La Infanta Cristina cumple 60 años marcada por la máxima preocupación por Miguel Urdangarín

Lo que debía ser una celebración íntima y feliz se vio ensombrecido por la visita de su hijo Miguel a un hospital madrileño, lo que ha despertado inquietud en su entorno más cercano

Irene y Miguel Urdangarín, en una imagen de 'El Nacional'.
17 de junio de 2025 a las 19:07h

El pasado jueves, la Infanta Cristina celebraba su 60 cumpleaños en un ambiente familiar y alejado del foco mediático, siguiendo el estilo reservado que acostumbra. Sin embargo, lo que pretendía ser una jornada tranquila se vio empañada por un suceso inesperado: ese mismo día, su hijo Miguel Urdangarin fue visto entrando en un hospital en Madrid, acompañado de su pareja, Olympia.

Las imágenes, captadas con discreción por varios reporteros, no mostraban signos evidentes de preocupación. No hubo carreras ni rostros desencajados. Pero el simple hecho de no conocerse el motivo de la visita médica ha despertado una creciente inquietud en el círculo de la Infanta. En una familia tan hermética como la del Rey Felipe, el silencio es sinónimo de alarma.

Miguel, el tercer hijo de Cristina e Iñaki Urdangarin, ha sido siempre el más esquivo ante la exposición pública. Soñaba con ser instructor de esquí, una vocación que abrazó con determinación hasta que una lesión truncó su camino. Desde entonces, su futuro parece haber entrado en una especie de pausa. A diferencia de sus hermanos —Irene, Pablo y Juan—, no se le conoce actualmente una ocupación clara.

Una vida sin rumbo definido

Según ha recogido la revista Lecturas, Miguel no cursa estudios ni ejerce actividad laboral alguna. Su única constante es su relación con Olympia, una joven venezolana de familia acomodada, con la que convive desde hace meses en Madrid. La pareja cuenta con el respaldo familiar, pero eso no ha sido suficiente para disipar las dudas sobre cuál es el camino que Miguel quiere —o puede— seguir.

Desde Ginebra, donde reside oficialmente, la Infanta Cristina ha reforzado sus visitas a España. Primero lo hizo para acompañar a su hija Irene en su traslado a Madrid, y ahora lo hace también por Miguel. El aparente distanciamiento de su hijo con el mundo académico y profesional comienza a preocupar seriamente a la madre, que intenta estar más presente en su día a día.

El joven ha pasado largas estancias en Zarzuela, hospedado con su abuela, la Reina Sofía, con quien mantiene un fuerte vínculo afectivo. Además, su vida en Madrid lo mantiene cerca de sus hermanos, sobre todo de Irene y de Pablo cuando este visita la capital. Sin embargo, la extrema discreción que rodea su rutina diaria solo añade más misterio a su figura.

Diferencias con la Infanta Elena y clima de incertidumbre

El contraste con la Infanta Elena es claro. Mientras ella celebró su 60º aniversario rodeada de amigos en un restaurante madrileño, Cristina optó por la intimidad absoluta, buscando proteger a los suyos en un momento especialmente delicado para la familia Borbón-Urdangarin. Las causas judiciales del Rey Juan Carlos, los ecos de antiguos escándalos y ahora este episodio con Miguel conforman un entorno donde cada movimiento se estudia al milímetro.

Miguel simboliza una transición incierta: el paso de una infancia privilegiada en palacio a una adultez sin un rumbo definido. Inició estudios de Ciencias del Mar en Inglaterra, pero los abandonó. Probó suerte en el deporte, pero su carrera quedó truncada por una lesión. Ahora vive en Madrid, en silencio, y sin metas visibles a corto plazo.

En una familia marcada por el peso del apellido y el constante escrutinio público, esa falta de dirección personal no pasa desapercibida. Y para la Infanta Cristina, este episodio en su cumpleaños no solo fue inesperado, sino también revelador del momento de incertidumbre que vive su hijo.

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F. Jiménez

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