Las cosas van tan rápido que perdemos el contacto con la vida o con los lugares en los que nos encontramos. Si dejas de sorprenderte, dejas de vivir. En la provincia gaditana las sorpresas están en cada esquina de la Vida. Su mundo, en donde todo ocurrió, está saturado de historias. En ese espacio geográfico, encontramos lo que vemos, aunque mucho más interesante aún, es lo que no se ve.

 

¿Te imaginas que el infierno fuera un invento? Podemos demostrar su realidad. En Cádiz existió una de sus sucursales o franquicias. Quizás es el lugar más espeluznante en donde los haya. Sus paredes rezuman dolor, angustia, desesperación y muerte. En sus alrededores hay esparcidas innumerables fosas comunes.

 

Son Sombras negras de la Isla de San Fernando. Nos adentramos en el lado más oscuro de la isla gaditana, la parte en la que el ser humano enseña su peor cara.

 

Se ubica en un islote, entre los caños San Fernando y la Culebra. En el plano de 1743, de José Barnola, aparece ya como un edificio cimentado y construido en madera, ubicado en el centro del recinto del Arsenal.

 

El Presidio que conocemos por Cuatro Torres, al citado, es un proyecto de Juan Cevada, y la obra de construcción fue dirigida por Cipriano Autrant, terminándose en 1765. Lo constituyeron prisioneros de guerra, y de delitos, tanto políticos como comunes. El Penal suministraba mano de obra gratis con un abundante peonaje que es incrementado por los vagos, gitanos, judíos, masones y niños sin oficio, esto por ley.

 

Como si fuera poco, en el macabro historial del Penal de las Cuatro Torres sufrieron cautiverio represaliados por los golpistas de la Guerra Civil española del “36” y la posterior dictadura franquista. A muchos de esos presos se les asesinó mediante fusilamiento en sus alrededores, y los restos de estos fueron arrojados al caño La Jarcia o a alguna fosa común en las inmediaciones de las que nadie sabe y menos pregunta.

 

De todas las prisiones del mundo, existen fugados. El 13 de marzo de 1860 hay constancia de la fuga de Juan de la Cruz Ruiz, aprovechando un descuido durante la misa diaria que se celebraba en las obras; se le dio por desaparecido después de dos semanas de infructuosa búsqueda.

 

De este horroroso, lúgubre, oscuro, tétrico, siniestro lugar, se habla de ruidos, apariciones fantasmales, gritos y empujones inesperados a los visitantes, sin detectarse procedencia alguna.

 

Es visita obligada en San Fernando (Cádiz), para los investigadores y amantes de lo escabroso. En el Penal de las Cuatro Torres, la mente humana habita en un mundo de espejismos y tinieblas.

 

FUENTE: Ana Mª García, otros

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Eduardo Arboleda Ballén

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