Cuando uno entra en La Perica, ya comienza el espectáculo. Primero, el visual. En un recogido local del número 85 de la Avenida Andalucía de Cádiz, el establecimiento de Rocío de los Santos llama la atención por su cuidada estética: colores pastel, limpieza al máximo y una mezcla de nuevo y antiguo que casan en perfecta armonía. Separados en dos ambientes, en el despacho de helados llaman la atención los pozzetos, las tapas de los recipientes que guardan los helados. Esos que Rocío y Beatriz Prendes elaboran en el obrador como buenas artesanas. En La Perica todo es natural: helados sin colorantes, sin aromas, sin conservantes porque “aquí el turrón es turrón” y no cualquier cosa parecida, insiste Rocío, la propietaria de la heladería.

Y mientras explica cómo se gestó esa idea que tenía desde hace años en la cabeza, Rocío da a probar cada una de sus creaciones. Y comienza el espectáculo de sabores con helados de hasta veinte sabores. “Trabajamos con materias primas de primera calidad y al tener muchos de frutas, la variedad se va ajustando al género de cada temporada”. Parada desde hace años para dedicarse a su familia, esta sevillana de El Viso del Alcor, decidió a lanzarse al mundo empresarial. Pero no de manera improvisada. “Le di muchas vueltas y me preparé para esto”. Estudió todo lo que pudo sobre el mundo de la heladería y se decidió a dar el paso.

La ubicación de su negocio le permitía, en todo caso, mantener esa conciliación laboral y familiar tan difícil de conseguir hoy en día para las mujeres, e igual de importante, estaba a una altura de la avenida de Cádiz donde no había un negocio de estas características.

Con lo que no contaba Rocío era con que tuviese a los primeros días a un prestigioso cliente. Ella ni siquiera se dio cuenta que era Ferrá Adriá el que pidió un helado de philadelphia con peras y ahora cuando lo cuenta se siente hasta un poco avergonzada. Pero la visita del chef coincidió con unos de los primeros días de apertura y “yo estaba totalmente concentrada en que fuese todo bien”.

Ese sabor es uno de los más demandados de una lista que combina helados más tradicionales, como chocolate, straciatella, fresa, con algunos más modernos como kinder bueno o cheescake de fresa y creaciones propias como el carapino, un helado de caramelo y nata, o el dama de Cádiz, un helado en honor del sarcófago fenicio de yema y cítricos. Perfecto para esta época.

En La Perica también hay batidos y granizadas –de limón y yogur- y los productos se venden en los clásicos cucuruchos, tarrinas y vasos de batido pero también en neveras y lecheras. Rocío, que en todo momento está pendiente de que el establecimiento esté impoluto dando muestras sin querer de su perfeccionismo, se siente muy orgullosa de que el sobrenombre con el que se conoce a su familia en su pueblo, los pericos, sea hoy ya una marca. Porque La Perica ha llegado para quedarse todo el año. “Nuestra intención es abrir en invierno y nuestros helados se adaptarán a los productos de cada época para que el cliente pueda degustar helados totalmente artesanales”.

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Vanessa Perondi

Periodista.

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