Barrio del Mentidero, en pleno casco histórico de Cádiz. En la calle Veedor, entre dos lugares tan ilustres de la ciudad como la plaza de San Antonio y la que da nombre al barrio, y haciendo esquina con la calle Plata, se encuentra la Antigua Parra del Veedor, un lugar emblemático de la ciudad que ha sido testigo, entre otros eventos, de la Constitución de 1812 o de la explosión de 1947.

Y es que este bar posee la honorable distinción de ser el más antiguo de todos los que permanecen abiertos en la capital gaditana. Su fundación data de 1791, aunque por aquel entonces era “una tienda de licores y vinos, en aquellos tiempos no existía el concepto de bar”, relata Cristina, que a sus 40 años es una de las propietarias del negocio. La otra, su hermana Natalia, es la cocinera. Toda la comida es casera, lo que refuerza su posición de “típico bar de barrio, muy familiar”, tal y como detallan las hermanas.

Realmente, no existen referencias de quién fue el precursor de un local que permanece activo más de 200 años después, “aunque una clienta nos comentó un día que fue alguien que por aquel entonces vivía en el barrio”. Quizás, el misterio sea uno de los atractivos de un local por el que han pasado todo tipo de personalidades, desde flamencos como Chiquito de Cái o el torero Juan Belmonte, al ministro de Cultura de Cuba, “que vino sin escoltas y le pusieron a dos policías nacionales ahí en la puerta”, explica Natalia.

Celia, la hija de Cristina, está dentro. Junto a su padre mira el periódico y habla de Cristiano Ronaldo. “Yo preferiría que trabajara de otra cosa, porque esto es muy sacrificado, pero si ella lo quiere aquí tiene su sitio”, confiesa su madre. Poco a poco, la clientela habitual va entrando a la Parra del Veedor. “Aquí conocemos a todos por su nombre, incluso hemos hecho amigos en América, Inglaterra, Dinamarca…, porque visitan Cádiz, entran aquí y les gusta”, cuenta Natalia. No es algo difícil de creer en un lugar donde el trato cercano y amable es la nota predominante.

Por ello, numerosos artistas escogen este simbólico negocio para presentar sus proyectos: exposiciones de pintura, presentaciones de libros, ensayos generales de carnaval… “Cualquier cosa en la que podamos ayudar aquí está el local, siempre que esté en nuestras manos…”, relatan las hermanas, propietarias del bar desde 2003. Antes era de su padre, que entró como camarero y acabó haciéndose con él. Era gallego.

Ellas, en cambio, puramente gaditanas. Criadas en el barrio de San Carlos, dejaron los estudios para ayudarlo con el negocio. Han crecido allí y cuando se planteó la posibilidad de hacerse con la propiedad no lo dudaron. Querían seguir adelante con un local en el que han pasado buena parte de sus vidas y ahora pueden presumir de alimentar a cualquier tipo de público, y es que basta asomarse cualquier día de diario para comprobar que a la Parra del Veedor se acercan jóvenes, mayores, familias, extranjeros…

Natalia y Cristina poseen diversos recortes de periódico que atestiguan parte de los acontecimientos vividos en el local con el paso de los años. Sacan una carpeta en la que hay varios. En 1879, se produjo allí un robo. La prensa de la época reza que “a la una, el cabo de serenos de la demarcación de San Antonio acudió a La Parra del Veedor, donde se habían escuchado ruidos sospechosos, […] al parecer un ladrón se había introducido en la tienda y robado parte de su género”. En 1929, “un albañil de 23 años agredió salvajemente a su amante […] porque quiere que ella lo mantenga sin trabajar”. Aquel mismo año, "los serenos dan cuenta a la autoridad municipal que [...] hubo una juerga flamenca en el establecimiento denominado La Parra del Veedor, [...] los serenos llamaron la atención del encargado". Sucesos ocurridos alrededor de un negocio que continúa con la mirada al futuro sin perder de vista el pasado en ningún momento.

Tal es así, que las hermanas apenas han tocado nada de la decoración, “si acaso el suelo y poco más”, cuenta Natalia. Los azulejos “tienen más de 50 años, son de lo más característico de aquí y a la gente les suele gustar”, expresa Cristina, que en cuanto a la cocina deja claro que lo que más triunfa es una comida gallega, la rixada: solomillo de cerdo con cebolla y pimentón picante. De igual forma, tienen también buena fama la sangre con tomate “que, si te gusta, te gusta mucho”, y la carne mechá, de la que “la gente nos suele decir que es la mejor que han probado en Cádiz”.

En definitiva, un compendio de recetas variadas para mantener el bar, que asiste impoluto al paso de los años, a la revolución tecnológica y al crecimiento de las ciudades. 226 años después, y gracias a las dos hermanas gaditanas, la Antigua Parra del Veedor continúa dando que hablar en la ciudad de Cádiz. Y es que, a pesar de todo, este no deja de ser el bar más antiguo de la ciudad más antigua de Occidente.

La Antigua Parra del Veedor abre todos los días, a excepción del miércoles, con un horario de 09:00h a 16:00h de domingo a martes y de 09:00h hasta la cena de jueves a sábado.

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Jesús Mayone

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