La estampa se repite casi cada día después del almuerzo: turistas perdidos, apostados ante una oficina municipal de Turismo cerrada a cal y canto. Quieren alternativas. Puede haberlas, pero quizás no lo saben.
Jerez, pleno julio, cuatro y media de la tarde, sol abrasador, la ciudad se está echando la siesta. Sí, estamos totalmente de acuerdo, Jerez tiene cosas maravillosas, lugares sorprendentes, sabores inolvidables, experiencias inigualables. Pero sí, Jerez también es puro infierno una tarde de julio al raso y sin saber muy bien dónde ir. Día tras días se sucede la misma estampa: parejas o grupos de visitantes que llegan a Los Arcos, a la oficina municipal de Turismo, y se encuentran sus puertas cerradas a cal y canto. Desnortados, mapa en mano, con un cartel de SOS en el pecho, y con un desértico Arenal que no les invita más que a regresar al hotel y buscar la piscina. ¿Puede haber alternativa? Aquí algunos consejos, entre ellos volver al hotel o buscar una piscina (lo obvio) para evitar derretirse bajo el sol de justicia de la ciudad del vino, los caballos y el flamenco.
1. Alquile un coche: si piensa pasar varios días en la ciudad, no lo dude. Es la opción más cómoda, rápida y refrescante para estas fechas. Hay diferentes compañías de rent a car para cederle un vehículo con el que, a esas horas de la tarde, huir a las envidiables playas de la provincia. Sería una tontería tener el litoral a 15 minutos y no aprovecharlo. Ya habrá tiempo a mediodía o por la noche para vivir la ciudad.
2. Buscadores de sombras: si ya tiene el coche alquilado, puede salir del centro y buscar cobijo en algún parque de la ciudad que sea frondoso. La zona del Altillo ofrece dos opciones: el Jardín Escénico y los jardines de El Bosque en el parque González Hontoria. Allí, por si no lo conoce, hay un monumento de Jerez a Shakespeare. Es curioso. El bardo, uno de los más grandes de la literatura universal, era además superfan del sherry. Ya saben, “si mil hijos tuviera, el primer principio humano que les enseñaría sería de abjurar de toda bebida insípida y dedicarse por entero al jerez”.
3. Baño árabe: si usted no tiene aún el coche, no quiere gastar dinero en taxi y está desesperado pasando calor bajo Los Arcos de la plaza del Arenal, vaya rápido cerca de la Catedral, en la calle Salvador. Podrá bajar la temperatura en el Hammam Andalusí. Abre entre las 10:00 y las 23:30 horas, o sea tiene tiempo para darse un masaje con envoltura de chocolate o disfrutar de sus tres piscinas, su música relajante y su luz tenue. 
4. Piscina o SPA en el hotel: hay más oasis en el desierto estival de Jerez que el referido hammam. Seguro que usted se ha alojado, a poco que haya invertido en la visita, en un hotel más o menos céntrico que goza de su piscina exclusiva o incluso de un cómodo SPA. Desde la oficina municipal de Turismo, cerrada a cal y canto en el Arenal a estas horas de la tarde, hasta la calle San Agustín apenas hay dos pasos. En ese céntrico enclave va a hallar el Hotel Asta Regia, uno de los últimos que ha abierto en Jerez y que cuenta con una piscina en su última planta. Un lujazo en pleno corazón de la ciudad.
5. El tour de Francia y la siesta: apúntese a las costumbres locales. Una de las más celebradas y repetidas en esta época del año es poner el aire acondicionado -incluso disfrutando del placer de cubrirse con una sabanita-, conectar con el Tour de Francia y dejarse llevar por los paisajes alpinos y el clorofórmico sonido del helicóptero que ofrece las imágenes aéreas de la ronda gala. Eso, irremediablemente, le llevará a una profunda y placentera siesta para desembocar en una ducha posterior y en una vuelta, como se dice aquí, "con la fresquita". No se haga el valiente y tire de hotel. Usted ha venido a disfrutar de Jerez, de su encanto, de sus sabores y experiencias inolvidables, no de un tour por algo parecido a Abu Dabhi.


