Cuando Manuel Cabrera Vílches cogió este negocio de la calle Nuestra Señora del Águila de Alcalá de Guadaíra (Sevilla), ya tenía 100 años. De ahí su nombre. Los orígenes de La Centenaria se remontan dos siglos atrás, fundada en 1860 por un montañés que puso un colmao para posteriormente hacerlo despacho de dulces. Allí comenzó a trabajar Manuel con tan solo 12 años.
45 años después, Jesús Cabrera Montero junto a su hermana y su hermano, contínuan el negocio familiar como segunda generación de los Cabrera. La Centenaria es, junto a La Campana de Sevilla, una de las confiterías más antiguas de la provincia. "Nuestras especialidades son el tocino de cielo y las tortas de Alcalá", afirma Jesús tras un mostrador repleto de dulces artesanales.
El obrador se encuentra dentro de la confitería, que está integrada por un patio central y dos salones, además de una fachada de ensueño hecha de azulejos diseñados por Recio del Rivero, de Casa Mensaque, para la Expo del 29 de Sevilla. "Están catalogados como bien de interés turístico y siguen conservándose tal y como se colocaron en su día", asegura uno de los hermanos Cabrera.
Son fechas señaladas para La Centenaria, pues en Semana Santa las tortas vuelan, así como sus deliciosas galletas fritas. "Tenemos producción diaria cien por cien artesanal y exclusiva para nuestros dos negocios", afirma Jesús en referencia a la otra confitería que tienen en el pueblo, regentada por su hermana. No tienen puntos de venta, así que para degustar sus exquisitos productos, el dulcero o la dulcera tendrá que pasear por el centro de Alcalá.
Tortas de Alcalá: "Cuando las pruebas, son adictivas"
¿Será por su forma, será su textura, la composición que tienen, serán las especias? Lo cierto es que "cuando las pruebas, son adictivas", asegura Jesús, mientras prepara algunas cajas para su clientela. En apariencia podrían asemejarse a las de aceite, pero no. "Estas están hechas con manteca, llevan canela, ajonjolí, matalauva, rayadura de limón y un poquito de anís", revela el regente. Y añade que "se trata de una torta muy finita y muy crujiente que cuando te la comes no te das ni cuenta"
La torta se ha puesto en valor en parte gracias a la creación de la Asociación de productores de torta de Alcalá, formada por unas ocho o nueve personas del pueblo. "Cada uno tiene su truco", advierte Jesús, quien asegura tener bastante clientela de Sevilla "porque antiguamente venía mucha gente a veranear aquí y la tradición de los dulces ha seguido tras generaciones".
En La Centenaria, más que un negocio son una familia –de sangre y escogida– ya que la mayoría de los 13 trabajadores llevan más de 30 años en la empresa. "Sin duda, forman parte de la familia", expresa Jesús con una foto antigua de la primera generación de la confitería.
Hace 12 años, gracias al Ayuntamiento y a Cajasol restauraron la fachada, que ya comenzaba a resentirse por el paso del tiempo. Sus paredes guardan el dulzor de miles de anécdotas, entre ellas, la de una conocida sevillana de rancio abolengo. "El mayordomo de la Duquesa de Alba venía a por los tocinos de cielo para ponerlos en las fiestas que montaba", revela Jesús señalando varios recipientes rebosantes de tan suculento dulce. No cabe duda de que los invitados de la del Palacio de Dueñas quedarían encantados.
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