Desde los años 30 lleva instalado en la playa de la Casería de San Fernando un chiringuito que ofrece pescados frescos en un lugar idílico, rodeado de mar y romanticismo.

En el año 1934 abre en la playa de la Casería de Ossio de San Fernando una cantina para ofrecer servicios a los pescadores y bañistas de la zona. Entonces era la playa más visitada por los ciudadanos isleños, ya que la de Camposoto o Punta del Boquerón quedaban demasiado lejos. Por aquellos entonces, estaba formada por arena blanca y dorada, no teniendo nada que ver con el estado actual, siendo menos arenosa y con más fango. Esto se debe a la construcción del puente José León de Carranza a finales de los años 60.

La cimentación del mismo impide el paso de la arena y su regeneración natural por las mareas. Sin embargo, es inversamente proporcional la fama que ha ido atesorando el citado chiringuito que regentara el que posteriormente le diera nombre al lugar, el Titi. Luego pasó a manos de su hijo Bartolo y aquí ya se ganó el sobrenombre con el que se le conoce popularmente: Casa Bartolo. Actualmente, sus sobrinos Macarena y Fernando Muñoz son los que mantienen el barco a flote.  

Con los cimientos bañados por las olas que con calman van llegado hasta la playa, el bar ofrece lo mejor que tiene justo enfrente. Los pescados frescos dispuestos a ser cocinados en una plancha, con un chorreón de aceite y un puñado sal. ¿Y para qué más? Un ambiente distendido, con buen número de personal atendiendo con la gracia y el salero propio de la zona. No en vano, en este lugar son muchos los poetas, artistas y personajes de la farándula que van pasando para probar uno de los platos estrellas: el choco sucio. Se trata de un plato bien preparado de choco en su tinta troceado que hace las delicias de los visitantes.

Por ello no es de extrañar que este establecimiento esté en el tercer puesto del ranking de locales de San Fernando que realiza TripAdvisor. José Monge, Camarón, era un asiduo de los atardeceres de este lugar, porque si la comida, basada en fritura de pescados y a la plancha, no te deja satisfecho, el entorno se encarga del resto. Las vistas a la Bahía son un espectáculo, máxime a la hora en la que el sol se va apagando por entre los dos puentes de Cádiz, Carranza y La Pepa. Los astilleros y toda la Zona Franca completan el fondo del lienzo que se dibuja, siendo barquillas y gaviotas el primer plano donde se recrea el pintor.Pescados de estero, zapatillas de la Bahía, boquerones, sardinas, cazón, pulpo, puntillitas, pijotas, huevas, almejas, zamburiñas y cómo no, las célebres tortillas de camarones pueden ser puestas en las mesas de los comensales. Una mesas que se dividen hasta en seis zonas: en la entrada; en la playa de levante (cuando la marea lo permite); el salón comedor principal; otro salón posterior (pasando la barra y la cocina); una zona en el piso de arriba (con vistas a la Bahía); y la playita de poniente, pegada a las casitas de colores. Precisamente, es ese otro de los reclamos turísticos de la zona, casa hechas de latón que sirven para guardan los aperos de pesca y que están pintadas de rojo, naranja, azul y verde, otorgándole un pintoresco encanto al lugar.  La Cantina del Titi o Casa Bartolo, en los meses de verano, prepara un aliciente flamenco con el evento denominado Flamencos de Guardia, actuando cada semana cantaores y guitarristas amenizando las cenas. Un lugar para degustar los grandes manjares del mar, en la misma orilla de la playa de la Casería de Ossio.

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Luis Rossi

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