Cuando aprieta el calor, practicar deporte se hace más duro. Sin embargo, hay actividades que permiten hacer ejercicio al mismo tiempo que disfrutar de paisajes únicos y de una forma muy refrescante. El barranquismo acuático se ha convertido en una actividad muy demandada por los más aventureros. En la Sierra de Cádiz se divisan enclaves idóneos para vivir esta experiencia que combina deporte, adrenalina y paisajes únicos.
La Sierra de Cádiz se ha consolidado como uno de los destinos favoritos para quienes desean sumergirse —literalmente— en esta experiencia. Rodeada de sierras escarpadas, ríos y cañones, la zona ofrece una geografía ideal para este tipo de actividades. Empresas especializadas en turismo activo organizan rutas a precios asequibles, dirigidas tanto a personas con experiencia como a quienes se inician en esta disciplina.
Una de las compañías más destacadas en Andalucía es Aventuras Proema, cuyas siglas significan Proyectos Educativos y Multiaventuras. Fundada en 2010, esta empresa nació con el objetivo de dar a conocer espacios naturales mediante actividades deportivas de bajo impacto ambiental. Su catálogo de propuestas incluye recorridos adaptados a distintos niveles de dificultad y siempre bajo la supervisión de monitores especializados.
La Garganta Verde
Entre sus rutas estrella destaca La Garganta Verde, una experiencia de nivel 1 que se desarrolla en el corazón del Parque Natural Sierra de Grazalema. Se trata de un cañón esculpido en roca caliza durante miles de años. El itinerario comienza con una caminata que lleva hasta “la Ermita”, una enorme cueva repleta de estalactitas y estalagmitas, donde se da inicio a la parte más técnica de la actividad.
Durante el recorrido, los participantes deben afrontar varios rápeles, saltos y un tobogán natural, además de explorar pequeñas cuevas y pasos estrechos que hacen de esta experiencia una auténtica aventura. El recorrido concluye en el arroyo de Bocaleones, una surgencia natural que sorprende por su belleza, donde aguardan los vehículos con comida y ropa de cambio.
El río Pajaruco
Otra de las opciones ideales para quienes se inician en el barranquismo es el río Pajaruco, también en la Sierra de Grazalema. De nivel iniciación, este barranco discurre por el conocido “Valle del Suspiro del Moro” y ofrece un recorrido de unas cuatro horas. Es un cañón que pasa justo por una angostura de más de 70 metros de profundidad. Aunque el arroyo suele estar seco salvo en época de lluvias, permite disfrutar de un paisaje imponente y descensos accesibles.
El río Albarracín
Para quienes buscan un reto mayor, el barranco del río Albarracín representa una de las rutas más completas y exigentes. Clasificado como de nivel 2, este itinerario se extiende entre cinco y seis horas y ofrece un total de 17 rápeles, 12 de ellos no evitables. La ruta discurre por una garganta profunda con vistas espectaculares a la Sierra de la Silla y del Endrinal, y resulta ideal para perfeccionar técnicas de descenso.
Este barranco requiere una preparación física media y una buena capacidad de adaptación, ya que incluye pasos técnicos, destrepes y descuelgues. Al finalizar, los participantes deben seguir el cauce del río hasta el Pontón, cerca de la aldea de Tavizna, donde esperan los vehículos para el regreso.
Todas las actividades incluyen material técnico, neoprenos, cascos, arneses y bagas de seguridad, además de botiquín y seguros de responsabilidad civil y accidentes. Los recorridos están guiados en todo momento por personal cualificado, lo que garantiza seguridad y disfrute para todos los públicos.