Café "de verdad" tostado por una colombiana que prepara boba tea en El Puerto

Lina Andrea Castrillón, de 28 años, abre esta cafetería en Fuentebravía donde tuesta su propio grano para servir 'cappuccinos', 'matcha latte' o 'flat white' junto al té taiwanés de moda

Lina, propietaria de la nueva cafetería Momentum Haus Coffee en El Puerto.
Lina, propietaria de la nueva cafetería Momentum Haus Coffee en El Puerto. MANU GARCÍA

Cuando Lina Andrea Castrillón Taches descubrió el café que se bebía en España, se echó las manos a la cabeza. Esta colombiana de 28 años, natural de Pereira, eje cafetero, regresó a la ciudad donde había pasado su infancia hasta los 13 años, El Puerto, para labrarse un futuro. "Con 22 ahorré mi propio dinero y me vine, viví un año en Madrid, pero estaba muy sola y me vine a Rota con una hermana", cuenta desde la barra mientras prepara un expresso. Allí está desde primera hora de la mañana para dar ese chute de energía que ayuda a empezar el día o para los que hagan, como ella dice, "su pausa activa" antes de continuar.

Fue en los bares en los que ha trabajado donde Lina se percató que quería hacer algo con esta bebida tan consumida que ahora es la estrella por derecho de Momentum Haus Coffee, proyecto que mima con gusto. "En los sitios donde he estado me dejaban en la máquina y siempre me decía, es que haces el café muy bien. Yo lo hago normal, pero aquí, uno normal está bien", comenta la joven, que decidió adentrarse en este mundo y empezó a realizar cursos especializados.

Primero, en Surf House Café, donde estuvo una temporada explorando qué café estaba más bueno con el apoyo de su jefa. Después, empezó a estudiar por su cuenta y completó un curso de métodos de filtrado y de tueste de café. "Fui a las fincas cafeteras de Colombia para ver cómo era el proceso del cultivo, del secado, cómo se muele, las diferencias", explica mientras entra una madre con su hijo hablando inglés. La entrada a la Base Naval de Rota está justo enfrente y, desde que ha abierto, la mayoría de su público son familias de militares.

La colombiana preparando un 'flat white' en el local.
La colombiana preparando un 'flat white' en el local. MANU GARCÍA

Una vez empapada de los entresijos de este arte, se lio la manta a la cabeza y, hace poco más de una semana, abrió su propio local en El Puerto. Una cafetería con encanto, de esas en las que se puede degustar "café de verdad".

Lo bautizó con este nombre que tiene su significado. Momentum es "momento" en latín, mientras que haus es casa en alemán y muchas cafeterías allí lo utilizan. "Quiere decir, vive el momento antes de hacer algo, coge el impulso, la fuerza, la energía", dice señalando el logo en el que aparece un buzo, en homenaje a la profesión de su futuro marido.

Oler, sentir, mirar, tocar. Lina se sumerge en este trabajo sensorial que le ha costado poner en marcha. Emprender no es tarea fácil, pero ella le ha puesto ganas. "Primero tuve que formalizar mi NIE, el que yo tenía no me dejaba ser autónoma. Fue un proceso largo y complicado, tuve que ir a Colombia y explicar en qué me iba a enfocar", explica.

'Cappuccino' y 'flat white', dos de las opciones para tomar.
'Cappuccino' y 'flat white', dos de las opciones que se pueden tomar en la cafetería.  MANU GARCÍA
Lina mide los tiempos con precisión para un buen resultado.
Lina mide los tiempos con precisión para un buen resultado. MANU GARCÍA

 

Granos de café usados por Lina.
Granos de café usados por Lina. MANU GARCÍA

Con el apoyo de su pareja y los ahorros que guardaba pudo iniciar su propio negocio donde, para ella, lo más importante, es "servir un buen café". A ella le gustaría transmitir "qué es el café, a qué sabe y que la gente no lo llene de azúcar ni de sabores raros. El Starbucks y yo somos enemigos", ríe mientras mide el tiempo de un cappuccino.

Lina explica que en España predomina el torrefacto, café tostado y bañado en caramelo. "Es cancerígeno, la gente agrega hasta dos sobres de azúcar para poderse tomar un café con leche. Yo siempre digo que no echen azúcar, el buen café no la pierde, tiene su azúcar natural", dice.

Una pareja toma una de las variedades que ofrece la colombiana, que trabaja con una empresa de exportadores y cuida el proceso artesanal de este producto que también tuesta ella misma. En un habitáculo tiene una máquina tostadora con un software incorporado que utiliza cada dos días. Ella respeta los reposos y se fija en cada detalle para que cada sorbo sea agradable. Incluso permite elegir el método de preparación del café a los clientes. "Fue una inversión grande, pero prefiero eso a dar un mal café", comenta al mismo tiempo que explica cómo funciona.

La colombiana explica el funcionamiento de la tostadora.
La colombiana explica el funcionamiento de la tostadora. MANU GARCÍA
Té taiwanés con sirope de mango.
Boba tea con sirope de mango. MANU GARCÍA

Su uso depende del grano de café que elija, de la densidad, el agua u otros factores. "Pido el café en verde, lo tuesto, lo dejo que suelte sus gases y luego lo muelo", añade entre sacos de variedades de Colombia o Perú. "Nada más que me faltaría plantar, pero por el clima aquí no se puede".

Aunque en los últimos meses, en Andalucía, han surgido algunos proyectos piloto en Málaga o Granada, que albergan las primeras plantaciones de café de la Europa continental.

El café forma parte intrínseca de la cultura de Lina, desde que era una niña siempre lo ha tenido presente, pero reconoce que es una cuestión de gustos y que, en su familia, lo mismo hay quien tiene su propia finca que quien no lo bebe.

En el local, no solo hay café. También ofrece boba tea, el té taiwanés de moda, poco visto en la zona hasta ahora, y otros productos que apoyan a distintas caudas como el chocolate de Colombia o el zumo. Hace tés "de forma muy natural" con una tetera que le marca la temperatura exacta del agua. Un nuevo templo del café con propuestas atípicas al que echarle el ojo.

Sobre el autor:

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Patricia Merello

Titulada en Doble Grado en Periodismo y Comunicación audiovisual por la Universidad de Sevilla y máster en Periodismo Multimedia por la Universidad Complutense de Madrid. Mis primeras idas y venidas a la redacción comenzaron como becaria en el Diario de Cádiz. En Sevilla, fui redactora de la revista digital de la Fundación Audiovisual de Andalucía y en el blog de la ONGD Tetoca Actuar, mientras que en Madrid aprendí en el departamento de televisión de la Agencia EFE. Al regresar, hice piezas para Onda Cádiz, estuve en la Agencia EFE de Sevilla y elaboré algún que otro informativo en Radio Puerto. He publicado el libro de investigación 'La huella del esperanto en los medios periodísticos', tema que también he plasmado en una revista académica, en un reportaje multimedia y en un blog. 

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