mundo. Porque si la ciudad es bien conocida por sus caballos, su flamenco y, como no, sus vinos, también lo es por su singular Navidad, con la zambomba a la cabeza -a punto de ser declarada Bien de Interés Cultural-, pero también por su gran tradición belenista. De hecho, la asociación que aglutina a este colectivo, a punto de cumplir los 40 años, es la más veterana de Andalucía.
“En Jerez hemos creado un sello propio, ni mejor ni peor, pero somos el espejo y la referencia para muchos”, afirma Manuel Alcocer, presidente de la Asociación de Belenistas desde hace casi once años y con quien visitamos el coqueto museo de la calle Circo, enclavado en un antiguo casco de bodega sobre una superficie de 1.270 metros cuadrados.
Dividido en dos plantas, las joyas de la corona lo conforman dos grandiosos belenes. El de la planta baja, el denominado monumental, abarca 240 metros cuadrados divisable a través de 18 metros de embocadura panorámica. En total son seis escenas, que se van iluminando una a una mientras una voz en off explica los pasajes que se representan. Las figuras, obra del escultor jerezano Pedro Ramírez Pazos, se crearon expresamente en su día para otro belén monumental que se montó en el Callejón de los Bolos con motivo del segundo Congreso Nacional Belenista celebrado en Jerez en 1996. Dicho belén se acabó perdiendo, pero no las figuras, que se recuperaron para éste del museo, si bien Pazos tuvo que crear otras nuevas para dos escenas que por entonces no se plasmaron, la de la anunciación a la Virgen y la de la huida a Egipto. Alcocer recuerda a la perfección su montaje durante “todo un verano con una calor insoportable, un trasiego de gente admirable y horas de trabajo incalculables”. Hasta cuarenta personas, miembros de la Asociación de Belenistas, fueron necesarias para hacerlo realidad. Y todo, de manera desinteresada. “Nos costó el dinero”.
La otra joya del museo es el belén napolitano que se exhibe en la planta alta. Realizadas con figuras del prestigioso taller italiano de Marco Ferrigno, fue donado al museo por Juan Pedro Aladro Durán, mientras que del montaje se encargaron Esteban Benítez, Miguel Pérez y Manuel Salado. En el mismo se recrea la vida cotidiana de las gentes de Nápoles con sus distintos oficios, la taberna y el mercado.
El museo lo completan diferentes dioramas y diez vitrinas expositoras con figuras únicas, de las llamadas de palillo, de varios de los mejores artistas belenistas de España como los hermanos Castell, José Luis Mayo, Montserrat Ribes, Moisés Halcón, Pedro Ramírez… En definitiva, una oferta “única en España”, como asegura Manuel Alcocer, que sin embargo tiene la espinita clavada de que el museo no se pueda mantener abierto todo el año. “Nos cuesta mucho dinero mantenerlo y si no hay suficientes ingresos hay que cerrarlo en los meses que hay menos visitas, porque hay una cantidad de gastos enormes que apechugamos los belenistas y sin ingresos no podemos hacerles frente”, asegura el presidente del colectivo belenista que, no obstante, explica que están empezando a cerrar acuerdos con entidades, colectivos y agencias de viaje para que integren el Museo del Belén dentro del clásico tour de visitas a Jerez y de este modo pueda ser una realidad el que abra sus puertas los 365 días del año.
El museo del belén, enclavado en calle Circo, abre de lunes a domingo de 11 a 14 y de 18 a 21 horas, excepto las tardes del 24 y 31 de diciembre y la del 5 de enero de 2017, así como las mañanas del 25 de diciembre y 1 de enero de 2017. Más información aquí.
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