Las instalaciones acogen cada domingo el mercadillo Jalea, en el que artesanos montan sus puestos por tan sólo un euro durante las cinco horas que está abierto.
Jerezano, agroecológico, libre de intermediarios, ético y artesano. Es lo que significan las iniciales Jalea, que es como se llama el nuevo mercadillo que lleva celebrándose en Piscinas Jerez desde hace tres semanas. Como el barrio londinense Camden Town pero a la jerezana. Para poder montar un puesto tan sólo es necesario ofrecer un producto artesanal y pagar el euro que cuesta instalarlo durante las cinco horas que está abierto (de 11:00 a 16:00 horas). En algunos hasta se puede pagar en zoquitos. "El precio es simbólico, porque cuando pones algo gratis la gente no lo valora", dice José Campoy, uno de los promotores del mercadillo. Cada semana, los interesados reservan su espacio y por el momento la idea está teniendo buena acogida.
En Jalea se puede encontrar de todo y en esta época no podía faltar el mosto. "¿No quieres probarlo?", pregunta uno de los vendedores de este caldo a todos los que pasan delante de su puesto. Hasta mosto ecológico (mostolé) vendía esta mañana el viticultor José Cabral, de Trebujena, tierra mostera por excelencia. Desde productos caseros como mermelada, paté, miel, aceite o comida vegana, hasta dulces árabes, alemanes o chilenos. Productos de la huerta, pinturas, pulseras y todo tipo de complementos de macramé. Hasta motos hechas con latas recicladas. De una de Fanta, echándole horas y esmero, sale una Harley Davidson. Otra mujer, Nieves, hace muñecos de crochet. "La Tortuga Ninja la acabo de terminar hace un rato. Me encanta", dice con una sonrisa de oreja a oreja al preguntarle.
Esta iniciativa está inspirada en el mercadillo que se organiza en Los Toruños (El Puerto), y de hecho muchos de los artesanos que van a este también se pasan por Jalea, por eso esta mañana, al coincidir los dos, el de Jerez estaba algo menos concurrido de lo que viene siendo habitual. "Este mercadillo artesanal, ecológico y abierto busca que la gente que no tiene trabajo tenga una oportunidad de sacar unos ingresos extra", comenta Campoy. El requisito es claro: "Pedimos que los productos sean artesanos para que esto no se convierta esto en el rastrillo de la Alameda Vieja". Los amantes del coleccionismo también tienen su espacio en Jalea, ya que hay puestos de monedas antiguas o sellos entre los que poder perderse. Hasta enseñan a cuidar bonsáis. Para los más pequeños hay castillos hinchables y concursos de dibujo. Para los padres está abierto el restaurante de la piscina, que sirve tapas calientes. Y también tiene cabida para iniciativas como Bona N'Goni, que pretende construir un centro social en Togo y recoge material escolar, juguetes y todo tipo de utensilios para trasladarlos a este país africano. En definitiva, una nueva opción para pasar el domingo en familia muy a tener en cuenta.
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