¿Qué son los huevos de fraile? La sencilla receta gaditana que realmente no lleva huevo

Un plato elaborado a base de harina de garbanzos y degustada fría, a modo de ensalada, perfecto para esta época

Plato de huevos de fraile.
Plato de huevos de fraile.

Los huevos de fraile es una receta gaditana sencilla y humilde, elaborada a base de harina de garbanzos y degustada fría a modo de ensalada. Además de lo inquietante de su nombre, este plato también genera controversia al no contener huevo en sus ingredientes.

Su origen tiene influencia genovesa, como tantos otros en Cádiz. Aunque hay una leyenda recogida por Carlos Spínola que dice que en 1812, cuando Cádiz estaba siendo sitiada por los franceses, ante la falta de alimentos, un fraile capuchino trituró garbanzos secos para realizar una masa que alimentara a sus compañeros.

En Directo al Paladar explican que el propósito se supone que era conseguir un sustituto del huevo para poder preparar los típicos huevos aliñados, aunque otras teorías sostienen que era una alternativa a las huevas aliñadas. Ya que la textura que se obtiene de cocer la harina de garbanzo recuerda mucho más a lo granulado de la hueva. 

La receta que compartimos a continuación es cortesía del Enrique Sánchez del programa Cómetelo de Canal Sur, recogida por el blog de cocina Directo al Paladar.

Ingredientes

  • Harina de garbanzo 1 vaso
  • Agua 1,5 vaso
  • Sal o al gusto2 g
  • Cebolleta pequeña1
  • Perejil fresco
  • Aceite de oliva virgen extra
  • Vinagre de manzana o Jerez

Elaboración

  • Tiempo total 30 m
  • Elaboración5 m
  • Cocción25 m
  • Reposo 2 h

"Disponer la harina de garbanzos con la sal y el agua en un cazo, cazuela o en una olla no muy grande. Se puede tamizar la harina previamente para facilitar la mezclar. Combinar con unas varillas para disolverla y obtener una mezcla homogénea, procurando que no queden grumos secos.

Calentar a potencia media y llevar a ebullición, sin dejar de remover. Bajar el fuego y cocinar suavemente, removiendo con las varillas constantemente y procurando que no se pegue demasiado al fondo, hasta que vaya espesando.

Cocer de esta manera hasta obtener una textura espesa como de una bechamel para croquetas, que se despegue bien de las paredes. Terminar removiendo con una cuchara grande o una espátula, rascando bien el fondo. Probar y añadir más sal, si fuera necesario.

Llevar a un molde cuadrado o rectangular (sirve una fuente de horno) cubierto con papel antiadherente, aplasar con otra hoja de papel para dejar un grosor de uno o dos dedos, aproximadamente aplanando la superficie. Dejar enfriar antes de llevar a la nevera y refrigerar hasta que esté sólido, unas dos horas.

Cortar en cubos del tamaño de un bocado (engrasar el cuchillo ligeramente con aceite si se pega un poco) y llevar a una fuente. Picar finamente una cebolleta pequeña y un buen puñado de perejil, y añadir a la fuente. Aliñar generosamente con aceite de oliva virgen extra, vinagre y sal al gusto".

 

Sobre el autor:

C. Casanova

Periodista.

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