La mesa redonda de 'El vino, alma de mujer' concluye que “silenciosa e inteligentemente, estamos cada vez más presentes en el jerez”.

La mesa redonda que marcó la segunda jornada de El vino, alma de mujer estuvo salpicada de conclusiones interesantes y mejores titulares. Moderadas por Pepa Pacheco, presidenta de la APJ, compartían cuadrilátero Carmen Martínez, comunicadora; Carmen Borrego Plá, copropietaria de Maestro Sierra; Helena Rivero, propietaria de bodegas Tradición, y Catalina Aveledo, técnico de viñas de Barbadillo.

Sin embargo fue un combate nulo. No llegó la sangre al río, ni mucho menos. Pese a los intentos de la periodista por avivar el debate con diferentes puntos de vista, la coincidencia en la mayoría de bloques propuestos impidió que saltaran chispas y que discurriera por unos cauces de normalidad, lo cual es muy de agradecer a tenor de los bochornosos espectáculos que nos suelen brindar en la pequeña pantalla y últimamente también las emisoras de radio.

En suma, la nutrida representación de público pudo llevarse de Los Jándalos una visión bastante real de la aportación de la mujer en el Marco desde la viña hasta la copa. Del encorsetamiento de la mujer como consumidora casi en exclusiva de cream huyó hasta la propia moderadora, que se declaró amante del amontillado que tanto le costaba que le sirvieran cuando llegó a Jerez, muy entrado ya el nuevo siglo.

Los toques de genialidad, habituales para quienes la conocemos, vinieron por parte de Carmen Borrego Plá, quien recordó que alguien tuvo “el detalle” de ir a comprar la bodega cuando aún estaban amortajando el cadáver de su padre. A su madre, doña Pilar Plá, que era ama de casa, le dio pena desprenderse de lo que tanto le había costado sacar adelante a su marido. No fue fácil en una época en la que los tratos se cerraban en los casinos, donde las mujeres tenían prohibido el acceso. Así, primero las tacharon de locas. Luego, al comprobar que estaban muy cuerdas, dijeron que les iba a faltar paciencia y tesón. Finalmente, decidieron ir a por ellas, “pero eso fue bueno porque por fin empezaron a tratarnos como competencia, y la lucha fue más leal”.

Según Borrego Plá, “cuando trabajas en serio, te ganas el respeto de todos”. Ahora sí, por el hecho de ser mujer “estamos sobre un techo de cristal muy fino y no tenemos nada hecho. Eso tampoco es malo del todo, porque nos mantiene en la máxima actividad y no hay lugar para la relajación”.

Muchos años más tarde que Pilar Plá asumiera el mando de la bodega llegó a Jerez Helena Rivero. Lo hacía gracias a la confianza que depositó en ella su padre, Joaquín Rivero, fallecido el pasado año. Helena reconoce que ahora hay “mucha más presencia femenina, y se ha hecho de manera silenciosa, que es más inteligente que haciendo ruido”. Sin el apoyo masculino de su equipo, Catalina Aveledo no podría sentirse “tan afortunada” con su cometido como técnico de viñas de Barbadillo, si bien reconoce que “fácil no hay nada, y si un hombre da un paso, yo tengo que dar dos”.Helena Rivero abundaba en que “no por ser hombre o mujer tienes unas cualidades específicas, pero somos capaces de detectar cómo entrar en un sitio y amoldarnos. Hemos sido mucho más sutiles, delicadas y diplomáticas. Como se suele decir, mano de hierro con guante de seda”. En este punto, Mari Carmen Martínez añadía que “en ciertos círculos donde las mujeres toman decisiones rodeadas de hombre hemos aprendido a ser más abiertas de mente y a aportar otra perspectiva porque nos ha tocado acostumbrarnos a observar. Eso es lo que nos hace parecer ser más sutiles”.

Lo que no es de extrañar es el considerable aumento del consumo de vino de Jerez entre las mujeres. Hasta hace unos años era impensable que salieran a beber públicamente. A lo máximo que llegaban era a pedir en el almacén “una botella de vino para el guiso, pero que esté frío…”. Más tarde comenzaron a salir en compañía del marido y se convirtieron en consumidoras, principalmente de la gama de dulces. Afortunadamente, ahora consumen con total normalidad, solas o en compañía. Es más, como señalaba Carmen Borrego, la mujer no es sólo consumidora, sino prescriptora y la que decide qué se bebe en casa. Con tal motivo, la publicidad tiene desde hace unos años a ellas como claras destinatarias de las campañas de marketing y publicidad.

Otra parte interesante de la mesa redonda se refería a que la presencia creciente de la mujer en cargos de responsabilidad de las empresas bodegueras se diluye llegando a los órganos de decisión. Un ejemplo, en el Consejo Regulador de un total de veinte vocales hay sólo una mujer. En este sentido, Helena Rivero pronostica que Jerez, como primera denominación de origen en España, “será también la primera con una presidenta o directora del Consejo”, apuntando a la figura de Carmen Aumesquet, actual directora de Promoción de la Casa del Vino.

Este jueves concluye el ciclo con una cata dirigida por mujeres para la que están agotadas las plazas desde hace más de una semana.

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Jorge Miró

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