Narci Corrales, el hostelero que llevó el tartar a la Peña del Atún

El establecimiento de Barbate se ha convertido en referente para el crudo mientras mantiene la esencia de toda la vida

Narci Corrales y Francisco José Utrera, delante de un tartar de atún preparado en la Peña. FOTO: MANU GARCÍA
Narci Corrales y Francisco José Utrera, delante de un tartar de atún preparado en la Peña. FOTO: MANU GARCÍA

La Peña del Atún, en Barbate, nació, como indica su nombre, enfocada al ocio de las peñas de toda la vida. Pero poco después, en 1988, alguien vio que aquello tenía futuro como bar. Hoy, la saga emprendedora llega a Narci Corrales, propietario y con las mismas inquietudes de su padre de seguir haciendo algo diferente, sobre el producto estrella de los mares de La Janda, el atún rojo de almadraba. De aquellas cuartillas con algunas tapas queda la esencia, pero la Peña es hoy uno de los referentes de la localidad.

Narci Corrales se formó en el sector del turismo. Estudió en Cádiz. Le ha servido para ponerse siempre "en el lugar del cliente". Y el cliente de Barbate, ya sea de la ciudad o el turista veraniego, es "calidad-precio". Y cierta innovación.

En pleno auge de los crudos, algo más que una moda a la hora de elaborar platos de pescado, aquel bar de peña tiene hoy uno de los tartares rojos que más entran por la vista. Y por el gusto. "En muchos sitios donde ponen el tartar, no saben tratarlo. Si me cobras 5 euros por un plato así, ¿dónde está el truco", indica Corrales. "En que se le mete tomate", añade Francisco Javier Utrera, el chef.

El tartar de atún, en plena elaboración en la cocina de La Peña. FOTO: MANU GARCÍA

La Peña del Atún, en tanto que peña, sigue en marcha. "Los socios van a montones de competiciones, tanto de la zona como a nivel nacional e internacional". Hoy siguen muchos de ellos frecuentando el bar-restaurante. Pero la actividad, como ocurre con muchas peñas, va decreciendo a medida que las nuevas generaciones no se suman.

"La media de edad está en los cincuenta años, pero yo no quiero que una persona se deje de pedir aquí lo que sea, una botella, porque piense que al ir creciendo hemos disparado los precios". La Peña, por eso, es peña, con al menos cuatro o cinco actos oficiales cada año, y mucha parroquia extraoficial.

Aquellos corazones y recortes de atún que se compraban en la plaza son hoy sashimis, o tacos. "Había al principio un tapeito escaso, una mesa de billar, una cocina tres veces más pequeña... Pero mi padre se preocupó por que lo poco que se servía, a la gente le gustara, que tuviera acceso a una tapita".

Un momento de la entrevista a Narci Corrales. FOTO: MANU GARCÍA

Las cosas evolucionaron poco a poco. Y fue durante la crisis, cuando Narcis Corrales había terminado sus estudios, el momento en el que las cosas cambiaron a mejor. Muy poco a poco, pero no dejaban nunca de crecer. "Teníamos nuestra broma, que si esto es la crisis, ¿cómo va a ser cuando no haya crisis?". Utrera, el chef, había trabajado de carpintero en la obra hasta que se metió definitivamente en los fogones en aquellos años. Y en 2015 llegó el relevo generacional.

"Mi padre nunca dejó de darse el paseíto por aquí por la mañana, pero pasamos de estar los dos a centrarme yo". Y Corrales hijo sabía del potencial. Hoy, la carta incluye muchos montaditos que mantienen cierta esencia, "para dar de comer a la familia que venga con niños", pero también, con la versatilidad de ofrecer una cocina más adaptada "por ejemplo a esa parejita que quiere darse un homenaje de atún".

Una de las últimas innovaciones es el taco de atún, con cierto pique. Una forma más dar la vuelta de tuerca al producto de toda la vida. Destacan también aires orientales como el sashimi, dentro de la intensidad del crudo. O la adaptación del salmorejo, con piñones y mojama en vez de jamón. "Aquí ofrecemos desde el salazón, que es milenario, hasta lo último". Y siempre, con precios asequibles. "Tenemos un menú degustación de 8 platos con cuatro bebidas por 40 euros, donde sobre todo ofrecemos atún rojo de almadraba".

El chef, en su cocina. FOTO: MANU GARCÍA

Eso sí, Corrales confiesa que, para alguien que quiera probar de verdad la esencia del atún, "un poquito de sal y vuelta y vuelta". La cocina, tres veces más que la primera peña, tiene la capacidad para aunar lo clásico y el riesgo. "Siempre estamos probando. Y el 95% de las veces, cuando ofrecemos fuera de carta algo nuevo, gusta". Utrera remacha. "A veces te encuentras gente en la puerta esperando y hasta te puedes agobiar. Pero significa que algo estamos haciendo bien".

El bar restaurante Peña del Atún se encuentra en calle Ancha, 35, de la localidad de Barbate (Cádiz).

Sobre el autor:

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Pablo Fdez. Quintanilla

Licenciado en Periodismo y Máster en Comunicación Institucional y Política por la Universidad de Sevilla. Comencé mi trayectoria periodística en cabeceras de Grupo Joly y he trabajado como responsable de contenidos y redes sociales en un departamento de marketing antes de volver a la prensa digital en lavozdelsur.es.

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