Monsanto, el encanto de la piedra granítica

Uno de esos pueblos que siempre salen en las listas de "pueblos con encantos" de Portugal, pequeñito y muy particular

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Aunque Monsanto en cualquier búsqueda de Google haga referencia a una de las multinacionales de productos alimenticios, Monsanto es uno de esos pueblos que siempre salen en las listas de "pueblos con encantos" de Portugal. Es pequeñito y muy particular y conserva sus viejas casas empotradas en la montaña, en los grandes bloques de piedra granítica. Estuvimos de paso para Galicia y nos gustó mucho. Sin duda la piedra destaca sobre todo lo demás. Está Monsanto enclavado en la ladera, con abruptas calles de piedra. Curiosamente hace años Monsanto ganó el concurso nacional por ser la aldea “más portuguesa” del país, y orgullosa muestra el gallo en la torre del reloj (arriba en la foto).

Monsanto se remonta a un castro prehistórico más tarde romanizado.

Monsanto también llamado Monsanto da Beira pertenece al distrito de Castelo Branco, y al concelho de Idanha-a-Nova; hoy día no llega a los mil habitantes. Poco se sabe acerca de la ocupación temprana de su sitio. Aunque tradicionalmente Monsanto se remonta a un castro prehistórico más tarde romanizado.

El castillo de Monsanto (arriba en la foto) sigue, como otros castillos similares en la zona, las líneas arquitectónicas de los Templarios. Se eleva a unos setecientos cincuenta metros sobre el nivel del mar, sus paredes delimitan dos recintos, uno interior, rectangular en planta, que corresponde a la ciudadela; y otro externo, de planta ovalada, delimitado por las murallas. Hay que pensar que en el momento de la Reconquista cristiana de la Península Ibérica, Don Afonso Henriques tomó posesión de esta región, donde se estableció la frontera con el Reino de León y el califato almohade. Para guardarlo, estos campos de Idanha-a-Velha y Monsanto fueron donados a la Orden del Temple con la responsabilidad de repoblar y defender las mismas. Debajo del castillo se puede observar lo que queda de la románica Capilla de São Miguel, provista de varios sarcófagos excavados en roca sólida.

El castillo de Monsanto.

A medio camino entre el castillo y el pueblo hay una gruta y varias cuevas que son aún utilizadas por los pastores como establos para ovejas y caballos.

Por cierto en agosto subir al castillo del siglo XIII y aún con el sol arriba, cuesta tela, lo digo por experiencia. Se atribuye a la dirección de la construcción del Castillo de Monsanto a Don Gualdim Pais, un cruzado português templario Cavaleiro de Don Afonso Henriques (fue el fundador de la ciudad portuguesa de Tomar).

En las casas del pueblo hay casonas importantes, con entradas manuelinas y con blasones de piedra. En la oficina de turismo justo en la calle donde están tomadas estas fotos, te pueden facilitar información de los alrededores y mapas de rutas de senderismo por la zona.

El pueblo de Monsanto tiene numerosas iglesias:

    • Capilla de San Juan el Bautista
    • Capilla de San Pedro viene a Doe
    • Capilla Senhora da Azenha
    • Capilla de Nuestra Señora del Pie de la Cruz
    • Capilla de Santa María del Castillo
    • Capilla de San Antonio
    • Capilla de San José
    • Capilla del Castillo de San Miguel
    • Capilla de San Sebastián
    • Capilla del Espíritu Santo
    • Iglesia de la Misericordia

Un poco más de historia... (Wikipedia)

Monsanto se encuentra en la cuesta de una gran elevación escarpada, llamada Cabeço de Monsanto (Mons Sanctus). Se sitúa al noreste de Idanha-a-Nova e irrumpe repentinamente del valle. En el punto más alto su pico alcanza los 758 metros. La presencia humana en este lugar data del paleolítico. La arqueología dice que el lugar fue habitado por los romanos, en el piedemonte del monte. También existen vestigios de presencia visigótica y árabe. Los moros serían derrotados por Don Alfonso Enríquez y, en 1165, el lugar de Monsanto fue donado a la Orden de los Templarios que sobre orientaciones de Gualdim Pais, que mandó construir el Castillo de Monsanto. La Carta de foral fue concedida por primera vez en 1174 por el rey de Portugal y rectificada, sucesivamente, por Don Sancho I (en 1190) y Don Alfonso II (en 1217).

Vista del pueblo desde la subida al castillo de Monsanto.

Fue D. Sancho I quien repobló y reedificó la fortaleza que, entre tanto, fue destruida en las luchas contra el Reino de León. Serían nuevamente reparadas un siglo más tarde, por los Templarios.

En 1308, el Rey Don Dinis dio Carta de Feira y, en 1510, sería el rey Don Manuel I quien otorgaría de nuevo la Carta de foral y concedería a la aldea la categoría de villa.

A mediados del siglo XVII, Luis de Haro y Guzmán (ministro de Felipe IV de España), intenta cercar Monsanto sin éxito. Durante la Guerra de Sucesión Española (1700-1715), el Duque de Berwick también cerca Monsanto pero el ejército portugués comandado por el Marqués de As Minas derrota al invasor en los difíciles escarpes que se yerguen hasta el castillo. Monsanto fue sede de concelho en el periodo 1758-1853. Un grave accidente en el siglo XIX destruyó su castillo medieval, por la explosión del almacén de municiones.

En las últimas décadas, Monsanto se volvió popularmente conocida como "a aldeia mais portuguesa de Portugal" (la aldea más portuguesa de Portugal), exhibiendo el Gallo de Plata, trofeo de autoría de Abel Pereira da Silva, cuya réplica permanece hasta hoy en la cima de la Torre del Reloj o de San Lucas. Esta aldea celebra anualmente cada 3 de mayo la Festa das Cruzes para conmemorar un asedio medieval.

Un paseo por la noche...

Por la noche es muy agradable dar un paseo, después de cenar en el casi único restaurante que hay arriba subiendo al castillo, el "Petiscos e Granitos" se conoce como el Geo-Food ya que está embutido también entre piedras de granito (por cierto se come mejor abajo en la terraza con unas vistas magníficas).

La aldea es muy tranquila y en verano están los lugareños, bastante avanzados en edad, sentados en los portones aprovechando el fresco de la noche.

¿Donde nos alojamos? Pues cogimos por Booking una habitación en una casa rural, concretamente la Casa de Chafariz. Cuando llegamos nadie abría la puerta ni nadie respondía al teléfono, aunque al cabo de un rato me llamaron. Fue difícil dar con el sitio aunque ya con el teléfono se llega a cualquier parte. La casa nos encantó y la señora mayor que nos atendió. El desayuno era en la propia casa en un lugar con muebles antiguos, muy confortable todo. La habitación además era espectacular embutida como el resto de la aldea en la piedra granítica. Abajo podéis ver una foto de la habitación (setenta euros la triple, pero ¡ojo! no admiten tarjetas de crédito) y una foto del patio de la casa...

Casa de Chafariz, en Monsanto.

Y esto es todo, espero os haya gustado y si vais para el NW ibérico y os coge de paso para una visita apuntarlo en la agenda. Igualmente si queréis descansar, como hicimos nosotros, para no hacer el viaje tan largo desde el Sur.

A mi pasajera Luna también le gustó (en el restaurante que os comenté antes, dejan entrar a las mascotas y eso es raro en Portugal y en España).

Este artículo se publicó originalmente en el blog El Lobo Bobo.

Sobre el autor:

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Paco Piniella

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