Montilla, Jura, Douro, Valencia y, claro está, Jerez, son los protagonistas de las catas y presentaciones del día, pero se puede hacer una gira loca, un tanto disparatada.

Me he liado… No se puede ir a Vinoble solo una hora. La culpa es mía, ya lo sé… Montilla, Jura, Douro, Valencia y, claro está, Jerez, son los protagonistas de las catas y presentaciones del día, pero se puede hacer una gira loca, un tanto disparatada: una cata anárquica. Vivan las catas anárquicas.

Comienzo en el Consejo Regulador del Jerez, donde he quedado sobre la una de la tarde con un par de amigos, tomando un fino en rama de la casa portuense Gutiérrez Colosía (sí, la bodega donde al parecer comió el rey emérito Juan Carlos cuando asistió el otro día a Jerez para ver la corrida de José Tomás). El vino está bastante bien, desde luego, pero el cuerpo pide algo de más cuerpo (ya sé que se repite cuerpo, pero les recuerdo que ésta es la crónica de una cata anárquica) así que me dirijo a la zona del expositor del Consejo en la que se pueden degustar los vinos más viejos. Por allí aparece Carmen Romero y nos da a probar un amontillado que se llama ‘Conde de Aldama’, de la sanluqueña Yuste. Yo me dejo, claro. Uff… es un buen trago, desde luego, pero ya no puedes bajar, así que… ¿qué hacer? Cruzar el pasillo y dar una vuelta por Fundador (antiguas Domecq) y catar algo de Harveys. Allí nos enteramos de que la nueva propiedad –hay que recordar que hace unos meses la bodega fue adquirida por el magnate filipino Andrew Tan- quiere que Harveys concentre el esfuerzo vinatero del grupo, incluso en España, donde este nombre siempre ha tenido escasa presencia pese a su proyección mundial, mientras que Terry se identificará casi en exclusiva con el brandy. En fin, nuevas etiquetas, nuevas botellas e incluso nuevo formato para el vino de Jerez proveedor de la Casa Real británica. Pruebo dos vinos de la gama, digamos, normal –bien, claro- pero luego me dan a probar un palo cortado VORS. En fin… ¿Qué adjetivo hay por arriba de magnífico?

En lo que lo pienso bajamos a Estévez y me animo a dirigir una cata comparada de manzanilla ‘La Guita’ y manzanilla ‘La Guita’ en rama… Estamos refrescando, claro, pero pontifico un rato sobre los vinos en rama y, bueno no se me da mal. La ‘en rama’ de ‘La Guita’ tiene un color parecido al entrefino, con lo que me doy un poco de pisto. Una pequeña parada en Taylor para tomar un Oporto ‘vintage’ –uno de los pocos que hay- que no está nada mal, pero no pega con la hora el puntito dulzón que deja, así que nos damos una vuelta por el expositor de Armenia. Desgraciadamente, el señor ha decidido que las dos menos diez es una hora más que razonable para ir a papear en su país, así que nos quedamos sin probar una de las propuestas más exóticas del salón. Eso no significa que nos amilanemos, ni mucho menos, y vamos justo al lado, al lado de Armenia, que como todo el mundo sabe está Valencia. Allí probamos un espumoso que no sé muy bien si cumple las características que pide la cita, pero refrescar, refresca. Luego pido un moscatel que sea lo menos dulce posible y mis deseos son atendidos justo cuando una voz anuncia que son las dos y que el salón cierra sus puerta hasta la tarde…

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Jorge Miró

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